Entre el silencio y la corrupción en PDVSA

Lunes, 09/03/2020 02:23 PM

Los procesos revolucionarios, se caracterizan por profundizar la lucha de clase como herramienta fundamental para lograr el triunfo del socialismo.

Por lo tanto, es en la construcción del socialismo, dónde el combate contra el capital y su cultura como sociedad y totalidad es el más feroz, difícil y peligroso, sabemos que en esa confrontación se expresa lo más difícil para la militancia revolucionaria: despojarse de la cultura burguesa, donde hemos vivido, o del sueño del capital y sus privilegios, su prepotencia como ser.

De allí que como militantes revolucionarios hemos levantado la bandera de la autonomía e independencia de la clase, porque nuestra lucha se fundamenta en el combate contra la explotación del trabajo, por ello, reafirmamos el carácter de la democracia de los trabajadores, construida desde sus entrañas, allí donde la única libertad que impone el capital es la producción, dentro de una relación completamente enajenada entre el obrero y la máquina, allí es donde reafirmamos, la necesidad de la organización autónoma, asamblearia y revolucionaria, el control obrero bajo los consejos de trabajadores, una sociedad completamente diferente a la sociedad del capital.

Por lo tanto, también es un combate a la vieja cultura "revolucionaria" de formar fracciones de poder, que terminan en nomenklatura, controlando el poder jurídico policial: esto es muy peligroso, es el desvío de una revolución y ya sabemos cómo y dónde terminan.

La mal llamada comisión Alí Rodríguez Araque  (utilización de un noble revolucionario para fines policiales), ha utilizado su poder contra dos compañeros, de tal manera que de una vez los presentan como culpables y todos sabemos lo que significa ser acusado de agentes de la CIA.

Lo primero que debió hacer la comisión, es rendir cuenta de sus diversas gestiones en la principal industria del país, ya que en los últimos años han tenido cargos de alta responsabilidad.

También debieron justificar sus cuentas bancarias como bienes y propiedades, lo que les permitiría tener la suficiente moral para ser parte de la lucha contra la corrupción, pero tampoco han hecho público ni justificado sus bienes obtenidos, los cuales contrastarán, groseramente, con los salarios que hoy tenemos los trabajadores, que son los que mueven realmente la industria petrolera y todo la estructura productiva y de servicios, pública y privada, existente en el país.

Está comisión, de una buena vez no solo manda a capturar al viejo estilo policial, para crear el terror y miedo para que nadie muestre su solidaridad pública, sino que también se convierten en jueces, fiscales… es una súper comisión.

Nos duele el silencio de muchos revolucionarios que ocupan cargos de importancia, el silencio de los asambleístas, el silencio de organizaciones revolucionarias que apoyan el proceso revolucionario y que saben muy bien como se ha violado el debido proceso judicial… el silencio de los comandantes, de esos que siguen viviendo del pasado, pero que cuando el presente reclama su firmeza, miran para la otra acera.

Sabemos que hay cantos de victoria en muchos funcionarios que son responsables de:

  • Cierre de las refinerías.
  • Del desmantelamiento de las industrias.
  • De gestiones déspotas, quienes creen que están comandando batallones de militares en la IV República.

Funcionarios que hoy tienen bienes y propiedades que no pueden justificar.

Sepan que seguiremos el combate por el socialismo, nuestro socialismo, que este supone un combate a muerte contra el imperialismo y el capital, pero también en la misma magnitud contra la corrupción y la conciliación con el enemigo.

Hoy la lucha por la libertad de Alfredo y Aryelis es una tarea de inmensa necesidad, es un combate ético, un combate moral, contra una nomenklatura con poderes muy peligrosos.

Osvaldo León colectivo control obrero Guayana

 

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