Una de las máximas de los gobiernos sin suficientes equilibrios democráticos o de naciones donde la posibilidad de disentir es casi inexistente por razones sociales, políticas, raciales o religiosas, es señalar a la disidencia como causante de todo problema que surja en el ejercicio de sus mandatos. No importa si es de derechas o de izquierdas. El culpable es el otro puede ser en Chile o México, Venezuela o Bolivia. La represión en México de 1968 por parte del Estado es bastante conocida pero no fue hasta hace muy pocos años que se conocieron algunas fotografías donde se podía apreciar todo el sadismo de un Estado contra estudiantes, tan estudiantes como los que defendían al gobierno de Salvador Allende en Chile frente a la barbarie militar de Pinochet o de los jóvenes que en año 2017 se opusieron al gobierno de Maduro. Pero recordemos a México y su movimiento estudiantil de 1968: https://politica.expansion.mx/mexico/2018/09/20/inai-ordena-publicar-archivos-del-2-de-octubre-del-68-ocultos-por-medio-siglo
La imagen se convierte así en un tesoro unos desean compartirlo y es su tarea que se descubra, se devele, se observe y ahí me sumo yo, otros los servidores del Estado o militantes de quien gobierna, los abyectos al poder desean que no se descubra, que se escondan, que se destruyan, que se anulen, que se evite contar la historia visual de lo ocurrido. Venezuela, Chile, Bolivia son hoy naciones donde la propia realidad los denuncia, pero es una cámara fotografía la que nos permite ver de manera cruda la realidad de lo que está aconteciendo y aunque los personeros del gobierno lo nieguen, aunque Piñera o Maduro intenten esconderlo los cientos de fotógrafos, los millares de aparatos en manos de la población, nos permiten observar sin prisa, pausa o censura lo que ocurre. Por ahí alguien a quien aprecio y hoy mantengo algunas diferencias políticas realizó un trabajo fotográfico importante de los crímenes cometidos en Venezuela en el año 1989, cuando la jauría militar salió a reprimir, aplastar, destruir, anular los focos de protesta en mi país. Se trata de Nelson Maya un extraordinario fotorreportero: "El testimonio vivencial más patético es haber visto a efectivos militares disparando sus fusiles de manera indiscriminada contra las personas que en estampida huían a toda prisa cargando consigo cuanto pudieran llevar con las dificultades propias del caso, sobre todo si se trataba de correr con una lavadora a cuestas." http://ciudadvalencia.com.ve/reportero-nelson-maya-vi-como-mataban-al-pueblo/ Los militares venezolanos no tendrían nada que envidiarle a sus colegas chilenos a la hora de aplicar la represión a civiles desarmados.
Pero la fotografía con aparatosas cámaras están ahí y los fotógrafos que se atrevieron a estar en el ojo del huracán tienen un puesto ganado en las páginas del atrevimiento, pero sus imágenes tendrían que pasar por la censura y la autocensura, el temor a la represión posterior y es ahí donde lo digital y lo anónimo juegan un papel estelar. El Estado no podrá exigir aclaratorias, no conocerá de dónde salió el disparo que dará al traste con su rueda de prensa, y las redes sociales que toman a la hora de la verdad los hechos, donde las televisoras oficiales u oficiosas modelos Telesur quedan desmentidas o solo son un ingrediente insípido del discurso oficial. Veamos un maravilloso documental de fotografos chilenos de extraordinarios fotógrafos de ese mundo de la imagen y la palabra visual: https://www.youtube.com/watch?v=8CMldmuZi24
La democratización de la imagen fotográfica es también la democratización de la denuncia, la posibilidad de enfrentar las redes del poder y con inversiones infinitamente menor está al alcance de la mano, está a disposición de cualquiera y solo se enfrenta a la ideologización, a las disculpas militantes de la izquierda y la derecha. Estos que llamaran a las protestas contra el posible fraude electoral de Evo Morales en Bolivia "Guarimbas" o le colocaran a las protestas contra Piñera en Chile "indignación justa" o viceversa. No hay represión buena o mala es represión e invisibilizar o tratar de enturbiar lo ocurrido no está en la imagen que desnuda y si en el discurso demagógico que escuda o se escuda.
Voy viendo en redes como son millares de textos, argumentos, discursos del poder que tratan de justificar su accionar, pero siempre o por los menos desde hace algunos años está un fotógrafo aficionado o no, un camarógrafo con oficio o no que desviste la realidad oficial, la historia vacía del gobierno o el Estado. Que descubre que tras el discurso democrático de Piñera está la represión desmedida, que cubierto por la cortina del verbo descafeinado de Maduro están los juicios militares, la persecución y la represión militar, que al atravesar la calle y tras el éxito económico de Evo Morales está la sed insaciable de poder y su deseo de mantenerse atornillado al trono presidencial.
Yo solo soy un fotógrafo, hago lo que puedo y miro y vuelvo a admirarme de los millones que hoy somos, que hoy estamos tras una cámara o un teléfono inteligente, que tomamos café y nos divertimos o lloramos a los nuestros perseguidos por las hienas del poder. Ahí estoy no en la primera línea y si tras algún megapíxel que me permita establecer una relación a veces desconocida con el observador de nuestro trabajo.
Debemos cuidarnos un poco y saber que el poder sea quien sea que lo detente no nos quiere, solo nos desea tener como prenda o como testigos sin miradas de lo que realmente ocurre más allá de lo evidente.
Notas a pie de página: En la Escuela José Rafael Pocaterra de Valencia específicamente en El Palotal, las autoridades están intentando atemorizar a las maestras que se sumaron al paro contra el hambre y por el mejoramiento de la infraestructura de dicho espacio escolar. Esas amenazas no pasarán y aunque esté en la jugada de ser una cancerbera del gobierno no pasará su intento de chantaje y tampoco sus amenazas veladas o no.
EL MAESTRO LUCHANDO TAMBIÉN ESTÁ ENSEÑANDO.