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Capitán de Corbeta Rafael Acosta: ¿Su muerte como política de Estado?

Martes, 02/07/2019 09:34 AM

"Una Constitución es una ley viva y práctica que no puede construirse con elementos ideológicos" José Martí…

La pena de muerte pareciera estar contemplada en el borrador de la constitución exprés de la ANC, la cual será aplicada a discreción. Dicha pena es tan añeja como la sociedad. Como estuvo contemplada en la Ley del Talión, la cual aplicaran a su libre albedrio a todo aquel que sea considerado enemigo de la revolución. O sea que el castigo debe ser proporcional al crimen cometido, así que sálvese el que pueda mi compadre Pancho. Y presuntamente puesta en prueba con el asesinato abominable del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo. Hoy con este crimen alevoso, ya se sabe que esta ley no será utilizada atendiendo al principio de la justicia retributiva, menos para proteger a la población venezolana de las acciones del hampa común.

Así actúan los gobiernos totalitarios-estalinistas, para sembrar el terror y perpetuarse en el poder. Seguirán el modelo de la EX-URSS, Corea del Norte, y Cuba. El modelo cubano de la pena de muerte es actualizado en la patria de Bolívar. La constitución cubana de 1940 en su artículo 25 prohibía la pena de muerte, con excepción de los delitos militares en situaciones extremas. Pero con el triunfo de la revolución, el primer decreto de Fidel Castro fue derogar la Constitución de 1940, mediante una resolución del 7 de febrero de 1959, creando la Ley Fundamental de la República de Cuba, donde se ampliaban las excepciones para aplicar con mayor facilidad la pena de muerte para ser fusilados sin permiso ‘jurisdiccional’: "los efectivos de las Fuerzas Armadas, de los cuerpos represivos de seguridad, y de de los grupos de sapos o colectivos organizados por la revolución que reviraran, o que disintieran de la revolución". A veces la historia se repite como tragedia o como comedia. Meses después, un 29 de junio de 1959, casi la misma fecha y mes de la muerte del capitán Rafael Acosta esa Ley Fundamental de la República de Cuba, fue modificada por la Ley de Reforma Constitucional, que le daba aun mas facultades a las ‘excepciones’ para incluir a los disidentes: "que incurrieran en delitos contrarrevolucionarios". Fin de la cita.

En Venezuela con la nueva constitución que se está cocinando. Es decir, cualquiera ciudadano venezolano puede ser señalado constitucionalmente como enemigo de la revolución y ejecutado. Lo mismo que un bachaquero o emigrante en la frontera, o un comandante de una fragata.

En realidad, con esta nueva muerte en la persona de este capitán de corbeta, de lo que se trata es de sembrar el terror en la población institucionalizando la muerte, y la legalización del asesinato político de la disidencia. La sangre derramada hasta ahora es utilizada, como un factor de disuasión y sometimiento sociopolítico. El Terror, como política de Estado.

El número de ciudadanos venezolanos, presos y asesinados en los disturbios callejeros han ascendidos escandalosamente en estos últimos años, según informes de las ONG’S de los Derechos Humanos, a cifras aterradoras.

Informes de estas mismas ong’s reportan: "centenares de presos oficialmente contabilizados, y centenares de presos sin juicio previo"; ahora lo que falta es que nuestro flamante canciller de la republica, cuando visite la comisión de los DDHH de la ONU, se lance un discurso como lo hizo el Che Guevara, en su discurso en la ONU el 11 de diciembre de 1964 admitiendo en forma desafiante, y con un revanchismo cruel: "Hemos fusilado. Fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario, al que ose desafiar a la revolución".

Hoy en Venezuela con esta ANC poco a poco se ha ido desmantelando la democracia, con la expropiación de la empresa privada, cerrando la prensa escrita, y los partidos políticos. Todo esto es bien calculado, como copia exacta y fiel, como lo hizo Fidel en Cuba. El cerco a la libertad en Venezuela se va cerrando poco a poco.

Desde que comenzaron las primeras manifestaciones gigantescas en contra de la revolución del año 2002 con la salida momentánea de Chávez del poder, los asesinatos y detenciones de militares, políticos opositores y disidentes, han continuado. Ahora se asesina a estudiantes, jóvenes, revolucionarios disidentes, comerciantes, obreros y campesinos que se opongan al comunismo-totalitario-estalinista.

Las celdas de la dgcim, sebin y fuerte tiuna están llenas de presos, y las llamadas tumbas, donde se llevan a cabo las horribles torturas, son lavadas con la sangre de los cientos de presos y presas que mueren gritando Libertad para Venezuela Dios Mío.

El capitán Rafael Acosta hasta hace unos días era un ilustre desconocido, un preso político venezolano, y oficial de la reserva activa de la Armada Venezolana, fue uno de los muchos que estuvieron en las celdas de los condenados a muerte esperando su ejecución. En su presentación en los tribunales militares en fuerte tiuna, trasladado en silla de ruedas, balbuceó: "auxilio vengo a decir que estoy muerto". Murió según el vocero oficial del gobierno en una lista de espera, por la falta del apoyo prometido por Estados Unidos, al interino John Guaidó. El día, cuando fueron a buscarlo para ser llevado al tribunal militar, el capitán salió de su celda con la muerte reflejada en su rostro.

La pena de muerte por causas políticas es hoy en la sociedad contemporánea del siglo XXI, un tema de permanente debate. Los demócratas están en contra; los comunistas a favor. Los argumentos de los demócratas se balancean entre la ética, la moralidad, las creencias religiosas y filosóficas, por el totalitarismo florece es el odio y la venganza.

En Venezuela, el derecho penal es un mero instrumento de represión política, muchos rábulas del derecho revolucionario dicen que esto es para preservar la revolución. En Venezuela es público, notorio y comunicacional la falta de garantías con la que se celebran los juicios, y la manera despiadada como se ejecutan las sentencias.

Han transcurrido ya 20 años de ‘revolución’ con hechos de terror, pero los cientos de venezolanos que estuvieron presos todavía recuerdan con horror cómo en el silencio de la noche podían escuchar la orden a estos ‘escuálidos’: "hay que partiles el culo". Pero también recuerdan con orgullo cómo el grito de: "Jesucristo hasta cuando esta tragedia"; de los detenidos retumbaba victorioso contra las paredes de los calabozos de las llamadas tumbitas de la muerte.

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