(periodo colonial)

La calidad e importancia histórica del cacao merideño

Domingo, 11/04/2021 07:47 AM




El cacao es una especie vegetal que forma parte del paisaje y de la historia de Mérida desde tiempo inmemorial, en especial de lo que se conoce en el presente como sur del Lago de Maracaibo, aún antes de que los indígenas ocuparan progresivamente distintos espacios. Luego los naturales conocieron la planta (árbol), empezaron a cultivarla y utilizaron su fruto para alimentarse, mediante una bebida conocida como chorote, y para realizar ceremonias o rituales por medio de la incineración de la grasa del mismo. También pudieron haber intercambiado cacao por otros alimentos o rubros con aborígenes de diversas partes de “Mérida” y de “Venezuela”.

Ahora bien, los antiguos pobladores de “Mérida” primero, y luego sus descendientes y los colonizadores españoles, tuvieron el honor de disfrutar de un cacao de alta calidad originario del Sur del Lago de Maracaibo y sus alrededores, en particular de una variedad conocida como Porcelana, que según expertos ha sido una de las mejores a escala mundial por presentar un sabor, una textura y un aroma especiales, y por tanto ha sido ampliamente codiciada hasta nuestros días por empresas chocolateras de Venezuela y más allá:

“Cacao Porcelana, buscado por su excelente sabor y aroma"

A esta afirmación se le suma la del historiador Luís Alberto Ramírez en su artículo ‘El cultivo del cacao venezolano a partir de Maruma’, señalando que ‘las primeras áreas de propagación del cultivo del cacao en el Sur del Lago de Maracaibo se ubicaron adyacentes a la riada del Chirurí, en Maruma, donde los peninsulares hallaron los espléndidos cacahuales, que mostraban sus follajes y frutos con sorprendente exuberancia’.

Vientre del Cacao Criollo Porcelana

Más allá de ser la cuna del cacao en Venezuela, Sur del Lago se caracteriza por ser la única región en el mundo donde se produce y se cosecha el codiciado Cacao Criollo Porcelana, una especie de variedad de cacao criollo reconocido mundialmente por sus propiedades organolépticas. De esta manera lo asegura la ingeniera Iraima Chacón, cuando expone que el aroma, el sabor y la textura del Porcelana son completamente diferentes a las demás variedades de cacao en todo el planeta.

‘Sabe a panela, a malta, a dulce, y es muy aromático. Está considerado por su calidad extrafina y es el favorito por todos los chocolateros a nivel mundial. Se caracteriza también porque su corteza es muy delgada y suave, sus almendras son grandes y el color de su semilla varía de uno blanco mate como el porcelana, a colores cremas y rosados. De allí viene su nombre. A los rosados los llamamos blanco segregado, porque la almendra en el centro es blanca y en los bordes presenta una coloración rosada o violeta claro’, explica la experta” https://vivaelcacao.com/sur-del-lago-la-cuna-del-mejor-cacao-del-mundo/

Es tal la calidad del cacao del sur del Lago de Maracaibo, específicamente del Porcelana, que durante el periodo colonial los criollos de Mérida establecieron su comercio con fines de lucro y notaron que su demanda crecía incluso fuera de la provincia merideña. Entonces alrededor de este fruto surgió un importante negocio, en el que incluso se involucró la Iglesia Católica, que llegó a ser propietaria de estancias cacaoteras con mano de obra esclava y beneficiaria de importantes ingresos gracias a la venta del cacao. De manera que el comercio del cacao llegó a ser uno de los pilares de la economía colonial en la provincia de Mérida, vinculando a la élite local con los europeos, por ejemplo. A estos últimos les fascinaba los chocolates derivados del cacao merideño, consumidos como bebida, dulces y productos de pastelería.

A continuación se citan unos comentarios que evidencian la importancia del cacao para la economía colonial del sur de la laguna de Maracaibo y el resto de la jurisdicción merideña:

“En esas tierras cálidas y húmedas y en otros valles merideños, establecieron los vecinos y otras órdenes religiosas, entre las que destacan los jesuitas, importantes arboledas de cacao (…)

La producción cacaotera obtenida, particularmente con el concurso de la mano de obra esclava, era llevada periódicamente al puerto donde se embarcaba con destino a Nueva España y a la Metrópoli o bien se comerciaba en las conocidas ferias de Gibraltar, las que también tuvo Maracaibo (…)

Además, don Jerónimo Izarra se comprometió a pagar cien pesos en término de cuatro años y medio y a sembrar dos mil árboles de cacao en la tierra traspasada a los jesuitas (…) En esta propiedad, los jesuitas impulsaron el cultivo del cacao con miras a exportarlo, sobre todo a la ciudad de Veracruz (México); negocio que les proporcionó los mayores ingresos al Colegio, por tratarse de un producto muy apreciado en los mercados de otras provincias coloniales y de Europa.

La Corona estimuló el cultivo de cacao al exonerar a sus productores del impuesto del almojarifazgo durante la primera mitad del siglo XVII”. Samudio, Edda, “El Colegio San Francisco Javier en el contexto de la Mérida Colonial”, en El Colegio San Francisco Javier en la Mérida Colonial. Germen histórico de la Universidad de Los Andes. Mérida: Universidad de Los Andes; Ediciones del Rectorado, vol. I, tomo I, pp. 108, 153, 2003.

www.rubenhernandezhistoriademerida.blogspot.com

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