Leopoldo López o una “fuga” anunciada que “coincide” con el desplazamiento del ministro Reverol

Lunes, 26/10/2020 02:52 PM

La "fuga", así, entre comillas, de Leopoldo López, tiene varias aristas. Uno puede agarrarla por cualquier parte, pues sobran asideros. Lo primero a resaltar no es que el tipo sea como Houdini, aquél célebre escapista húngaro nacionalizado estadounidense, sino porque se escapa siempre que le dejan las puertas abiertas, retiran sus guardianes y hasta ya en la calle le suministran todo lo necesario para irse lo más lejos posible y esconderse. No ha sido ni siquiera lo medianamente audaz de aquellos escapistas que se fueron del cuartel San Carlos o se escaparon de hospitales cuidadosamente custodiados. Siempre salió bajo acuerdos posteriormente incumplidos.

En la oposición venezolana, en esta IV República, han abundado los escapes "exitosos", anunciados y acordados. El primer y más sonado caso fue el de Carmona Estanga. Es este un señor que, por los hechos todos alrededor de su persona, no tuvo un ápice de audacia ni grandeza. Su toma de posesión misma y lo fugaz de su gobierno fue todo un poema de pequeñez y nadería, llamarle "Pipino El Breve", fue un acierto, al margen de su pequeña estatura física. Y esto no amerita ningún esfuerzo probatorio.

Pero ese señor se le "escapó" al gobierno de manera muy fácil. Tan fácil fue todo aquello que, estando detenido en su casa, lo que ya era todo una ventaja y concesión pese la gravedad del delito cometido, podía salir a caminar a larga distancia, a manera de ejercicio y en una de esas salidas "sin proponérselo", fue a parar, sin darse cuenta, a la embajada de Colombia. Pese haber salido durante varios días, fue sólo cuando estuvo convencido que nadie le seguía, vigilaba, pese cambiaba a diario de rumbo a manera de prueba, sólo se atrevió a "fugarse" cuando le dieron el visto bueno y la seguridad no tendría nada de qué temer, menos preocuparse, ni siquiera se intentaría volverlo a detener. Se sabía su destino por lo que hizo y luego haría. Allá está él, olvidado de sí mismo y de la gente a quien intentó engañar.

Tanto es así que el gobierno de Venezuela, aun en los instantes de muy buenas relaciones con Colombia, cuando actuaba como intermediario en la gestión de la paz en ese país, nunca solicitó le entregasen al fugado por el golpe del 2002. Porque, es demasiado evidente, aquello fue una fuga acordada y programada con el gobierno mismo, como lo fue también la de Carlos Ortega; aquellos no hacían peso alguno, mejor era tenerlos libres a su gusto y no en el rol de víctimas.

Al gobierno venezolano más le pesarían e incomodarían aquellos ciudadanos presos que, por lástima, humanismo, despertarían solidaridades injustificadas siendo nulidades, políticos sin ideas, respaldo popular ni militar. Y es más así, si se trata de alguien como un foco sin luz, que no prende ni va a prender nunca.

Y, en gran medida, eso fue acertado. De Carmona Estanga y Carlos Ortega nadie se acuerda. Y lo que es peor, quedaron en el recuerdo difuso de la gente como dos fracasados dejados ir, si quiere con la cabuya en la pata y como quienes todavía tienen una cuenta pendiente. Y en ellos mismos, por falta de voluntad y talento, se ha impuesto la idea que nada tienen que hacer, salvo de vez en cuando decir alguna necedad, como para decirse así mismo que están vivos, pero llegado el momento, volver acallar por carecer de autoridad moral, que aportar, ni a quién dirigirse, pues a nadie, salvo su familia, hacen falta.

Es por demás simple que, Leopoldo López no significa nada en el imaginario, aspiraciones y sueños de los venezolanos, ni siquiera entre aquellos que siempre han adversado al gobierno. Donde más resistencia tiene ahora, no es en la izquierda ni en la militancia oficialista, universo para el cual ni siquiera existe, sino en la propia oposición, desde una banda a la otra. Un universo al que dejó insatisfecho y frustrado. Los gringos mismos deben estar cansados de él, dado le ha costado demasiado dinero a cambio de nada. Pareciere ser ahora un íngrimo y sólo que ni siquiera cuenta con el aval del gobierno de EEUU que encontró en Guaidó un sustituto y hasta le resultó mejor porque era diputado para inventar lo del presidente interino y además sin ínfulas. Ha sido un "general" que todo lo que le han puesto en la mano lo malbarata en acciones aventureras, sin fundamento y a lo loco. Su partido VP, pese todo el dinero recibido y respaldo internacional, evade cualquier contienda electoral porque se sabe desasistido, pues ni siquiera lo ha podido construir como un instrumento para el combate democrático y para la guerra menos, tanto que ha tenido que apelar al mercado internacional de mercenarios para que le hagan las tareas que fueron de su absoluta competencia.

Ha sido un político que, ya llegado más allá de lo que formalmente llaman madurez, tomando en cuenta solo los años de vida, no ha aportado nada significativo, salvo aquel simplismo brutal de "La Salida", y haber sido, desde lejos, animoso promotor de guarimbas por demás violentas y destructivas, pese haber desempeñado roles destacados, como jefe de la oposición y tenido el aval, respaldo económico cuantioso, de los gobiernos de Estados Unidos y parte del capital interno. Fue para sus financistas una inversión costosa y poco productiva, como cuando un equipo de la liga grande del béisbol paga un bono por demás generoso a una promesa que se quedó en eso; y hasta podríamos decir que a los gringos le metió un contrabando y le vendió mercancía chimba.

Ahora López, para Trump, nada significa, bien sabe éste el poco respaldo que tiene y la escasez de luces; lo demuestra que desde allá ni siquiera se le nombra ni preocupa su destino.

Su conexión ahora es con España, donde por cierto no gobierna el PP, el del fascismo, pero es la nación adoptiva de su padre, quien por cierto ejerce como diputado provincial por aquel partido, dadas sus conexiones y recursos económicos. Y es por allí donde ha conseguido le lancen un salvavidas, sólo eso.

El gobierno español de ahora, pese lo que se diga, no está por apoyar las opciones extremistas, fascistas de la ultra derecha venezolana, la que representa López. Tuvieron ellos ya una experiencia muy cruel y costosa como la que representó la ETA, para ponerse en plan de apoyadores o encubridores de terroristas en América. Y para eso del terrorismo es lo único que se le prenden las luces y sirve la poca imaginación de López y los suyos; aunque en eso, tampoco es mucho lo que ofrece, tanto lo revelan sus reiterados fracasos.

López cogió para España, en una fuga planificada y hasta esperada, como aquello de la "muerte anunciada" del Gabo. Era esa justamente "la salida" que tenía López, pase lo que pase en Venezuela. Tiene necesidad de irse y mucha gente, siente la necesidad que se vaya, su presencia en la embajada española es más un estorbo para todos que otra cosa y su ciclo cerrado está.

A España no va un combatiente vivo y despierto, va un derrotado, un cadáver, sin aceptación entre la gente que antes pudo haberlo apoyado. Es más, va un político que nunca ha sabido ser asertivo porque para todo sólo tiene una respuesta. En España pudiera estar limitado a los requerimientos del acuerdo oculto entre él, el gobierno que le recibe como asilado habiendo "huído" de la embajada que le tuvo como huésped y al mismo tiempo le recibe como asilado y su dura experiencia de saberse incapaz de no saber hacer otra cosa distinta a la que ha venido haciendo, la violencia y el terrorismo. Ese doble rol español, de embajada huésped de un prófugo, incurso en los planes de fuga y ahora nación que lo recibe en calidad de asilado, hará que le exijan el cumplimiento estricto de las condiciones.

Y todo esto es del conocimiento público. No va a España un político de enorme catadura y visión a meditar. Un joven cansado de empecinarse en pequeñas y locas aventuras; lo propio de un muchacho nacido y criado en la idea que todo alrededor es suyo y es suya la voluntad de la gente.

La vida no le funcionó bajo su simple esquema; es bueno y generoso se vaya a decantar su frustración y percatarse exactamente de qué está hecho y para qué sirve; todavía es joven y tiene tiempo para labrarse un camino que le sea acorde y por dónde puede transitar; no siempre uno es del tamaño que se cree, porque se lo hicieron creer o los odiosos cálculos de malos maestros nos metieron en la cabeza. Por lo menos debe sentirse feliz que por la enorme deuda que aquí deja, al parecer, no hay nadie interesado en reclamarle pago.

Mientras acá en Caracas, el gobierno presenta su "enérgica protesta" ante el gobierno español por "haber propiciado la fuga de López", a quien le llevaron de la misma manera que lo hicieron con Carmona Estanga y Ortega. Todos esos hechos, más la persistente información acerca de esos planes de nada sirvieron, López sin ser Houdini ya está en España. Aquí, aparte de la protesta diplomática, la cabuya ha reventado, si eso pudiera calificársele así, pero es como demasiado casual y hasta imprudente, por el movimiento que lleva a Reverol, ministro de Relaciones Interiores, a una función de menor jerarquía, cuidar el sistema eléctrico y le sustituye la gobernadora del Estado Lara. ¿Por qué ese movimiento, justamente después que a López le sacan de la embajada española en Caracas y le ponen con prontitud y comodidad en Madrid?

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