Las personas
dedicadas al quehacer cultural no han sido precisamente las mejor tratadas a lo largo de la historia de este país, aclarando que Venezuela no fue la excepción, para mala leche del artista por muchísimo tiempo fuimos parte de la regla. En América Latina la excepción ha sido Cuba. A mí me ha tocado visitar la sede de la UNEAC y la Casa de las Américas, allí pude palpar el
valor que se le da al creador en esa pequeña isla, asediada y bloqueada desde hace largo tiempo. Sí, hay casos lamentables, lunares negros, pues nunca falta el funcionario ramplón con la tijera de la censura en acción.
Durante el inicio del proceso
revolucionario en Venezuela se empezaron a dar muestras de un mejor trato a los Cultores. Los financiamientos a proyectos, el apoyo a talleres de formación, el nacimiento de proyectos, realización de Eventos o
certámenes variados y de mucho valor, la apertura en las publicaciones y otros logros trazaron un nuevo momento para los Cultores. En Nueva Esparta, por ejemplo, y me voy a referir a la literatura, pues soy escritor, logramos apoyo para talleres, publicaciones y otras actividades a partir de la organización de los escritores en una Asociación activa, incluso editamos por varios años la revista Tropel de luces, con reconocimiento
nacional. Hicimos de la sede de la Asociación de
Escritores un espacio para el cine y otras actividades culturales.
Fueron logros que han mermado desde que arrancó el bloqueo económico y financiero contra la patria de Bolívar.
Pero nace el Sistema Nacional de Cultores Populares que dio vida a un proceso de formación artística en todas las áreas del quehacer cultural. Los artistas fueron los facilitadores y recibieron el pago de sus honorarios por tal tarea.
La crisis se agudizó y aquellos honorarios se los tragó la inflación. Nace el Bono de los
Cultores Populares, que deben recibir todos los Cultores del país, es un beneficio que no está sometido a un arrogante funcionario, así el energúmeno sea un Director del Gabinete de Cultura, a pesar que este sujeto siga al pie de la letra aquella especie de sentencia de Juan Vicente Gómez: «Jefe es jefe manque tenga cochochos», es ilegal, injusto e inhumano que ordene quitarle el Bono de Cultor a un artesano o artesana.
Un atorrante funcionario que elimine este Bono a Cultores cuando el
cultor deja de ser empleado del Gabinete de Cultura, viola los derechos de ese cultor. Una artesana es artesana siendo funcionaria o no. Si esa artesana se ve afectada en sus necesidades
alimenticias porque no se presenta a buscar su combo alimenticio o bolsa Clap por razones justificadas, su respuesta ante el atropello es mandar al jefazo a que se meta la bolsa por donde todos sabemos le corresponde meterse la bolsa completa. A la empleada le sale despido por faltarle el
respeto a un superior, aunque ese jefazos sea un atorrante que se gana esa respuesta, pero ella sigue siendo cultora popular, artesana, y el atorrante jefazo no le puede quitar su bono de cultor.
Estos sujetos son los matavotos metidos en el gobierno que siguen haciendo mucho daño.