Los otros Bolívar

Sábado, 03/04/2021 12:50 PM

Transitando por los caminos intrincados de la historia, descubrí que el apellido Bolívar no se extinguió en Santa Marta. Pude conocer por los buenos amigos el Lcdo. Franklin Brito y su esposa Milangela Bolívar Bolívar de Almeida, descendiente del héroe de América; que ahora es que la raza Bolívar da que hablar a la historia de nuestra Patria.

Era de imaginarse que de esa sangre tan fuerte que llevó el Libertador no solamente bullía en sus venas, que existieron otros Bolívar que fueron protagonistas de nuestra historia y que se quedaron guardados en los rincones de ella, que considero que se debe difundir ya que esas historias le hace a uno vibrar la sangre venezolana y nos produce un gran orgullo hacía nuestra mujeres y hombres próceres de diferentes etapas de la historia de Venezuela.

He disfrutado mucho conversando con estos amigos en donde en una vídeo conferencia me narraron parte de la historia de esa rama de los Bolívar que quizás no ha sido muy difundida, pero que creo que no puede ser del conocimiento de unos pocos.

Cada relato de los Bolívar huele a Venezuela, aroma a café cerrero, olor a ganado, a llanura bravía, a heroísmo, a nosotros; herederos de esa gran herencia que nos hace ser lo que somos, fuimos y seremos.

Varios días he estado en contacto con mis amigos y me han empapado de su historia y han colocado un sin número de acontecimientos de nuestra patria que ya conocía, muchos de ellos dormidos en mi memoria de historiador y escritor, eterno enamorado de lo nuestro y del legado de aquel caraqueño inmortal que fue Simón Bolívar.

Por mis amigos pude conocer de dónde viene su historia; la historia de los otros Bolívar, que es apasionante conocer; cada relato de ellos cabe en un best sellers que podría competir en el mejor de los términos con cualquier historia escritas en España, Italia, Inglaterra y los Estados Unidos, para citar algunos países que difunden la Novela Histórica.

Me narraron que su legado proviene de dos hombres, primos de nuestro Libertador, que llegaron desde Francia a Ciudad Bolívar desde la cuna de los Derechos del Hombre, como lo fue Francia.

Los dos jóvenes eran Crispulo y Bartolomé Bolívar, ellos venían con la intención de conocer sobre la vida de su pariente y a visitar unos familiares que se encuentran en Upata, pero Cupido se atraviesa y hace que Crispulo conozca a una joven de muy bella estampa, llamada Carmelita Herrera y quede prendada de ella.

Esta muchacha trastorna el corazón del joven Bolívar, de la misma manera que aquella María Teresa hechizó al joven Simón, deciden casarse. Carmelita era hija de un terrateniente de la zona, dueño del Hato Buena Vista.

En esta acción del joven Crispulo denota los genes apasionado de su primo, ya que no debía ser fácil para un hombre de corta edad, que venía de Francia, de la cuna de la civilización, tomar las riendas de posesiones agrícolas, muchas veces situadas en zonas bastante distantes de las costumbres y formas de vida de la Francia en donde había transcurrido su vida.

Crispulo y su joven esposa se radican en el Hato Buena Vista, donde nacerán sus hijos. Nuestro joven Romeo se convertirá en un "hombre de a caballo", "de soga y sabana", demostrando igual que su pariente que los genes Bolívar pare hombres recios.

El muchacho venido de Francia había nacido en el año de 1844 y su esposa Carmelita era 10 años menor. Con el tiempo el Hato Buena Vista fue poblado por diez nuevos Bolívares, entre ellos cuatro recios mocetones y cinco damitas.

Uno de ellos de nombre Simón Bolívar Herrera, sabiendo la responsabilidad de su estirpe que tiene sobre los hombros, decide ir a la Universidad y prepararse, sus padres en vez de desanimar al joven, lo alientan. Debo recordar que en esos tiempos no era muy común que un vástago de una familia de terratenientes fuese a estudiar a la capital desde una zona tan distante como lo era el oriente del país.

Pero la historia del tocayo del caraqueño inmortal no termina bien. Simón se pierde en el camino cuando se dirige a Caracas a la Universidad Central y nunca más se volvió a saber de su persona.

Hecho que no era nada extraño, personalmente el esposo de mi bisabuela desapareció en un viaje a Barinas a una de sus posesiones y se supuso que había sido tragado por una vaguada en la zona por donde tenía que pasar.

Esos viajes eran muy riesgosos, por la cantidad de partidas de bandoleros que dejaban los conflictos civiles, las balas perdidas en los múltiples enfrentamientos que se suscitaron en nuestra patria a finales de los siglos XIX y XX.

Cuentan mis amigos que un pariente de nombre Asdrúbal Agostini les narró que cuando trabajo en la Alcaldía de Anaco existía un militar de apellido Bolívar que señalaba que su abuelo era de los Bolívar de Upata, que explicaba que dirigiéndose a Caracas se había perdido y nunca supo cómo regresar, en unos tiempos donde los caminos casi no existían y representaban demasiado riesgo recorrerlos. Nunca pudieron confirmar esa versión ya que Agostini solamente vio a ese militar una vez.

Pero lo interesante de la historia de los otros Bolívar, no solamente demuestra la estirpe de sus hombres, también sus mujeres demostraron a pulso que la sangre bravía de los Bolívar no es monopolio de los caballeros, ya que existieron mujeres de "pelo en el pecho" y un ejemplo es Nerea Bolívar Herrera que había nacido en 1866 que tuvo una larga vida, falleciendo en el año de 1974 a la edad 104 años.

La descendiente de Simón Bolívar Palacios fue la más rebelde de los hijos del matrimonio Bolívar Herrera, mujer de recia estirpe y carácter altivo y altanero, cuentan que su comportamiento se debía a que como sus padres no dejaban que abandonara su casa para casarse con un general anticastrista llamado Pedro León, del cual tuvo un hijo.

Su padres preferían la deshonra de su hija por ser madre soltera; como era en esos tiempos; que se uniera a un hombre que le daría una vida llena de riesgos y sobresaltos, que significaba ser enemigo del "Cabito".

El Gral. Pedro León había sido llevado a la Rotunda, donde pasó varios años y todos sus bienes fueron confiscados como pasaba en esa época con los enemigos del régimen.

Milangela Bolívar Bolívar recuerda a su abuela Nerea como una mujer de carácter fuerte a la cual le tenía mucho respeto y temor por lo duro de su semblante.

Un hijo de ese "palo" de mujer llamado Pedro no podría menos de unirse a otra estirpe bravía como lo sería la de su esposa Martha, quien tenía de bisabuela a otra mujer fuera de serie como lo fue Brigida Vásquez que vino al mundo a finales del siglo XVIII, en 1798.

En esa época las mujeres eran sumisa y pasaban la vida esperando que sus padres le fijaran el hombre con el cual unirían sus vidas, pasando de una cárcel que era la casa paterna a la casa que les asignaba el esposo.

Brigida Vásquez no era de esa talla sumisa que esperaba que su padre o hermano mayor decidiera sobre su futuro, su historia relata que vivía en una plantación situada entre los dos estados llaneros Guarico y Apure.

La joven mujer seguramente viviría con hombres de recio carácter, que su palabra era ley, hombres que integraron las filas de centauros de Páez, Genaro Vásquez y el bravo Aramendi, aquellos hombres que doblegaron las huestes valerosas del español Morillo.

Hombres de soga y sabana, de personalidad fuerte, que no les importaba mucho la opinión de una mujer, pero Brigida a pesar del ambiente de esa época, era una mujer de genio explosivo, imposible de doblegar por ser de carácter rebelde, personalidad parecida a la de Petra Vasquez, pariente unos años después de quien Rómulo Gallegos se inspiró para crear el personaje Doña Bárbara.

A los 18 años su padre la compromete con un tal Coggiola, que era oriundo de la Guayana francesa, cosa que causa un gran disgusto en la joven por el color tostado de su piel, ya que para ese tiempo no había cesado la esclavitud y así pensaban los blancos criollos, pero el mentado francés era un comerciante adinerado ya que así obraban los padres para que sus hijas contaran con bienes de fortuna toda la vida.

La valerosa mujer le aterroriza el matrimonio con ese hombre y planea huir poniéndose de acuerdo con un empleado de su confianza para que le prepare un caballo para escapar, llevando vituallas para poder sobrevivir en esos llanos salvajes.

Esa decisión describe la personalidad de la dama, nada común para la época. No sería nada fácil la travesía que ella asumiría, pero era preferible a vivir con un hombre que nunca podría amar.

Cuando llega el día de la boda en la gran hacienda se da una colorida fiesta para celebrar el matrimonio, muchos vecinos de la hacienda, amigos de la familia se encuentran invitados dispuestos a brindar por la felicidad de la pareja.

El padre orgulloso recibe los invitados, bastante satisfecho por la beneficiosa unión de su hija con un hombre rico, que le daría una vida de princesa. Brigida piensa lo contrario y un recio caballo llanero la espera para la huida, seguramente con una buena provisión de comida y un arma de fuego de buen calibre con bastantes municiones, para el caso de tenerse que defender por los terribles territorios que le tocaría recorrer.

No olvidemos que esos llanos eran territorio de transito de diferentes cuadrillas de bandidos, resultado de los múltiples conflictos que se daban en nuestra Patria.

La dama huye, pero no será nada fácil para ella. Para la travesía va vestida de hombre, enfrentando miles de peligros de las llanuras preferible para ella, que tener que ser una sumisa esposa ante un hombre que desprecia.

En varios días de travesía, solamente acompañado de un empleado de confianza llega a una población llamado Uracoa, que había sido fundada entre los años de 1784 y 1785, en donde se hospedo en casa de una familia pero para poder mantenerse debe vender primero su caballo y luego su silla.

Al trascurrir el tiempo conocería al General Juan Antonio Sotillo que fue un guerrero de nuestras guerras federales, hombre bragado de "tabaco en la vejiga" que conquisto el corazón de hierro de la brava mujer llanera.

Sotillo que vivió entre los años de 1790 hasta 1874 había peleado en la guerra de independencia en la caballería de los hermanos Monagas, fue jefe militar de las provincias de Barcelona en 1833 y en Apure en 1849, combatió con José Laurencio Silva en Guárico contra el alzamiento de Páez en 1849.

El soldado oriental le tocó combatir el alzamiento contra José G. Monagas en 1853, tocándole exilarse al ser derrocado José Tadeo en 1858. Un año después se une a la causa federalista.

El destacado guerrero tendrá tiempo para amar a nuestra dama llanera, a pesar de toda su actividad bélica quien estará con ella hasta donde le permita su actividad política y militar, pero muere alejado de ella con su primera familia.

La vida rendiría a Brigida Vásquez y debido a encontrarse sola se deja morir, cansada quizás de luchar contra las adversidades que no habían logrado vencerla.

Así ha sido la historia de esa raza bravía, de hombres y mujeres valientes que se erigieron cual titanes en una Venezuela nada fácil, de ellos somos herederos, de esa tremenda casta de próceres y revolucionarios nos legó el claro orgullo de ser venezolanos y venezolanos, de carácter bravío que nos ha hecho poder salir airosos de cualquier prueba que nos pida nuestra patria, la cuna del orgullo de América aquel hombre llamado Simón Antonio.

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