La reapertura del Salón Arturo Michelena para este año 2023 es una noticia grata. Pues, para los artistas plásticos los salones de arte son fundamentales para su producción presente y futura. Por eso, hay que darles la bienvenida por todo lo alto a la vuelta de los salones de arte en Venezuela.
Siempre que no haya imposiciones ideológicas en los mismos.
Es necesario que vuelva el Salón de Aragua, de Occidente, de Coro, de Caracas, e incluso implementar alguno en el oriente, sur y llano venezolano. Diez, doce o veinte salones al año, esto sería una buena praxis para el artista que desea mostrar y promover su obra.
Los salones de arte son una práctica sana de trabajo y aprendizaje. Pues el artista se involucra a mejorar su hacer en vista de ir a concursar.
Además que los salones estén divididos por categorías, debe agregarse otro aspecto: La temporalidad del artista. Por ejemplo, 1) el artista que se está formando en una universidad o escuela de arte, éste está entre los 18 y 25 años de edad. 2) El artista que ya está propiamente en el oficio, está por lo general ya graduado, va de los 25 a los 45 años de edad; 3) El artista senior, que supera los 50 años de edad.
Esto permite otro tipo de presencia entre los artistas plásticos.
Años atrás, muchos artistas jóvenes pensaban que los museos debían abrirse para que ellos poder mostrar sus obras. Esta posición, al día de hoy, parece una consideración errada. Porque lo verdaderamente importante para un artista plástico es la permanencia y profundidad de los salones de arte. El museo o la galería de arte llegaran después que su obra esté madurada.
Hay que darle la bienvenida a esta nueva edición del Salón Michelena.
E invocar porque los otros salones reaparezcan de nuevo y, además, se abran otros salones nuevos. Incluso, salones de categorías específicas.
La convocatoria al Salón Michelena del 2023 es beneficio comenzar a sosegar el desierto en que se encuentra el artista nacional. Pues éste se encuentra en un aislamiento con respecto a su hacer.
Los salones permiten intercambios entre los artistas, intercambios conceptuales; ver que están haciendo los otros artistas y en las diferentes categorías. Y evaluar cómo está el estado del arte actualmente.
Los salones de arte generan discusión en torno al hacer del artista, su práctica, su postura. La discusión de las políticas con respecto al arte. Se conoce, a través de ellos, qué se está haciendo en las artes plásticas. Se genera un hacer dinámico. Algo que es necesario.
Me han comentado que de los estudios de bachillerato han desaparecido las materias relativas a la enseñanza del arte. No puede ser para menos. Si no hay la interacción del arte con la vida contemporánea en este país. Más preocupado por ver si hay harina precocida que por el placer del arte como parte de la vida cotidiana.
Esto es lo estéril de la vida ciudadana.
Los salones de arte son parte de esa interacción necesaria. Porque el arte es un hacer ciudadano. No de dioses. Porque ese mito del artista solitario no tiene ningún asidero.
De ahí la necesidad de la vuelta de los salones de arte. Es necesario que vuelvan a abrirse por el bien de los artistas nacionales.
Para establecer la relación entre arte y cultura, para la reflexión sobre las condiciones culturales actuales en el país y en el mundo. Poder apreciar nuevas concepciones plásticas acordes con los tiempos que corren. La democratización del hacer del artista y la conciencia de la alteridad, del multiculturalismo y la apropiación de los haceres múltiples.
La aceptación de los conflictos artísticos y culturales que dan cabida a la fragmentación y a la multiplicidad de lecturas y de significados diversos. Y esto es posible apreciarlo en los salones, porque son encuentros dinámicos.
Los salones de arte abren abanicos de posibilidades reales para los artistas. Son opciones factibles para la praxis de las artes plásticas. De allí su importancia.
Esperemos que se reinicien muchos otros salones nacionales y estadales.
Es la esperanza de los artistas plásticos venezolanos.