“La colonialidad del ser, el saber y el poder”. La noción teórica/práctica desarrollada por el investigador peruano Aníbal Quijano (1930/2018), representa un considerable aporte intelectual a los fines de comprender, con sentido crítico, la condición de dependencia en todos los órdenes que han padecido las naciones latinoamericanas/caribeñas después del impacto de los violentos procesos de conquista y colonización desde los siglos XV y XVI en adelante. En efecto, Quijano (2014) en su obra “Colinialidad del poder y clasificación social” (Clacso, https://biblioteca.clacso.edu.ar) acota que en la introducción misma que:
“La colonialidad es uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación racial/étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder; y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la existencia cotidiana y escala social. Se origina y mundializa a partir de América. Con la constitución de América (Latina), en el mismo momento y en el mismo movimiento histórico, el emergente poder capitalista se hace mundial, sus centros hegemónicos se localizan en las zonas situadas sobre el Atlántico (que después se identificarán como Europa), y como ejes centrales de su nuevo patrón de dominación se establecen también la colonialidad y la modernidad. En otras palabras: con América (Latina) el capitalismo se hace mundial, eurocentrado y la colonialidad y la modernidad se instalan, hasta hoy, como los ejes constitutivos de este específico patrón de poder” (p. 2).
Naciones que si bien alcanzaron su independencia política/militar en el siglo XIX, no así su independencia cultural, autonomía cognitiva y soberanía política plena; sino que aún en los siglos posteriores como el recientemente finalizado XX e inclusive en el presente siglo XXI, se han mantenido atrapadas en la periferia del sistema/mundo capitalista. Es decir, la modernidad europea/norteamericana considerada como una entidad ontológica, epistémica y axiológica superior a toda la “cultura otra” o de los pueblos del sur global, por lo que hay que “educarles” según los patrones de la civilización occidental, única con validez “universal”, porque como es fama del mundo griego que agradecían a sus dioses haber nacido griego y no bárbaro, hombre y no mujer, libre y no esclavo, según la fina ironía del recordado humorista e intelectual venezolano Roberto Hernández Montoya (1947/2023) en un suelto periodístico de Últimas Noticias (“Bárbara civilización”, Últimas Noticias, 29 jul 2021, https://ultimasnoticas.co...).
Sin embargo, la historia muestra que muchos pueblos han legado grandes aportes culturales, como recuerda en el citado artículo de opinión Hernández Montoya, al acotar que: “Bárbara eran Tracia, Macedonia (la de Alejandro Magno), Creta y el planeta entero, menos Atenas y Roma. La civilización justifica genocidios apocalípticos como las decenas de millones de indígenas. Los asesinos seriales Julio César y Diego de Lozada justificaron sus enormidades a cuenta de civilizados. He allí la bárbara civilización occidental y cristiana”…
Existen, pues, pueblos y naciones supeditadas, dolorosamente, por imperativos históricos, económicos/políticos , a otras tenidas como desarrolladas y, sobre todo, debido a los modelos culturales, las mentalidades, los valores o modos de vida propios del circuito comercial dominante que responden a otros intereses de acumulación, pero no a la reafirmación del Estado/Nación independiente. Ello ha sido así a razón de vectores externos que han configurado un modo de ser o idiosincrasia típica de la colonia, un modelo de ser “a lo criollo”, aunque dificultosamente, según el historiador Germán Carrera Damas (Germán Carrera Damas: “De la dificultad de ser criollo”, 6 oct 2015, Universidad de Carabobo … https://servicio.bc.uc.edu.ve... ) ya que subsiste un conflicto étnico y cultural que no decanta en una especificidad cultural en el marco de la identidad civilizatoria universal, cuyo eje deviene de Europa y se expresa en “el saber y el poder” que dominan los sectores representados en las oligarquías políticas y económicas, de las academias viciadas de legitimidad social general, siempre vinculadas a las metrópolis allende los mares.
Así se tiene entonces que lo que Quijano denomina “capitalismo colonial moderno y el eurocentrismo”, alrededor del cual ha oscilado el pensamiento latinoamericano/caribeño o nuestro americano, se ha centrado en las ideas de modernidad e identidad; lo que hubo de generar ciertas estructuras mentales dependientes. Por lo que se ha considerado el saber o la ciencia, la técnica, el arte y las formas de organizar la institucionalidad del Estado como la teoría política siempre en el marco de la mencionada modernidad europea/norteamericana, como si los restantes pueblos del planeta carecieran de historia, literatura, ciencias y demás valores culturales. De allí que la cultura sea un factor que reafirme la seguridad de la nación referida a su desarrollo integral de ésta, en los siete ámbitos definidos en el artículo segundo de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación (2014), que a su vez desarrolla el artículo 332 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999).
Los tópicos anteriores fueron planteados en el “Seminario Pensar Descolonial” dirigido por el Dr. Edgar Figuera Bottini, del Centro Internacional Miranda en los espacios de la Escuela de Formación de la Gobernación del estado Lara, Gestión de Gobierno y el Poder Popular; el contenido abarcó el siguiente temario:
Tesis sobre la colonialidad y descolonialidad
Aparato conceptual y diversidad metodológica
Las geopolíticas del conocimiento y la colonialidad del poder
Descolonizar de las epistemologías. Teoría y praxis del pensar descolonial
Racializaciôn sociocultural y la carga del peso histórico
La temática guarda relación con el Trabajo de Grado de Maestría en Seguridad de la Nación del IAESEN que se viene perfilando, dado que se propone analizar cómo la cultura patrimonial representa un factor importante en el desarrollo y consolidación de los elementos propios de una nueva subjetividad revolucionaria con vistas a la seguridad de la nación; por lo que muchas precisiones conceptuales y metodológicas vertidas en la referida presentación académica del Dr. Figuera Bottini se utiliza en el cuerpo del trabajo ya referido.