Antes de la partida física de Luis Suárez, ya José Guerra, es decir, Chachata, andaba en una de experimentación y renovación con Los Guaraguao. "Claro, mi hermana, es que Luis se fue para su conuco y anda en otra vaina, válida, mi hermana, pero quedamos como medio cojos. Es cierto que de nacimiento fuimos y somos tres, pero sin Luis la cosa es otra"
Y fuimos a ver a Los Guaraguao en La Estancia, y menuda sorpresa cuando Chachata, el monumental baterista, sacó su trombón a mitad de concierto y dale pa’ allá. Na guará. "Claro, mi negra yo no voy a permitir vacíos en el grupo y ya desempolvé mi mandolina, por si hace falta".
Pues bien, déjenme decirles que los dos bateristas con más años al frente de sus instrumentos en Venezuela ( y no sé si en el mundo) son Chachata y Néstor Blanco, baterista de "Un, dos, tres y fuera". Ambos tienen más de cincuenta años ahí, pedaleando baterías por la Patria y su música.
Néstor se está recuperando en Guatire de serias dolencias a las que plantó su valentía, y Chachata está nada menos que en Honduras, la de Xiomara Castro de Zelaya profundizando lazos junto al grupo, Los Guaraguao.
Arribaron a Tegucigalpa el 21 de septiembre y desde entonces eso ha sido encuentros, charlas, conciertos improvisados, presentaciones en televisión (imaginen) y el viernes 23 se presentaron en concierto con todos los hierros.
Chachata, por supuesto en la batería, Eduardo en la guitarra y voz (la única) y Jesús en el bajo, pero, ay, Chachata se llevó el trombón y parecía el hombre orquesta. Fue maravilloso, cuentan y dicen: "Es increible cómo la gente aún nos quiere en estos países centroamericanos. Hemos vivido momentos inolvidables".
El que siembra en buena tierra recoge frutos. Y Centroamérica es tierra fértil de lucha y conciencia.
¡Vamos, Gente de mi tierra!
¡Trombón por delante, Chachata Guaraguao!