Fusión y Convivencias

Martes, 09/07/2019 04:34 PM

Los partidos, ideologías y el mundo afectivo y sexual

Necesitamos desarmar los mensajes relacionados con el sexo que desde algunas organizaciones políticas se vienen ejecutando de una manera programada para configurar y controlar un perfil de gobierno que no es asistido por políticas sociales efectivas. Desde el período 2012- 2013 se viene laborando un programa dirigido a los jóvenes que los ancla hacia una única opción. Los discursos monogámicos, lesbianos, feministas y poligámicos se vienen dando desde una posición de derecha y de izquierda para imponer un criterio sobre el delicado tema sexual, donde la monogamia no es tan vital para conformar un ideal de lucha partidista y la idea principal es desnaturalizar el sistema impuesto, para replantearnos cómo y por qué amamos, cómo lo hacemos. Construir nuevas posibilidades entre las que escoger o rehacer para enfrentar una realidad, el manejo del tema económico. Si la ruptura de la monogamia tiene algo de subversivo, es la posibilidad que abre para desnaturalizar el sistema impuesto

Debemos cuidar más a nuestros hijos, los partidos políticos vienen creando movimientos juveniles para crear vínculos entre las nuevas reglas y así lograr codificar y habitar la anarquía amorosa entre esos jóvenes que se incorporan al cambio propuesto por algún núcleo de poder que nunca desean la rigidez, pero, sí algunas propuestas de adaptación al cambio sexual para ubicarlos como líderes juveniles en algún espacio político que delimitaba basas emocionales y corporales. Esto, se debe porque los partidos que tienen pocos ciclos en la base política de una Nación deben cambiar, más allá de los vínculos familiares.

Y es muy válido en algún momento decir no quiero, no puedo, me cuesta. Porque la vida de por sí, nos cuesta. Así, como es válido estar en una relación exclusiva. Como orientador escolar, me preocupa el lenguaje utilizado por los niños del primer ciclo educativo, expresiones como "mis manitas están cansaditas", tócame y veras un efecto mágico en tu cuerpo", debe ser tomado en cuenta.

O sea, paramos para pensar en la sociedad monogámica, no la queremos reproducir, pero a la vez, no nos queremos imponer el deber de estar relacionándonos permanentemente con otras personas para no ser unos simples reproductores del sistema. A su vez creo que es muy posible que, sobre todo después de cierta edad, surja la necesidad de estar sólo con una compañera sexo-afectiva. Y algunos se preguntan: ‘Y a ella, ¿le pasará lo mismo?’ Por eso la comunicación y los códigos son esenciales. ¿Queremos contarnos? ¿Queremos saber? ¿Cuándo y cómo contar? En estas épocas tan "on line", la intimidad requiere de otros cuidados.

El poliamor puede ser machista, feminista y neoliberal y sobre eso hay que estar atentos: "Hay una cuestión de poliamor mainstream que se instaló en comunidades heterosexuales, que rondan los 40, clase media, blancos, donde se están dando desastres como que en una pareja de toda la vida, él tiene amantes mucho más jóvenes y ella les prepara la cena a todas. Esto está pasando. O el poliamor como espacio de tránsito para una nueva pareja monógama. Hay un poliamor heteronormativo, pero quienes estamos teniendo prácticas que van hacia la ruptura de la monogamia real son las comunidades minorizadas (se refiere a las comunidades LGTBNB) por razones muy prácticas y es que son comunidades muy pequeñas que no se pueden permitir determinados desastres.

la centralidad de la monogamia influye históricamente en nuestras construcciones amorosas y sus mecanismos de imposición. El error básico de cómo estamos planteando el tema del poliamor viene dado porque no estamos entendiendo lo que es la monogamia y ponemos el tema de la exclusividad en el centro y, por lo tanto, lo estamos reduciendo todo a la cantidad. Eso es producto del capitalismo neoliberal. Pero, es que el socialismo actual se alimenta de ese neoliberalismo, eso lo vemos en los países pro cubanos y soviéticos.

En internet, hay redes de afectos que de pronto se transforman en políticos, cuyo fin es tensionar la monogamia, como única posibilidad de potenciar y habitar las relaciones. Es destronar la idea de amor- sacrificio, es apuntar a la circularidad del afecto

La idea de libertad de una ideología liberal que piensa en un individuo aislado de otros, no sirve. Los sujetos estamos atravesados por vivencias que ya tuvimos y con las huellas que dejó lo que no pudo ser, vamos al encuentro de los demás con toda esta madeja de atravesamientos que en su mayoría desconocemos y nos encontramos con el otro y su propia madeja en algún punto donde misteriosamente algo hace contacto. Y esto, viene sucediendo, en Argentina tenemos la abierta marcha feminista pro aborto, la cual es inspirada desde algún partido político

¿Cómo pensar en ser libres en el encuentro? ¿Y cómo poder pensar en términos de responsabilidad en ese encuentro? ¿Podemos ser responsables de las huellas del pasado que incluso nosotros desconocemos pero que se encienden cuando alguien nos toca justamente ahí donde no sabíamos que podíamos ser tocados?

La responsabilidad tiene que ver con la ética, con una ética que se entiende como nos dice Virginia Cano en Ética Tortillera ‘en el horizonte de las acciones, pasiones y deseos que constituyen un modo de ser en el mundo’. Es en ese modo de ser en el mundo donde aparece un lugar para la elección y en ese lugar para la elección la posibilidad de un sujeto que elige, en ese mínimo espacio que en estas coordenadas podemos llamar libertad

El término responsabilidad afectiva y político en el marco de una ideología, a mí me genera mucho ruido en primer lugar porque como orientador que cree en la existencia del inconsciente, sé que es muy complicado apelar a un yo completamente consciente que se puede hacer cargo de todo, complicado porque ese yo siempre tiene algo de sí mismo que desconoce.

Lo importante en este punto es no confundir ética con moral, la moral universal judeocristiana occidental que encierra valores universales. Ana Larriel advierte sobre la necesidad de evitar: "La moral que permite convocar al individuo, negar sus atravesamientos y exigirle que cumpla con lo que de antemano se espera dentro de las figuritas preformadas de lo que es bueno, malo, deseable o esperable. Solo demandar, exigir; ni cobijar, ni acompañar". Y agrega: "Las estructuras capitalistas y patriarcales que dieron forma a la moral heterosexual y monogámica están hechas sobre estas bases que formatearon nuestras ideas de amor y de vínculo con las que ahora establecemos discusiones y diferencias.

¿Sirve entonces ética afectiva?, ¿Sirve entonces ética política? Es necesario empezar por uno mismo, por nuestras acciones, encontrar donde está el sujeto en nuestras propias vivencias.

Cualquier persona puede reproducir el ideal de libertad individual sin cuidados, establecer estructuras de poder, incluso inconscientemente. La ética afectiva nunca recae en una sola persona. Partiendo de un trabajo interior supone estar atento a los indicios de malestar que da el otro, preguntar, indagar en sus sentimientos. Hacerse cargo de cómo afectan las decisiones, palabras y acciones que tomamos. Y también, no silenciarse, expresar lo que molesta y estar preparado para posibles cambios. Sostener cuidados recíprocos.

Ahora, resulta que la Bachelet es una ex presidenta falsa y se rompe lo afectivo entre ella y el palacio presidencial de Miraflores, desde cuyo interior resurgen tendencias afectivas diferentes.

Ningún deseo ni sentimiento es estático, por lo tanto, tampoco lo serán los vínculos libres, más bien serán una búsqueda de experimentación constante, un dejarse llevar por la adrenalina que provoca la sorpresa. Puede fallar, puede doler, pero todas las heridas cicatrizan, hay que desdramatizar y bancarnos las rupturas, porque, en definitiva, como dice el filósofo trans Paul B Preciado: "El amor es un bosque en llamas del que no podrás salir sin haberte quemado los pies". Esa piel calcinada cae y se regenera. Y porque más allá de la monogamia, el poliamor o los vínculos libres, cualquiera sea el tipo de relación que elijamos, afectarse con otros supone, en menor o mayor medida, un nivel de involucramiento sentimental y es por eso que nadie puede asegurarse que siempre saldrá ileso.

En Venezuela, hay que empezar a desconstruirse en todos los. sentidos, destruir las normas, pero para que cada uno sea libre de elegir lo que quiera, desconstruirse es bueno para luego reconstruirse en la medida propia de cada uno, y eso puede incluir ser algo que a nosotros nos hace bien aunque a otros no…dicho de otra forma hay que destruir la norma y salirse de ella pero para descubrir que no hay realidades universales válidas por igual para todos

Me parece que habría que dejar de confundir términos…es cierto que hay una hereronorma monógama que sería importante destruir, para que así cada uno pueda de verdad libremente elegir lo que quiere, ahora destruir la norma no implica que no pueda haber personas que quieran una relación monogamia porque simplemente no se encuentran en una relación poliamorosa.

Simplemente, Bachelet ya no es útil al gobierno bolivariano. Sobran las opiniones, Mitchell vive en un estado afectivo de ignorancia, juzgada por las tendencias afectivas adversas a la unidad de la patria.

Hubo bronca en la calle y la seguirá habiendo. También dolor por los muertos, para qué negarlo, ya bastante se niega nuestra existencia. No somos hombres y mujeres que amamos a mujeres y a hombres, que se sepa. Somos venezolanos. Y hoy marchamos con las travestis y los trans, contra los travesticidios y transfemicidios, contra la Justicia patriarcal y contra el intento de disciplinar nuestras formas de vida que es manipulada. Y ya están agitándose las cadenas de comunicación entre nosotros, ya se están tramando acciones de autodefensa y porque nuestras identidades son políticas. Porque tenemos que seguir diciendo patriotas para contrarrestar todas las veces que esa palabra se calla, se niega o se oculta en Miraflores. Somos de Chávez. Para quitarle el velo a esa máquina de violencia que es la manipulación obligatoria, esa idea instalada de que lo "normal" es cumplir el mandato o quedar afuera. O ser condenada y condenado. O disciplinada y disciplinado por los besos políticos que nos damos. Esto no queda acá, nos estamos organizando y nuestra organización cruza fronteras. Porque al clóset no volvemos nunca más volveremos, somos bolivarianos.

Creo que tantos de nosotros han sido humillados, por la policía y por la mafia que circundan las fronteras internas del país, que nos miran con el mismo asco, que lo que ocurrió ese día cuando truncaron a Chávez era una fuerza de rebeldía que pulsaba por existir. Somos venezolanos. Y Maracay en la unidad de paracaidistas, fue ese lugar donde aquella gente lo hizo real. Era el pueblo en rebeldía. Años después, lo primero que pienso, es cómo hizo tanta gente para sobrevivir sin tener un movimiento. Cómo hicieron y hacen tantas personas para soportar tanta violencia, tanto silencio antes de que empezáramos nuestro trabajo. Ir a nuestra labor porque deseamos vivir en paz con nuestros hijos y nietos en un país libre.

Ahora desconocen la Bachelet, que corajudos. Somos revolucionarios y un pueblo afectivo en un poliamor espacioso, unidos en un solo pensamiento, levantar banderas y proseguir en un solo sueño, amar a lo nuestro.

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