Celebramos el nuevo parto de la Plataforma cultural. Organización que como proyecto en construcción busca lograr un espacio de articulación de diferentes organizaciones e individuos del mundo cultural en sus amplios espectros y expresiones, que podría, en momentos dados, actuar como grupo de presión, denuncia y formación, abierto a la juntura, al debate y la producción.
Un reacomodo del capitalismo mundial coloca a Venezuela bajo el ojo de ese huracán. Existe una posibilidad real que se atente contra nuestra soberanía, medianamente lograda, con la llegada de empresas extranjeras, zonas económicas especiales, maquilas, privatizaciones y con ellas despojo de recursos naturales, mano de obra barata y deudas crecientes, vienen siendo nuestro horizonte. Una emigración aluvional de venezolanos, y entre ella importantes cultores desatendidos. Un mundo sin salidas aparentes, un bloqueo imperialista inclemente, una crisis económica agobiante, una pérdida de valores esenciales, una angustia personal perenne, ya hacen necesario actuar, activarse y atisbar una posibilidad de hacer en medio de la incertidumbre. Mostrar a quienes de manera silenciosa, anónima y silvestre vienen resistiendo y afirmando alternativas e inventivas de la cultura material de los pueblos y otros que con sus expresiones espirituales e intelectuales en las distintas esferas del arte levantan posibilidades y proyectos realizables acompañando soledades y encierros pandémicos involuntarios, ellos, en medio de un mundo donde el individualismo, la globalización negadora de particularidades marcan la pauta.
Hoy el fenómeno de desprendimientos y nuevas fusiones acordes con los hegemónes, intentan uniformar al mundo dentro de los paradigmas del mercado. Los desprendimientos, invasiones secesionistas buscan crear nuevos Estados, bajo la etiqueta de Estados fallidos, post Estados o los catalogados Estados forajidos, porque se resisten al neoliberalismo o han logrado procesos nacionalistas en la emergencia de ser negados en su soberanía. Ha nacido una nueva concepción nacionalista que como efecto demostración cautiva a buena parte del mundo. Un elemento étnico-cultural comienza a valorarse unido al género y a la lucha de clases. Una búsqueda de nuevos sujetos históricos entre el mundo de los excluidos y las llamadas "minorías", anuncian el reverdecer de culturas y visiones diversas, negadas por la ortodoxia, las concepciones eurocéntricas y desarrollistas, con las que muchos han comulgado. Todas ellas perfilan la justeza de nuevas aproximaciones y lecturas de nuestro tejido social trabajador. Ante la geopolítica del caos y la incertidumbre, el mundo, y en especial América latina, empieza a manifestarse tímida pero sostenidamente.
Abrazamos una visión nuestraamericana, unida a los derechos humanos, salud, ecología y culturas operativas que ayuden a resolver situaciones concretas para el buen vivir, construidas desde la base social de nuestro pueblo. Ello, bajo una misión de democratización, de autonomía de clase, que active el trabajo cultural con misiones diversas.
Existe una emergencia de actuantes ante la debilidad de políticas del Estado como gestor de actividades culturales a la luz del momento actual. Todo lo bueno que hoy pueda existir fue una utopía en otro tiempo. Si acercamos a los creadores y logramos reunirlos y actuar junto al pueblo, ya es un triunfo contra la soledad y la inacción. Diferentes proyectos personales y grupales existen en el anonimato. Una savia interior recorre los pueblos en estas etapas de transición indefinida, sin embargo, si no se asoman horizontes estratégicos ellos no tendrán trascendencia. Es tiempo de descubrirnos nosotros mismos y obrar con creatividad y autonomía.
Nos activa la crisis nacional en la búsqueda de soluciones. La inacción revolucionaria por diferentes causas a palidecido nuestro proceso. Crisis que ha ido envolviendo a todos los estratos y manifestaciones de la sociedad, escindiéndola y minando su unidad nacional.
Las élites económicas, políticas, militares, culturales, religiosas que desde la oposición traman, sabotean y accionan con factores externos, junto al capital financiero y sus recetas privatizadoras han creado espacios de incertidumbre, de anomía social, de pérdidas de esperanzas y sueños, afianzadas en los medios de comunicación a su disposición. Una Venezuela aún neo colonial que descompone aceleradamente nuestro sentido nacional y patriótico, ha logrado, en algunos sectores desalentados, un inicio de desencanto social, caldo de cultivo para mentalidades y emergencias fascistas, todo ello afianzado en la puesta en marcha de los contenidos inmersos en la Guerra de IV Generación que en sus diversas aristas descompone nuestra sociedad solidaria naciente.
Sigue existiendo en amplios sectores fuerzas patrióticas que encarnan la voluntad histórica de cambios, claman transformaciones maduras y reclamadas en urgencia, en un nuevo período de reconstrucción nacional, del rescate de la soberanía amenazada y de la dignidad con un sentido profundamente democrático, autogestionario, solidario, que se funda con una moral de emancipación en aras de un Proyecto nacional, ya esbozado en muchas de sus partes, que guíe estratégicamente a la nación venezolana tras los postulados de la utopía bolivariana, de justicia, derechos humanos y al bienestar que todos tenemos derecho.
Existe una intrincada red ideológica, intelectual y comunicativa que funda su dominación en afianzar su modelo civilizatorio alienante, ligado al globalismo del capital que busca darle continuidad a su modelo de dominación. Una clase media con poder de penetración para el desaliento, unida a los llamados tanques pensantes del capital; intelectuales vergonzantes, multidisciplinarios, que experimentan con la mente de nuestro pueblo, como conejillo de Indias, con los maquiavelismos más atroces que le da la modernidad científica a su disposición. Necesario es, darle respuesta, proteger, acompañar, con nuestro accionar intelectual, comunicativo, bajo una necesaria soberanía cognitiva que cree nuestros propios modelos hacia una civilización distinta al cultivo de la angustia. Necesitamos confrontar con nuestras manifestaciones y valores que como estrategia pulida vaya creando pininos de una Civilización distinta a las lógicas del mercado. Erigir nuestros blindados pensantes contra el pragmatismo, el tacticismo acomodaticio y la falta de brújula hacia una revolución verdadera.
Intentamos comprender nuestros mosaicos culturales unidos a lo étnico, género y clase, la manera de ser de nuestro pueblo y contribuir con humildad a la caracterización de lo que es Venezuela y sus pobladores, incorporando elementos de clase que podrían servir para la elaboración de nuevos planes de lucha en el ámbito nacional, por demás insuficientes de precisiones de nuestra estructura social y sus intereses.
Es una tarea ineludible para los trabajadores sociales y culturales levantar perspectivas en un mundo en crisis. La cultura, tanto material como espiritual, ha sido la fuente de avance en las distintas etapas de la historia de la humanidad, es ella la que ha dado el paso adelante en los mayores momentos de oscurantismo e incertidumbre. Son los creadores, y con ellos y ellas elevamos al pueblo como materia prima fundamental, los que representan la aguja sensible que mueve el parto de otra vida, otro hacer, en una concepción que afirme al hombre y a la mujer y los gradúe definitivamente como seres humanos.