La documentación desclasificada es solo una parte de la responsabilidad de EE.UU. en América latina

Sábado, 30/01/2021 06:41 PM

Este artículo es una traducción desde el inglés por Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona e-mail: sranacona@gmail.com
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Durante su campaña electoral, el entrante presidente norteamericano, Joe Biden, declaró que su gobierno “tratará de ser el más transparente de la historia y que desclasificará documentación de décadas pasadas relacionada con la política de Estados Unidos hacia América Latina”. En su declaración Biden hizo referencia al gobierno de Obama durante el cual él fue vicepresidente. En el mes de marzo del 2016 durante su visita a Argentina el ex presidente Barack Obama prometió desclasificar documentación relacionada con el involucramiento de Estados Unidos en la promoción de dictaduras y atropellos a los derechos humanos. La liberación de tal documentación que describe anteriores detalles ocultos del involucramiento de Estados Unidos en Argentina, notoriamente sobre los vuelos de la muerte que continuaron hasta el mes de abril del 2019 cuando el último lote de documentación desclasificada fue liberado por el gobierno de Donald Trump.

Se calcula que treinta mil argentinos fueron asesinados y desaparecidos durante la dictadura de Jorge Rafael Videla. La documentación desclasificada perteneciente a la Operación Cóndor demuestra claramente que Estados Unidos estaba en conocimiento del sistemático proceso y que también aportó los helicópteros que se utilizaron para los vuelos de la muerte. “Un contacto con un activista de los derechos humanos relacionado con la profesión médica cuyos informes han sido confiables en el pasado, informó a la embajada a fines del mes de junio que los terroristas y los subversivos seleccionados para ser eliminados se les estaba inyectando “Ketalar”. La substancia inyectable fue empleada para producir una rápida pérdida del conocimiento de la víctima, lo cual facilitaba a la dictadura la práctica de desaparecer a sus opositores arrojando sus cuerpos al mar desde los helicópteros. Desde la desclasificación de esta documentación se ha sabido que contrario a lo que antes se creía, los vuelos de la muerte no solo se emplearon para desaparecer detenidos que ya habían sido asesinados por el estado. Algunas de las víctimas solo fueron sedadas luego de la tortura, por lo tanto, los vuelos de la muerte fueron empleados tanto como una forma de asesinato como también de desaparición.

Estados Unidos pudo haber cambiado sus anteriores métodos de intervención en la región, aunque el presidente norteamericano Donald Trump abiertamente intentó traer de regreso la época de los golpes de estado apoyados por Estados Unidos. No obstante, es posible que bajo el gobierno de Biden los dirigentes de ultra derecha en la región, tales como Jair Bolsonaro en Brasil, se encuentren con una situación menos acomodaticia, aunque solo sea para que Estados Unidos mantenga su supuesta posición democrática. Por otra parte, los gobiernos de derecha y de centro izquierda que se han beneficiado del legado de las anteriores dictaduras o que son menos ruidosos acerca de sus preferencias por las dictaduras, podrían demostrar ser mejores aliados de Estados Unidos.

América Latina no necesita en sus políticas soluciones de Estados Unidos. El enfoque norteamericano todavía descansa sobre anteriores fundamentos, levemente modificados con el propósito de disociarse de su pasado intervencionista. Así mismo, la Escuela de las Américas ahora conocida como WHNSEC todavía ofrece entrenamiento para los militares de la región. En Chile, las fuerzas especiales que asesinaron al activista Mapuche, Camilo Catrillanca en su propia tierra, fueron entrenados conjuntamente por Estados Unidos y Colombia. Estados Unidos todavía mantiene vigente su embargo contra Cuba que fue aplicado el año 1960 y luego aplicado a todo el comercio de la isla en el año 1962. Guantánamo todavía está ocupada por los militares norteamericanos, lugar que es utilizado como base militar y centro de detención para su prolongada “Guerra Contra el Terrorismo”. Estos son solo unos pocos ejemplos que señalan cómo Estados Unidos interviene en la región.

La transparencia no debe solo limitarse a una disculpa oficial de parte de Estados Unidos. Amèrica Latina todavía no ha llegado a ponerse al dìa con su historia reciente. La lucha por la justicia adelantada por los civiles y obstruida por los gobiernos y los tribunales, indica que todavía existe la situación de apoyar en el antiguo legado para el control y la vigilancia. Disculparse por las pasadas violaciones constituye solo una formalidad que no abarca la responsabilidad política y criminal. La documentación desclasificada no debe plantearse como una disculpa y ningún gobierno o país debiera adherirse a esta intencional discrepancia que trata de borrar la diferencia entre los derechos y las amabilidades diplomáticas.

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