Lo que antes fuimos e hicimos y lo que ahora somos. ¡A qué no me conoces!

Jueves, 09/06/2022 03:51 PM

Antes, tuvimos un sueño, por el cual entregamos hasta nuestro futuro y nos jugamos la vida. Creímos que en nuestras manos estaba el destino de la humanidad toda, cuando no sabíamos siquiera cómo enrumbar correctamente nuestra propia vida personal. Y eso, a esta altura de la historia de la humanidad toda y la propia nuestra, lo creemos como pornográfico y derivado de una subcultura, como esa de los "magos", "adivinos" y hasta "brujos" que juegan con el destino de la gente y, en veces, de toda la gente.

Y no es que nuestro sueño no siga siendo lindo y realizable, en algún momento del "crecimiento" de la humanidad toda y particularmente en nuestro espacio, sino que siempre hicimos las cosas mal, como creer que el mundo funciona como uno disponga y la sociedad es un lego hasta falso, donde uno reelabora las piezas para que entren a nuestro gusto. Y esto, si uno es justo y hasta amplio al darle valor a palabras y gestos, tiene mucho de pornografía. Pues si es pornográfico masturbase en público y esto hemos venido haciendo por años y hasta gozosos, no por el acto mismo, sino por jurar a todos los santos que es valedero nuestro proceder, siendo eso a todas luces detestable.

Las más humilde de las palabras o gestos, asumen significados distintos en razón del espacio, tiempo, orador que las pronuncia o ejecuta y público, según lo aprendimos de Eduardo Crema.

Quienes tuvimos la suerte de ver con toda libertad, sin restricciones puritanas de consumo interno, la hermosa obra fílmica "Hermano Sol, Hermana Luna", del cineasta italiano Franco Zeffirelli en 1972, pudimos maravillarnos ante la fuerza poética de la escena donde Francisco de Asís, se descubre totalmente de sus ropas frente la multitud y las entrega a su padre, simbolizando con ello un acto de renuncia a su vida pasada y a sus vínculos con quien se denuncia ante él como un avaro, ladrón y miserable comerciante que se enriquecía en medio de los sacrificios, de las luchas de los cruzados y de la explotación inhumana a que sometía a sus trabajadores.

La desnudez de Francisco de Asís, lejos de ser un acto pornográfico, es para las almas sensibles, una imagen política que define una nueva toma de conciencia en torno a la vida y al ser humano. Quien vea en ello un acto obsceno, es sencillamente un aberrado mental.

Cualquier aventurero censor es que mutile el lunfardo y las palabras "gruesas" o mejor coloquiales en la obra de Gabriel García Márquez (dicho sea de paso uno de los mejores escritores en lengua castellana), le restaría vida y fuerza a sus personajes. Este autor, como Carlos Fuentes, o el mismo Mario Vargas Llosa, se limitan a recoger el pensamiento, el sentir genuino de nuestro pueblo marginado y explotado y le hacen decir las cosas con su propio lenguaje. Gústele o no a los engreídos o fatuos, ese es el lenguaje del pueblo, el lenguaje que hablamos cuando somos auténticos y sinceros y el que hablarán nuestros hijos cuando pisen sobre su tierra absoluta.

Esos críticos, un tanto acartonados, desinformados o quizás un tanto añejos, no dudarían en enviar al cesto de la basura a Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre, Julio Cortázar y, bueno a Henry Miller y a nuestro Antonio Arriaz, les quitarían la cabeza. Un narrador exquisito, interesante, incisivo, emotivo como Henry Barbuse, sería enviado a las hogueras del fascismo que vuelve del pasado.

Que se califique alegremente como subcultura pornográfica, un desnudo o el uso de un lenguaje agresivo al oído "demasiado exquisito" de algún personaje y tener que admitirlo, implicaría aceptar que nos movemos en un mismo espacio pero en tiempos diferentes.

Hoy, uno sólo no se ruboriza de ver enviar el talento a las hogueras y así se han quemado obras de Marx, Engels, Paul Barán, Paul Swezzy, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Sartre; además a dramaturgos como Berttold Brecht y también al pacífico Ionesco. Ayer Franco condujo a la muerte a representantes de una "subcultura", según el juicio de los demandantes y jueces de la nueva inquisición, entre ellos a Federico García Lorca y Miguel Hernández.

Días antes de morir, encerró en la prisión de Carabanchel a Alfonso Sastre, buen dramaturgo, por emitir juicios "obscenos" contra la sociedad española. Mientras que ahora, sus herederos, pretenden ignorar y dejar pasar desapercibidos, los actos aberrantes y la mal disimulada corrupción del Emérito rey, a quien todavía, pese su cinismo, le rinden pleitesía.

Por eso, nunca olvidaremos la lección de inteligencia de Charles de Gaulle, quien respondió a quienes le presionaban para que arrestase a Jean Paul Sartre, por opinar en favor de Argelia y su pueblo que luchaba heroicamente por su independencia, "imposible, detener a Sartre, sería detener a Francia".

No obstante, los puritanos, los gladiadores de las buenas costumbres, deponen sus principios frente a la libre empresa pornográfica, hija esta de la libertad empresarial. ¿Por qué no se prohíbe la pornografía televisada de un alcance gigantesco que penetra libremente en nuestros hogares? ¿Por qué se permite una programación que estimula el incesto y el narcisismo? ¿Por qué no se ilegaliza una programación televisada destinada a hacer de nuestros niños unos monstruos? ¿Por qué no se eliminan programas donde se dictan cátedras de maldad, chismografía y se
inculcan valores nocivos a la condición humana? ¿Por qué se admite la difusión de novelas donde los personajes no tienen otro interés o motivación que hacer daño? ¿Por qué no se declaran pornográficas las campañas publicitarias donde se usa el sexo para estimular el consumo del producto que se aspira vender? ¿Por qué no se declara pornográfica la valoración, promovida por distintos medios, de la mujer mercancía, cuando hasta para narrar noticias se ponen por delante aquellos valores?

Y…..¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando esa vulgar actuación pornográfica que hiere la sensibilidad patriótica, valores nacionales, civiles y hasta la condición humana en valores muy sensibles y exquisitos como la que encarna Guaidó?

Y se pasa por alto la propaganda de la mujer mercancía, que en nuestra televisión es abundante; mientras se oficializa un discurso feminista y se "intenta", mediante el mismo, colocar a la mujer supuestamente en el justo espacio que le corresponde. Pero al mismo tiempo se bloquea, como que casi se ilegalizan, espacios o medios por el sólo hecho de hacerse portador de opiniones distintas, ¿Hay en todo eso simples contradicciones o hipocresía?

¿Sabemos realmente lo que es cultura? ¿Tenemos noción exacta de lo que es pornografía? ¿No es cierto que cada clase tiene sus propias manifestaciones culturales? ¿No será por eso que no nos entendemos?

¿El nuevoriquismo, sobre todo ese que nace de la corrupción, el chantaje y el aprovechamiento, es pornografía o no? ¿Es sólo un asunto de moral, según la lente con que se le mire? ¿Hay alguna relación entre pornografía e hipocresía?

¿No es pornográfico haber sido antes una cosa, luchado por unos valores y por esos vaivenes de la vida o motivos hasta por uno causados, como no saber haber andado los caminos, perdida la ruta, terminar siendo otros y lo que es peor, intentar convencer a la gente y hasta a uno mismo, para tranquilizar la conciencia, que vamos bien?

¿No es pornográfico despojarnos de nuestras ropas, las que nos corresponden por lo que fuimos, estamos obligados a ser y vestirnos con otras para disfrazarnos y llevar una vida nueva? ¿Y hasta ir por la vida diciéndole a todo aquel que se nos atraviese, sobre todo viejos conocidos "a qué no me conoces"?

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