Soooy un negrito fullero/ orgulloso y por demás/ soy en el amor audaz/ buen amigo y parrandero/… el periodista Juancho Marcano, escuchó la letra de la gaita por la emisora comunitaria y empezó a tararearla, observando el bello mantel rojo que el pincel del chubasco había pintado sobre las ixoras.
El perro Pipo que observaba una tortola que cantaba al son de las chicharras, al notar la actitud del reportero, no titubeó y preguntó:
- ¿Por qué tan contento Juancho?
El periodista siguió cantando, como para no perder el tono, y luego le respondió a su perro: "Sucede, amigo Pipo, que al escuchar esa canción, que conocemos como gaita, uno siente que ya el aire decembrino está aquí, y ese mes, sin duda alguna, es el mejor del año, independientemente de la situación o circunstancia que se pueda estar atravesando en la sociedad, pues las personas de una u otra manera se entusiasman y se alegran y se visten con el traje de la esperanza para recibir el año nuevo con la fe de que todo va a ser mejor que en el año viejo".
- ¿Pero no te dará nostalgia Juancho los diciembres pasados?
El reportero antes de contestar, pensó y hasta regresó la cinta de su vida al pasado, pero después volvió al presente y dijo: "Te digo Pipo, que, aunque el vino de la nostalgia me embriague de los mejores y más bellos recuerdos, no quiero que la melancolía sea un puñal que me entierre la tristeza en las entrañas, quiero ver hacia el futuro y pensar que vendrán tiempos mejores y que ya esas épocas pasaron y se vivieron y se gozaron y que más nunca volverán y que solo de éllas quedará la añoranza, pero que no la convirtamos en motivo de tristeza, sino al contrario, seguir escribiendo hojas alegres en el libro de la vida, porque al fin y al cabo, eso es lo que nos podemos llevar hacia otra dimensión.
"Ven acá, trigueña hermosa/ ayúdanos a cantar/ esta gaita popular/ ahora que está sabrosa, que esta sabrosa… Sonó esta otra canción y Juancho como buen amante de la gaita, se sabía la letra y también la empezó a tararear con mucha alegría, mientras que Pipo, dándose cuenta del regocijo del periodista, lo dejó quieto y no quiso hacer más pregunta, y se echó cerca de él, para celebrar su gozo.