La Corte Penal Internacional establece en su artículo 8 que "Reclutar niños o alistar a niños menores de 15 años en la fuerza armada nacional o utilizarlos para participar activamente en las hostilidades" es un Crimen de Guerra. Por supuesto, es algo lastimoso, puesto que es la guerra el escenario en donde se mata la inocencia y se descalabra la niñez. El dirigente del Partido Farc Milton de Jesús Toncel reconoció ante la Jurisdicción para la paz(JEP) que se recluto menores de edad durante el conflicto y fue enfático al señalar que "Ninguna explicación ni ninguna causa justifican arrebatarle el libre crecimiento y desarrollo a los niños y niñas". Lozada a su vez, en una profunda reflexión, revelaba lo siguiente: "Nosotros tenemos un profundo respeto por el dolor que se les haya causado, reconocemos en la voz de ellos el reclamo justo de esa victimización y lo único que podemos hacer en este momento es pedirles perdón y asumir el compromiso de ayudar a esclarecer lo que haya sucedido con sus familias hasta donde humanamente podamos hacerlo"-RCN-24-Sept.2020.
Los que respiran odio y son fanáticos de una Colombia en Guerra eterna, se enojan ante el hecho de la reflexión profunda de los dirigentes del partido político FARC. No les agrada, por una razón elemental, ellos (la clase política) también son culpables de esta adversidad. No son capaces, de admitir el hecho, de que han sido protagonistas de una Colombia en Guerra eterna. Los liberales y conservadores jamás se disculparon del reclutamiento de niños para la peor de todas las guerras-la guerra de los mil días- niños de 7 , 10 y 17 años en una guerra que les pulverizo la inocencia. El otro caso que se mantiene en la incertidumbre de la duda tiene que ver con las 54 niñas violadas por soldados norteamericanos entre los años 2003 y 2007, al respecto la portavoz del ejército norteamericano Cynthia O. Smith en su momento anotaba que no se habían encontrado evidencia creíble, pero que se realizaran más investigaciones. Los que han alzado la voz en forma enérgica en el Congreso de la República de Colombia para denunciar lo concerniente al caso de los niños reclutados por las FARC, en este caso se han metido el rabo entre las piernas y han preferido guardar un silencio "prudente". El ex procurador, Fernando Carrillo, denunciaba en el año 2018 que en Tumaco existían casas de Pique que usaban niños para trabajos macabros y no paso absolutamente nada y en el 2020, Fernando Carrillo, seguía denunciando el uso de menores para cometer crímenes por parte de organizaciones como: Caparrapos, el Bloque Virgilio Peralta Arenas, Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, los Rastrojos, los Urabeños, las Águilas Negras y otros.
La otra faceta de esta cruenta realidad, tiene que ver con los asesinatos de los firmantes de la paz, se han asesinados a más de 244 excombatiente y la pregunta es si los niños y niñas huérfanos no preguntan por sus padres o madres asesinados es otra forma de acabarles su inocensia.
Las autodefensas del Magdalena Medio (Clan Isaza), además de armar un ejército de niños para ir a la guerra, los mando a construir escuelas en los que los menores aprendían técnicas para desmembrar cuerpo con victimas aun vivas o muertas. Con este escenario, lo que se necesita es una Colombia, decidida acabar con el conflicto armado, a la guerra no van los hijos de los presidentes, ni los hijos de los ministros, ni los congresistas, ni los gobernadores. Estos señores no pagan servicio militar, no se vinculan a la guerra lo que hacen es azuzarla para que nunca se acabe, es un negocio. En el 2019 el gasto militar de Colombia se consideraba el más alto de la región, superaba los US$10000 millones. Para el año 2021, el ministro de la defensa ha presentado su presupuesto que asciende a 10.375.594.294 dólares. Con estos gobiernos que danzan alrededor de la Guerra, es imposible pensar en una Colombia que esté al alcance de los niños.