El periodista Juancho Marcano, en vista de la lluvia, escampaba en una silla del garaje, viendo y leyendo textos en las redes sociales a través de su celular. El perro Pipo, que estaba echado cerca de él, se levantó, caminó y se puso a observar el aguacero más de cerca, y ahí pensó: "¿Dónde dormirán mis hermanos que viven en la calle, por no tener un hogar, cuando está lloviendo? ¿Cómo quisiera ayudarlos a todos? Pero en verdad no puedo, si no lo hiciera con mucho gusto, pues debe ser la idea que entre animales ayudarnos todos para sobrellevar una vida mejor y así poder vivir más feliz.
En estos momentos yo tengo que darle gracias a Dios que conseguí un dueño como Juancho Marcano, que me trata como debe ser; es más, para él no soy un ser del reino animal, sino un humano, y por eso comparte lo que ha de compartir conmigo, sin egoísmo: igual tengo que decir de su esposa María, quien es más cariñosa y me hace muchos mimos cuando vengo del conuco y me pregunta siempre cómo me fue.
Por tal motivo aparte de nuestra naturaleza noble y fiel, tenemos que ser agradecidos y leales siempre, porque la traición y la infidelidad no va con nosotros, más bien somos ejemplo del amigo fiel a través de toda nuestra historia, es decir desde que el mundo es mundo.
Nosotros, tengo que recalcar, somos seres que sentimos, tanto amor como dolor, y por tanto no nos deben maltratar en ningún momento, ni gritar, sino que en dado caso no entendimos o involuntariamente hacemos algo que no es debido, se nos debe regañar a través de palabras y nosotros entenderemos y no volverá a suceder. Porque nosotros vinimos a este mundo no sólo a ser el mejor amigo del hombre, sino hacer fiel y leal, y cuidarlo de todo aquel peligro que lo acecha y que uno puede evitarlo.
Pero volviendo al principio, tengo que volver a pensar en ¿donde duermen o se guarecen mis hermanos que viven en la calle cuando llueve? La verdad que no sé, pero pido a Dios que los proteja y los cuide y que los hombres buenos, que los hay, les brinden un hogar como debe ser".
Pipo, dijo esto y se aceró a Juancho Marcano, que seguía viendo su celular, esperando que calmara la lluvia.