Al deterioro de los imperios le sigue la caída. Esto se repite en cada uno de los que han existido en la humanidad. Al imperio romano, las posiciones encontradas entre el senado y el emperador, las guerras intestinas, corrupción, la división; al imperio español perdidas de territorios conquistados, guerras, los envíos de oro y plata no llenaban las expectativas de la corona española y el imperio griego la guerra del Peloponeso. El imperio gringo había venido dando muestras de su decadencia por su insistencia de pretender convertirse en los gendarmes del mundo, fomentando guerras, derrocando gobiernos, aplastando pueblos, robando sus recursos o impulsando invasiones, bloqueos y sanciones para aquellos países que no se les arrodillan o se han negado a ser dóciles a sus políticas imperiales de expansión y dominación. Hoy la presencia de Covid – 19, que en un comienzo había sido minimizada, tomo al gobierno desprevenido con una política de salud publica privatizada e imposibilitado para dar respuestas ante el avance de la pandemia; afectando a las personas de muy bajos recursos.. En cifras conservadoras tiene en su haber 2.041.179 contagiados; mientras que de fallecidos llega a 114.592, ocupando el primer lugar en el mundo.
Acontecimientos como estos se han repetido a través de la historia, donde todo tiene un principio y un final; aunado a estos hechos, EEUU se ha convertido en el imperio más sangriento y repulsivo de la historia. Hoy avanza inexorablemente hacia una Gran Depresión, similar a la del año 1929, que dejo a ese país desbastado. Actualmente la economía no da muestras de recuperación por los estragos que va dejar el coronavirus. La deflación la tiene a la vuelta de la esquina. Con un desempleo del 13%. A todo este cuadro de impredecibles resultados; ha puesto en juego su reelección. Trump la tiene difícil, de 55 % bajo a 35 % de aceptación de los votos republicanos, según un estudio realizado por la Oxford Economic antes del Covid – 19..
Otra de las causales que ha puesto en el filo de los señalamientos es el linchamiento de George Floyd en la ciudad de Minneapolis, de manos de un policía blanco, que afloro en todo el país toda una ola de manifestaciones de indignación y de rechazo ante un gobierno que ha asumido el racismo como una razón de Estado. La respuesta del gobierno de Trump no se hecho esperar y ha salido a la luz pública diciendo que los que han venido motorizado las manifestaciones forman parte del movimiento ANTIFA (grupos antifascistas); que tuvo su origen en la Italia del asesino Mussolini, para contener sus arremetidas neofascistas. Hoy ante este señalamiento de pretender darles a las manifestaciones un móvil terrorista; y de esta forma arreciar con fuerza la represión. Los llama ANTIFA; como pudo haberlo llamado comunistas, talibanes, narcoguerrilla, Castro – Chavismo, etc.
Actualmente el conflicto no es de blancos contra negros; ahora se le unió blancos, latinos, asiáticos, convirtiéndose en antirracistas; colocando a los supremacistas blancos en una minoría. Muy soterradamente algunos gobernadores la han venido apoyando. A todo esto se ha unido, algo inusual en ese país y en ese tipo de culturas, como es la destrucción de estatuas y edificaciones. Esta encrucijada puede llevar a EEUU a una cuarta guerra. La primera, recordemos fue con la Gran Revolución (1642 – 1651); la segunda, la guerra de la independencia (1775 – 1783); la tercera la guerra de la Secesión (1861 – 1865) y la cuarta la guerra de la supremacía blanca (2020 – xxxx); por el camino que van los acontecimientos, esto es de esperarse. Trump esta empecinado en dividir y no en unir; ya lo dijeron los ex presidentes.
Todas estas variables marcan un destino que no es otra cosa que el agudizamiento de un modelo que conduce a su desaparición. Los imperios como, tuvieron su nacimiento, sus momentos estelares y de gloria, la declinación y su desaparición; ese mismo destino la historia se los tiene reservado a ese monstruo todo poderoso, como lo es el imperio gringo. De no reformular nuevas políticas económicas, de inclusión, racismo, marcharía por el camino de su propia destrucción y se repetiría la historia de que todo principio tiene su final