Parte XII

Reminiscencias de la historia venezolana

Domingo, 06/06/2021 10:56 AM

Primeras insurrecciones de los Jirajaras en la Sierra de Coro, el repliegue de los Ayamanes, Ana Soto y la resistencia Gayón en territorios del hoy Estado Lara.

Como ya señalamos en la anterior entrega, el Gran Cacique Guaicaipuro llegó a unir a todos los caciques y su respectivos pueblos del centro del país, manteniendo en permanente zozobra a los españoles, a quienes derrotó en varias oportunidades, pero esas acciones, a pesar de están escritas por connotados historiadores e investigadores, han sido muy poco difundidas en la historiografía considerada oficial, de manera intencional; han sido rezagadas al conocimiento colectivo, siendo prácticamente desconocidas, por lo que nos toca a los escribidores insurgentes, desempolvarlas y darla conocer al público, y a la vez interpretarlas, a través de los diferentes mecanismos tecnológicos de información y formación actuales.

Mientras esta lucha por la defensa de los pueblos aborígenes se desarrollaba en el centro del país, los nativos de la región occidental se mantenían en permanente intransigencia ante el acoso de las tropas europeas, sobre todo en los pueblos de la Sierra de Coro, desde el inicio de la conquista en Venezuela; Según la fuente "Cabure En Hojas De Caipo", nos encontramos el siguiente relato que nos documenta sobre el inicio de la lucha guerrillera ejecutada por los aborígenes de la Sierra de Coro, contra los conquistadores y colonizadores, según Elba Medina:

"Por los años 1.532; (…) Don Marcos Bacoa, perteneciente al pueblo Jirajara (…) Se hizo llamar por quienes le siguieron "El Cacique de Cabure", conformándose así la tribu "Cahure". Promovió el primer alzamiento en la sierra de Coro contra los colonizadores desde lo que hoy son predios de la población de Cabure, motivo por el cual se le llamó el precursor de la guerra de guerrillas en Venezuela (…) Esa sublevación que dio lugar a la guerra de guerrillas comandada y muy bien ejecutada por su precursor Marcos Bacoa y sus doscientos hombres, permite mostrarle a los falconianos y falconianas cuan digno escenario ha sabido merecer la sierra zona sur del estado Falcón y más Cabure, tierra de Cahures. Narración tomada de: "Cabure En Hojas De Caipo". Marcos Bacoa "El Cacique de Cabure" Una Historia Ancestral Que Marca Nuestros Origenes... de Elba Medina. 2008.

Desde 1530, los Ayamanes, que ocupaban todo el territorio del hoy Municipio Urdaneta y el territorio sur del Estado Falcón; los jirajaras que ocupaban la Sierra coriana son asediados y atacados constantemente por ser sus territorios paso obligado, por donde transitaban los europeos, para la conquista del centro del país, los Andes y parte del Territorio de la Nueva Granada (hoy Colombia), estos pueblos que cohabitaban en esta muy extensas comarcas, fueron avasallados permanentemente, hasta llegar a su extinción, por abandono de sus habitantes, para evadir la terrible represión de los españoles o por la propia acción criminal de estos cristianos, que los exterminaron sistemáticamente de diversas formas. Hill Peña, citado por Beaujon apunta que:

"En 1532, surge en la serranía coriana, un movimiento político de ejecución guerrera, exclusivamente indígena, acaudillada por el cacique de Cabure, Don Marcos Bacoa, quien inconforme con la política pacifista de su sobrino el Diao Don Martín Manaure, y enfurecido por los atropellos infringidos a su raza por los intrusos gobernadores alemanes, se levantó en armas, "armas de los indios": macanas flechas y la astucia, con el fin de humanizar el gobierno regido por agentes de los Weser y restaurar el régimen aborigen, ya que la violación del pacto Ampíes-Manaure implicaba la guerra para imponer por la fuerza lo que era imposible conseguir por la paz". (Pág. 135).

Los Ayamanes no les quedó otra alternativa para salvar sus vidas, que replegarse en resistencia, a las montañas de Moroturo, Parupano, Matatere, Macuere, El Juzal, Cueriye, Parariye y otros sitios alejados de la influencia de los cristianos y desde allí seguir practicando y sosteniendo sus milenarias tradiciones culturales y religiosas, que hasta el día de hoy se mantienen entre sus descendientes, en estos mismos sitios, que he citado. Y en cuanto a los Jirajaras de la Sierra de Coro, que fue una de las etnias vernáculas, que resistió en combate abierto y decidido, en contra de los invasores, en diversos sitios del territorio venezolano por alrededor de cien años, Beaujon, anota en su obra: "Historia del Estado Falcón" 1982, al referirse a la rebelión de los Jirajaras:

En 1542, en la ciudad de Coro, despoblada porque sus hombres habían sido enrolados en las expediciones de los colonizadores, estuvo a punto de ser invadida por tres o cuatro mil indios que protestaban por las maldades de Gobierno español que regía D. Enrique Rembolt, quien acudió a los servicios del protector de los indios, Doctor Pedro M. Chirinos Campuzano, y el que logró transformar la invasión bélica en una pacífica visita a la ciudad de Coro. (Pág. 137).

Los Jirajaras, al profundizarse la guerra de exterminio por parte de los conquistadores, se van replegando en combate, hasta las serranías de Nirgua, donde se mantuvieron en suspenso a los españoles, por varios años, en el intento por la conquista del centro. De igual manera los gayones al mando de la Guerrera Ana Soto, que desde muy joven se enroló como gran guerrera al frente de los pueblos Gayones y Cámagos, en una lucha de resistencia a muerte, que duró alrededor de 50 años, lucha que los colonizadores creyeron finalizada con el asesinato de esta gran Jefa Guerrera, aplicándole el suplicio del empalamiento en la ciudad de Barquisimeto.

Para recordar y escenificar literalmente la admirable acción combativa de la Guerrera Ana Soto, he tomado de un folleto titulado: "Ana Soto heroína indómita del territorio Gayon", un relato del periodista Germán Antonio Roldan, quien en vida fuera cronista del pueblo de Bobare, donde nos deja los siguientes apuntes:

Los campos estaban ensangrentados, los ríos Urama, Tuy, Juri-Jurí, El Tocuyo y los Ojos de Agua, coloreaban sus aguas; en las lagunas veraneras flotaban los cuerpos destrozados por la hueste extranjera. Aquella conquista fue salvaje, y aún hoy, se escuchan los gritos lastimeros de las víctimas inocentes.

Desde pequeña, "ANA" (nombre indígena-gayón, que podía significar Anasoli o Luz del Campo) sus días de juegos se convirtieron en tormentos; en terror. Impávida miraba el cruel asesinato de sus padres, sus hermanos y sus amigos de las tribus, destrozados de la forma más inhumana, colgados de los árboles o amarrados de los pies a la cola de un caballo para arrastrar a los valerosos cuerpos de los gayones, quienes pagaban con sus vidas esta lucha por la defensa de sus costumbres, el derecho a vivir en su territorio, la defensa étnica, culturales, productivas, su identidad, (…) Estas macabras escenas crea odio y sed de venganza en el corazón de aquella indiecita que veía todo; su mente revolucionaria. Se hace guerrera en las montañas de sus padres, (…) A la edad de 12 años a los más, convida a los nativos, y en lengua gayón habla de lo que estaba ocurriendo en su entorno, (…) Muchos subieron, con ANA SOTO, a las intrincadas y tupidas montañas buscando la sobrevivencia.

120 años después de la llegada de los europeos a esas tierras conocidas ahora como Venezuela (1498) cometieron los más espantosos crímenes, peores que las hornallas sangrientas de la conquista inicial para el sometimiento de los nativos asentados en aquella tierra feraz donde habían etnias pacíficas y beligerantes otras. Allí en territorio gayón y cámago, hoy conocidas como tierras larenses, apareció "ANA SOTO" (1618) convertida en Cacica vengadora, la defensora de los cursos de agua y su cultura, seguida por el Cacique Pedro Monges, quien era su esposo y la temible india Leonor, sobrina de "ANA", forma a su alrededor más de 2.000 bravos defensores, valientes todos, y emprendieron bajo la tutela de la guerrera indomable, la continuación de la lucha abierta por extraordinarios caciques, como: Guaicaipuro, Tiuna, Terepaima, entre otros, que entregaron sus vidas por la defensa de la patria insipiente para entonces.

Para entonces las tropas foráneas, habían dezmado prácticamente las naciones indígenas, quedando focos rezagados ocultos en bosques, cuevas y montañas para evitar correr con la misma suerte de sus hermanos de sangre. Aunado a esto, (…) las enfermedades y los trabajos forzados a que eran sometidos por los españoles en minas, labores agrícolas, tratados como bestias de carga, liquidaron naciones enteras.

Ante la resistencia guerrera de ANA SOTO, y esos gayones, resolvió el Rey nombrar al Lugarteniente de gobernador y Capitán General de Barquisimeto, a Francisco de Guinea y Mojica, defensor de los intereses de la Corona Española, como comisionado en 1668, para pacificar y castigar a los patriotas Gayones y Cámagos, "que se habían alzado" contra la voluntad de la opresora España.

Entre 1618 a 1668, los aborígenes pelearon gallardamente en defensa de sus tierras, sus ríos, sus cursos de agua, sus montañas, sus bosques, sus costumbres, sin dar tegua a los vasallos del Rey. (…) el vasallaje, reunió varias compañías prevenidas de armas, municiones y bastimentos suficientes, para lo que sería una larga guerra, como en realidad fue, puesto que durante cinco meses, la intrépida jefa de los Gayones, ANA SOTO, junto al Cacique Pedro Monges y la temible india Leonor, impusieron férrea resistencia apoyados por el arrojo de los hombres y mujeres de la gloriosa Nación Gayón.

La caballería apoyada por la artillería española subiendo a elevadas montañas, fue cercando, entre cerro y cerro, el campo de batalla, cerrando la retirada. Muchos lograron escapar por sendas sólo conocidas por los indios, no así ANA SOTO, quien hasta agotársele las flechas se mantuvo firme. Ella y unos 200 guerreros apresados recibieron lanzadas atravesando sus cuerpos ocasionándoles la muerte, formando pilkones de cadáveres. Trozos de sus cuerpos eran colgados de las ramas de los árboles, mientras que la sublime ANA SOTO, la heroína de todos los tiempos, fue llevada a Barquisimeto donde fue empalada como terrible castigo por haber luchado por los derechos del pueblo; así como la inquisición lo hizo con JUANA DE ARCO.

El asesinato de la Guerrera Ana Soto por parte de los españoles, no melló el filo combativo de los gayones, estos continuaron su lucha por largo tiempo, que hoy podemos decir que todavía esa lucha se mantiene en el ceno del pueblo larense, combativo y revolucionario. Sobre este mismo tema histórico, Vargas-Arenas y Sanojas, anotan que:

Para finales del siglo XVII, extensas áreas del noreste de Venezuela permanecían todavía habitadas por comunidades indígenas de tradición caquetía (de filiación lingüística arawaka), relativamente independientes, pertenecientes a las etnias gayón, ayamán y jirajaras, ubicadas en las serranías de los actuales estados Lara y Falcón, en localidades tales como Churuguara, Baragua, Matatere, Bobare y Siquisique, (…). Una lectura geohistórica: hacia la construcción del estado popular comunal, 2012. (Pág. 79)

Fue intensa la lucha aborigen en Venezuela. Los nativos no aceptaron la dominación pasivamente, el conquistador, colonizador le costó mucho esfuerzo, para lograr el doblegamiento de esos pueblos naturales, tuvieron que imponer los métodos más inhumanos de opresión y represión para poder lograr la consolidación del sistema de gobierno español, Gustavo Pereira en "Historias del Paraíso" anota que:

"Hasta la postrimerías del siglo XVIII registran las crónicas levantamientos indígenas en territorio venezolano. En esta etapa de la colonización, ya cimentado el poder invasor, el medio más común de oponerse a la servidumbre es la fuga individual o colectiva, pero la rebelión armada ha logrado en ocasiones triunfos rotundos, aunque parciales, como en el caso de los gayones".

Hoy podemos decir que la resistencia aborigen no ha terminado, aún está presente en los pueblos que hoy resisten en las calles, desafiando las pretensiones imperiales de dominación neocolonial, como los actos masivos de protesta popular, que podemos observar, en los actuales momentos en Colombia, cuya respuesta oficial ha sido la represión y el asesinato a los manifestantes; otro ejemplo ha sido la resistencia del pueblo Chileno en demanda de una verdadera democracia del pueblo y para el pueblo, al anotarse una Asamblea Constituyente para crear una Constitución democrática que derogue la vetusta Constitución pinochetista. Y qué decir del pueblo de Venezuela que, heroicamente ha resistido ante la arremetida del gobierno imperial de los Estados Unidos de Norteamérica y personeros de la oposición radical venezolana, que han clamado por el sometimiento del pueblo, imponiéndonos una crisis como sacrificio sistemático, cuya respuesta popular ha sido resistir, por encima de las más fatales dificultades que nos ha impuesto el sistema capitalista, con la descabellada idea de querer volver a convertirnos en colonia y en su patio trasero; lo que jamás aceptaremos como herederos del valor y la audacia de los grandes jefes conductores de los pueblos originarios que ofrendaron la vida, por defender nuestro suelo, nuestras costumbres y nuestros recursos naturales. ¡Hasta la Próxima entrega!

 

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