Ramón Ruíz Guzmán, y su poética telúrica deltaica

Lunes, 02/09/2024 12:00 PM

Mantengo el compromiso pendiente de presentar textos en referencia a las voces de escritores de nuestra región deltaica orinoquense, amacurense, imataca, esequibana y atlántica: Así de extensa es la región que alberga nuestra presencia milenaria y soberana. De tal manera que continúo incorporando en este CONCIERTO LITERARIO DELTAICO, voces de nuestro pueblo, de escritores regionales. Por ello, en la edición número 20 de la recién concluida, Feria Internacional del libro de Venezuela (FILVEN), en la cual tuve el privilegio y honor de ser invitado nacional, adquirí el compromiso de presentar a destacados escritores de nuestra región, que hoy continúo haciendo. Esto con el modesto esfuerzo de presentar y divulgar los trabajos de algunos de los narradores, poetas, novelistas, entre otros, paisanos que han hecho de la literatura un modo de vida para la expresión artística a través de la palabra. Como ya lo había anunciado en anterior artículo (https://www.aporrea.org/cultura/a332459.html ), me correspondió presentar en la FILVEN 20ª, varios autores de nuestra amada región. En esta oportunidad voy a referirme a Ramón Ruíz Guzmán. Este compatriota, nace en El Paujil de Orokoima, estribaciones montañosas de la cara norteña de la Sierra Imataca, en el municipio Antonio Díaz, del Territorio Federal Delta Amacuro, ahora estado Bolivariano Delta Amacuro, el 8 de enero 1938. De Formación hogareña: Higiene, Urbanidad, respeto de lo ajeno, a los mayores, Síntesis del autodidacta. Cultiva fundamentalmente el género literario: Poesía.

Escritura en verso que recoge las vivencias de origen telúrico que se comparte con las generaciones presentes y futuras. La mayor pretensión a los poetas que vinculan su quehacer, su creatividad impregnada en valores y arraigo deltaico profundo. En un recorrido pormenorizado de su escritura poética nos encontramos con los siguientes elementos y claves de su escritura:

Poemas, que vinculan y destacan en verso sueltos, en prosa, que refieren lugares, personajes, nombres de épocas vividas en su temprana edad. Recuento de actividades que produjeron daño ambiental como es el caso de las actividades mineras extractivas por corporaciones extranjeras en el mero centro del Delta del Orinoco. Daños a sus pobladores Warao, Jotarao (criollos) y esequibanos. Estos son incorporados a jornadas fatigosas que resultan en el desengaño que ocasiona el progreso, que sólo deja lamentos y más allá una esperanza que nunca se hace presente; nunca llega. Estos padeceres lo sufren las poblaciones nativas, locales y arraigadas por generaciones en el Delta recóndito, impregnado de deseos por un mañana sembrado para la cosecha del bienestar, que merecen como hitos humanos vivos de soberanía, signatarios y garantes de la Deltanidad que fundamenta la Venezolanidad Patria en estas regiones fronterizas: Son los ecos que retumban de un ayer de intervenciones de corporaciones, sanguijuelas, foráneas.

Canto al Delta: Sólo el Delta salva al Delta.

Este canto, tiene su asiento en la localidad, que fundamenta la humanidad en su esencia. Laberinto de tierras para hacerlas productivas. Lamento del hombre del campo, que observa su tierra empobreciendo; estéril para la producción. Todo ello ocurre a pesar del esfuerzo generacional e intergeneracional, de familias, de colectividades enteras.

Cierre del caño Manamo, se cuela esta queja, por la imposición del progreso y desarrollo suicida. Ello ha traído como resultado postrero: el desarraigo de pueblos de un ayer integro y de humanidad redimida. Lanzar alertas en prosas, que reivindican la condición humana ante el desatino de acciones proyectadas desde instituciones de un ayer criminal y cobarde. Padres de falsas promesas de prosperidad, que sólo una pequeña elite disfruta y se regodea, porque aquí sólo trajeron y taladraron los cimientos del padre río, que no es metáfora, ni ninguna promesa estética.

Poema para niños campesinos, el poeta Ramón en su despliegue creativo, se pasea por ámbitos que recuerdan tristezas, desesperanza y crudeza en sus palabras, lo que constituye un tono menor, esperanza dormitada que se eleva -crescendo-, propiciando rupturas y se manifiesta hasta reconocerse y emparentarse con los elementos de la naturaleza prodiga: Sol, río, caños, el niño campesino que es la simiente de un futuro que ya nadie podrá detener en sus expresiones de humanidad reivindicada.

Poema de una mujer de los ojos bellos. Reconocerse en una producción poética, que canta a la inspiración que produce la presencia de la mujer como ser insoslayable de la vida. Ello tiene todo el mérito y reconocimiento estético que da brillo a la poesía vernácula, que mantiene las formas y conductas soberanas que inspira inigualable ser.

Poema alusivo al daño ocasionado al pulmón forestal de Imataca. Ecocidio, causante de cauces de ríos sin vida. Golondrinas orokoimeras, testigos silentes de atropello contra la madre naturaleza. No aceptaremos maldad de ricos envilecidos. …gotas cristalinas en sus vientos, en sus neblinas, que nunca más volverán. Inmensas cordilleras, cuya presencia enhiesta es testigo de vicisitudes, que serán superadas perentoriamente con la voluntad soberana de los pueblos.

La niña escolar, que adora sus elementos y símbolos patrios: Himno nacional Gloria al Bravo Pueblo, el escudo y la bandera tricolor con sus ocho estrellas, de la Venezuela eterna.

Tiempo de la goma. Puerto Arturo y Madre Vieja, Pare Pinto y el Venado… hombre y su guayare, se marcharon selva adentro. Voces de pueblos y hechos que retumban en la intrincada naturaleza del oro verde, que mimetiza esperanza de aventureros mineros. En busca del balatá, chicle y el péndare, el purgo y también el caucho, riqueza obtenida luego del arduo trabajo. Muchos hombres fueron los que se extraviaron en la selva, se perdieron, otros jamás regresaron. Imataca, se quedaron atrapados. Todos son hechos que en su conjunto constituyen la inspiración en la producción poética de Ramón Ruíz.

Poesía que reconoce y canta al bardo cumanés Andrés Eloy Blanco a los pueblos desperdigados en la Sierra Imataca; selva, agua, ríos, prados, el amor a lo bello y grande de la montaña. Canto al agricultor, a su tierra amada y su agotador trabajo.

El tiempo, ese fluido que, como líquido amniótico maternal, nos arropa imperecedero, sin abandonarnos. Ramón en su creación poética, busca explicaciones del mundo y su incógnita. Las evidencias, cual explorador de vestigios los procura en el silencio y el olvido. Ese velo que cubre la inasible verdad, tan guabinosa, como el resbaladizo pez de nuestros caños deltaicos. En las historias y mitos que insurgen en el conocimiento y reconocimiento que ilumina para afrontar la miseria con el escudo que permite la apertura al mundo, a la felicidad de los tiempos venideros.

Ramón canta al hombre originario; al indio, ser ancestral de la tierra profunda. Que ha soportado todos los rigores, la amargura y la nostalgia, haciéndola llevadera en su condición milenaria. Indio integrado a su naturaleza: flora, fauna y los elementos del entorno. Constituyéndose en ambientes y razones para sentirse más que un venezolano, un ser de esta Tierra Madre que tanto respeta: de allí su apego maternal que merece respeto, reconocimiento y valoración más allá de una norma de hombres civilizados.

Ramón reconoce en el creador, motivos de agradecimientos por el maravilloso Delta prodigo. Su Gloria -de Dios-, reside en la Tierra Madre; la naturaleza y sus elementos. Fuente de reconocimiento y exaltación, que inspiran la vida. El Dios magnánimo, que ha sido bondadoso y abundante en suministro de bienes y servicios para los pobladores de esta región. Ante ello, Ramón invoca la consciencia que permita, contribuya a querer y más allá amar la Madre Tierra, cual Dios en su inmensidad, en su esencia.

El poeta Ramón Ruíz, canta a los caños, localidades, regiones que, por razón de un progreso ecocida, han desaparecido, sólo quedan sus nombres que retumban en las mentes como recuerdos de deudas de daños causados a nuestra prodiga naturaleza: caño Manamo que fenece lentamente. Imataca, pulmón vegetal, que merma lentamente. Camarona, Cuartillo, Ascensión, Delirio, Cerro Colorado, La Juana, Los Hermanos, Ceiba de Laura, El Perro, Palo Blanco, Providencia, Guacharaquero, El Raudal del Toro, El Nazareno, Orocoimita, Los Patos, El Paujil, Puerto Arturo, sólo quedan voces, ecos, que Ramón recoge y rescata como signo de cosas que no volverán, pero -su mayor aspiración-, que no se repita semejante atropello.

Poema alusivo al cierre del Caño Manamo:

Caño Manamo, pueblos ignoraban totalmente el resultado

Promisorio ayer, hoy depauperado

Consumo de otros estados

Flora, fauna, biodiversidad dañada por la mano imperial

Producción de alimentos que provenían de

otros pueblos, está mermada.

Poemas y más poemas por Curiapo, gloriosa Batalla de Pagayo, al mundo multicultural; Warao, Jotarao, Esequibano, se hace presente. Poemas al recuerdo, a la memoria, al paisaje que todo lo provee: estética, alimento para sobrevivir, para vivir, para seguir la vida…Poema a la madre, al niño, la niña, a nuestros sacrificados maestros y por supuesto también, a la Tucupita sempiterna. Finalmente, Ramón canta a la Utopía de imaginar un delta, una región con todas las aguas posibles -todas-, y la Tierra Madre en concierto por un mañana de logros y aciertos.

Ramón Ruíz, tiene otros escritos que merecen ser reconocidos y editados. Para dar el justo reconocimiento a una voz y escritura, que aún tiene certeza de creación para el bienestar lúdico, artístico y beneplácito de propios y extraños de esta región de importancia nacional, no solo por su condición estratégica -que lo es-, sino también y principalmente, por su gente, sus creaciones y producciones que sustancian y reafirman la Deltanidad orinoquense, imataca, amacureña, esequibana y atlántica que representan en esencia, eso mismo, su gentilicio.

Texto referenciado

*Ruíz Guzmán, Ramón (2011) Vivencias Deltanas. Sistema Nacional de Imprentas. Gobernación Delta Amacuro. Instituto de Cultura del estado Delta Amacuro (ICEDA). Fundación El perro y la rana. Red Nacional de escritores de Venezuela.

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