Como ya es sabido desde hace ya buen tiempo en Venezuela padecemos una crisis horrenda en lo económico, político y moral. Expresión de un modelo social anterior dizque del pacto elitista democrático (Pacto de Punto Fijo, 1958), que prodigó oportunidades de ascenso social a través de las vías educativas y culturales, la industria y el comercio, el desarrollo urbanístico como nunca antes al ciudadano promedio hasta buen trecho de su andar (1958-1978), permitió la abundancia en las vitrinas y auto mercados, salarios que alcanzaban para todo, carro, casa más o menos bien dotada, según cierta leyenda urbana; que hoy es la nostalgia de muchos. Luego devino una crisis terminal (1980-1992) y una transición con dos grandes intelectuales como guías, el Dr. Ramón J. Velásquez y el Dr. Rafael Caldera, especie de un último intento de restauración de un cuadro histórico ya roto (1993-1998).
Ahora transitamos otro modelo sociopolítico en desarrollo con sus rupturas y continuidades (1998-2021). El de la democracia participativa, según. También llamada Revolución Bolivariana y Socialismo del siglo XXI que, a su vez, ha generado ciertas fidelidades ideológicas, compromisos y decepciones que ya no arrastra masas como el comandante Chávez llenaba calles (las parlamentarias, 6 de diciembre de 2020, lo ratificarían; así como la "Consulta" virtual y presencial de los días 7-12 del mismo diciembre de 2020, promovida por sectores de la oposición).
Últimamente el presidente Maduro se ha referido a un estado de bienestar construido en Venezuela (al menos de 2004 al 2012, pensamos nosotros) pero, a su vez, ha generado fuertes reacciones adversas en sectores poderosos nacionales e internacionales ya desde 2001 y con cada vez peores consecuencias, primero en 2002, 2003 y luego las agresiones actuales de rivales no han cesado desde entonces con aliados internos en Venezuela y países vecinos. Estrategia envolvente, que dicen, Colombia, Brasil, Guyana, también están los países coaligados en el Grupo de Lima y empeños restauradores de la geopolítica hegemónica de los Estados Unidos.
Agréguese a lo anterior la corrupción del funcionariado de los niveles altos y medios de la administración pública, contra la se había prometido luchar y había sido motivo de la rebelión de la juventud militar de 1992. Paralelamente se desató la hiperinflación. Por eso hoy nuestros salarios están destruidos, además hoy persiste como herencia de la administración imperial Obama-Biden, autores del bloqueo comercial-financiero (2017 o 2018), que se acentuó con Trump, ya de salida, pero también nos dejó como herencia escasez y precariedad en los servicios públicos. Y el año 2020 terminó de "aliñar" esta situación el abismo mortal de la pandemia covid-19. ¿Cómo se presentará ahora la administración de Biden respecto a Venezuela? Se ha oído que días atrás desbloquearon las cuentas de PDVSA, al menos por algunos meses. Buena noticia.
En fin, Venezuela ha permanecido en resistencia. Lucha incluso contra el propio gobierno y la propia oposición, aunque parece que no ha habido un solo gobierno ni una sola oposición, sino múltiples. Evolucionan y retrogradan, pero en sus pendencias involucran a toda la población polarizada o no.
Todo lo cual tiene diversas manifestaciones como "epifenómenos" de la "ontología de lo actual", como diría Michel Foucault. Un militante pertinaz de la perspectiva interpretativa-vivencial y la historia crítica, lamentablemente entre quienes cultivan las ciencias sociales entre nosotros parece tener pocos seguidores; con excepción de ciertos grupos de la academia universitaria que transitan los "áridos" caminos de la filosofía como en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, donde destacan en el Área de Teoría Educativa de su Departamento de Formación algunos de sus profesores.
En lo concreto y más allá de la anécdota, recordamos que en un Curso de Lenguas Extranjeras seguido en la UPEL-IPB, dictada por la Dra. Rosaura Hernández, nivel comprensión lectora para principiantes, trabajamos un texto de Foucault titulado "El cuidado de sí mismo"; muy adecuado al parecer para los días que corren asediados por la pandemia, con sus brotes y rebrotes, polémicas por las vacunas y soluciones mágico-religiosas.
Texto en el que ese reconocido filósofo e investigador social francés reflexiona sobre los cuidados de la salud, fundamentado en dos o tres aspectos: la dieta alimentaria (alimenticia), los ejercicios (gimnasia) y la medicina (clínica y farmacopea) en el mundo de la Grecia Clásica; ello permite, pues, introducirnos en lo que denomina la antología de los actual. Esto es, una visión crítica de la realidad socio-histórica y su comprensión uniendo estrategias racionalistas y pasionales-afectivas.
Falta, sin embargo, detenernos en otros conceptos propiamente existencialistas en que de alguna manera nos manejamos en la práctica en 2020, como por ejemplo, libertad-situación a la que fuimos sometidos, ya que la existencia (vida material en general, psicológica concreta) precede a la esencia (lógicas de sentido determinadas por el contexto en que estemos) así como los conflictos derivados de las determinaciones que nos impone la relación con el otro, que a veces es de opresión eventual física-simbólica: debo cuidarme de ese otro, distanciarme, cuídate tú que yo me protejo, etc. Las vacunas sputnik-v rusa, soberana cubana y los candidatos vacunales chinos, que al parecer son a las que probablemente tengamos acceso en Venezuela, ¿nos permitirá superar liberarnos de la opresión del otro?
En cuanto al proyecto sociopolítico actual ha entrado en un reacomodo, transita por un sendero ya distante del radicalismo de la llamada izquierda del 5% y se acerca sin complejos, se ha dicho, al modelo de la economía mixta. Se une así a modalidades seguidas por China, Cuba y Vietnam; de hecho, los asesores económicos de Maduro parecen haber leído un autor que ya hace 5 años, Juan Pablo Fernández (2015) recomendaba realizar un ajuste en un ensayo titulado "Vienen las vacas flacas" (El mundo. Economía y negocios. Caracas, 6 de septiembre de 2015) acotando que:
"El país se tiene que preparar enfrentar lo que se nos viene encima. Sacar la economía venezolana adelante va a ser muy difícil. Resolver los desequilibrios va a tener un costo social muy grande. Un ajuste socioeconómico es inevitable. Carlos Andrés Pérez lo intentó por la vía dura y al día siguiente ocurrió el caracazo que sentenció a muerte a ese gobierno antes de empezar. Luego Caldera intentó otro de la mano de Teodoro Petkoff y salió con la popularidad en el piso y entregándole la banda presidencial a Chávez. El próximo ajuste se va a dar en unas circunstancias mucho más difíciles. Si no enfrentamos la crisis como nación nadie podrá llevarlo adelante" (p. 16).
Venezuela conservando su libertad ha iniciado un ajuste económico de la mano de un gobierno de mediana popularidad, para disgusto de seguidores de la ortodxia de antiguas teorías comunistas y socialistas. Claro, lo ha hecho condicionado por una situación opresiva en relación al precario flujo de producción, inflación desbocada y salarios más que insuficientes. Una situación que nos oprime, nos pone en una relación conflictiva, sea éste persona humana o entidades sociales e institucionales. Tal ajuste constituye en sí una apuesta existencial y su efectividad muchos esperan verla en los próximos indicadores económicos de 2021, con valores positivos, claro; no los negativos de los últimos años. Otros sectores políticos en cambio, seguirán promoviendo un cambio del sistema político (se aproximan elecciones de gobernadores, alcaldías, consejos legislativos de las entidades federales y referendo revocatorio presidencial), otros incluso pretenderán el cambio político por vías no democráticas, ¿es su libertad-situación-opresión en la relación con el otro?