El actor escocés Sean Connery, conocido por personificar al espía británico James Bond El Agente 007, falleció a los 90 años. Hasta ahí la primera parte en lo que se refiere al título de este artículo. Lo único en común en todo este titular, es la muerte de tres ancianos. Las circunstancias son diametralmente disímiles.
Dos personas, Rafael David Sandoval Armas de 73 años y Silvia Margarita Sandoval Armas de 72 años (no eran anónimos, tenían un vida, tenían sus registros civiles) hermanos y a lo mejor, muy unidos en su vinculo familiar afectivo, como entrañables parientes que apenan tenían un año de diferencia entre ellos y que sobrevivían en el Barrio Puente Hierro, en un departamento de las Residencias Villa II del Distrito Capital, fallecieron aparentemente por desnutrición. Esto es una noticia que en cualquier parte del mundo civilizado, debería impactar a la sociedad y a los que gobiernan a esa sociedad y les corresponden velar por el bienestar de la gente, esa gente que en su lozana vida, aportaron a su patria lo mejor de ellos y que les pertenece estar en el reposo del guerrero con toda tranquilidad. Las aparentes circunstancias de su muerte son estremecedoras, pero cualquiera que haya sido las circunstancias que la rodean, son conmovedoras
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Es difícil escribir sobre esta amarga reseña, para no caer en una dramática cursilería o desahogarnos con todo nuestro arsenal de insolencias- Pero, realmente esta vaina da arrechera, lo desconcierta a uno y espolea nuestras endurecidas fibras de sensibilidad, ya muy callosas por tanta situaciones deprimentes. El solo imaginarnos la agonía de estas dos personas en la soledad de su encierro, de pensar que uno de ellos falleció primero y el otro agonizaba a su lado viendo a su hermano irse y pensando que pronto correría igual suerte, es de locos. El "verlos" deambular por su espacio "vivencial", hurgando en las alacenas para conseguir que comer o darse cuenta que los medicamentos que necesitaban se habían agotado y no tenían como salir, porque ellos no sabían en qué consistía el 7+7 o porque no entendían que su pensión no les alcanzaba, cuando su cantidad se expresaba en miles y miles de bolívares, es una escena deprimente.
¿Y los culpables en este país? Aquí impartir justicia se ha convertido en una lotería con las ruletas arregladas. Se señalan culpables de la situación que está pasando el pueblo venezolano, con pruebas que llenan una habitación y andan sueltos por aquello de que hay que esperar que se "cuezan en su salsa". ¿Donde coño, en que parte de nuestro código orgánico procesal penal, aparece esa figura jurídica? Todos los cuerpos de investigación y seguridad reciben denuncias sustentadas con fotografías, videos, fechas, horas y reseña de las acciones de funcionarios robando, matraqueando, bachaqueando, jodiéndose en el pueblo y reciben como respuesta impunidad y amenazas ¿Con que ganas y seguridad denuncias a un funcionario con uno de sus pares, que tiene toda la información de tu vida y donde vives? Dígame ciudadano Fiscal General de la República como explicar los miles y miles de "servidores públicos" que trabajan en una alcabala, "cuidan" una estación de servicios, son CICPC, FAES, registradores y notarios públicos, directores de oficinas gubernamentales y fiscales del Ministerio Público, por nombrar algunos, para que de manera ostentosa y descarada circulen por las calles, en majestuosos vehículos con inagotables reservas de gasolina y "ganando" el estipendio salarial paupérrimo que devengamos. Coño, estoy lento, ya se la respuesta "hay que esperar que se cuezan en su salsa".
La muerte Rafael David Sandoval Armas y Silvia Margarita Sandoval Armas, debe ser investigada como homicidio, así sea culposo (soy ingeniero y no jurista, pero creo que me explico). Deben existir culpables. No solo los que puedan ser sancionados por incumplir la responsabilidad de atender (empezando por el gobierno del Distrito Capital) sino un escarnio ejemplarizante hacia aquellos, que teniendo responsabilidad sociopolítica, se desentendieron de estas personas y las invisibilizaron (la pobreza es un manto para ser invisible) de repente por estar cargando pollos y mortadelas en una carretilla, por ser genios y hacer aparecer las bombonas, por creerse jugadores de futsal o basket en un barrio y hacer un gol en una vieja cancha con pintura aun fresca en el piso o los que hacen sus Tik-Tok o videos en Instagram saltando muros, charcos, caballos (copia actualizada de Carlos Andrés) para demostrar su vitalidad o los omnipresentes miembros de la UBCH, jefes de avenida, calles, veredas, casas, plazas, puentes, estacionamientos, los miembros del consejo comunal, en fin, todo ese entramado burocrático creado para "combatir la burocracia del estado y proteger a los más desafortunados".
Es difícil hacer guasa o sarcasmo de algo tan terrible y no solo las muertes de David Sandoval Armas y Silvia Margarita Sandoval Armas nos debe afectar en lo emocional, porque a nuestro alrededor hay personas como ellos y muchas veces volteamos hacia otro lado, como si con eso desaparecieran. Nosotros debemos ser parte activa y velar por nuestros vecinos menos favorecidos sin esperar que los muy "ocupados" funcionarios lo hagan. Esto no puede seguir sucediendo y reitero, esto en cualquier país civilizado del mundo sería un titular enorme, que llamara a la reflexión social nacional y a la acción del gobierno en todo su estamento. Pero esta noticia se encuentra escondida entre la muerte de Sean Connery, la carta de protesta de España, la lista dolarizada de Carreño, el atentado de la refinería, la elección gringa y por supuesto, el trayecto electoral hacia las parlamentarias del 6 de diciembre, que tienen como fin la toma del poder legislativo y con ello traer paz para nuestra golpeada república y nación (me quedé sin aire y creo que lo dije bien, sino, me corrigen). David Sandoval Armas y Silvia Margarita Sandoval Armas deben ser un trágico ejemplo que no se debe olvidar, hay que mantenerlos vivos para que otros no mueran.