Víctor Jara. Un testimonio cultural y político

Te Recuerdo Víctor

Jueves, 30/09/2021 01:05 PM

VICTOR JARA

TE RECUERDO VÍCTOR

Un testimonio cultural y político

Cántale Víctor, cántale al pueblo que se alza la llamarada

Canción para los valientes

Alí Primera

Por: Grisel Marroquí

La vida de este cantor, investigador, folclorista, diplomático, director y profesor de teatro, poeta, revolucionario terminó en uno de los camerinos del Estadio Nacional Chile, que hoy lleva su nombre. Víctor Jara, detenido por un grupo de carabineros y militares en la Universidad Técnica del Estado (UTE), junto con 600 compañeros entre profesores y estudiantes, emprendió, entre golpes, culatazos, patadas y el gas asfixiante de las lacrimógenas, el camino hacia su desaparición física. El día anterior el general Augusto Pinochet, había derrocado en un sangriento golpe de estado, el gobierno socialista del doctor Salvador Allende. El cadáver del cantautor apareció junto con treinta cuerpos más, cubiertos de cal, cerca del cementerio Metropolitano cuatro días después, espantosamente torturado, las manos machacadas y 44 perforaciones de balas en su cuerpo (informe de autopsia) que le descargaron los dementes del régimen dictatorial que convirtió a Chile en un verdadero infierno, donde se cometieron toda clase de violaciones de los derechos humanos, crímenes horrendos, juicios sumariales, eliminación selectiva de personas, torturas sistematizadas, desapariciones forzosas de hombres y mujeres dentro y fuera del país, amparados por la eficiente CIA, y la DINA, policía política creada por el tirano que gobernó durante 17 años, y que se convirtió en la punta de lanza de la llamada: "Operación Cóndor".

Víctor Lidio Jara Martínez nació el 28 de septiembre de 1938, en Chillán Viejo, Creció el más pequeño de los Jara junto a sus seis hermanos entre las labores del campo, los potreros que rastreaba su papá, las canciones que cantaba su madre Amanda, animando fiestas, velorios, y la guitarra que despertaba la pasión musical del niño que solía acariciar el instrumento por largo tiempo. De Quiriquina se trasladaron sus tres hermanos a Santiago, donde Amanda consiguió trabajo como cocinera, pero su vida fue corta y murió cuando Víctor apenas había cumplido los 15 años. Permaneció dos años en el Seminario de San Bernardo porque quería ser sacerdote, pero se dio cuenta que no tenía vocación y que llegó allí solo para encontrar otros valores y afectos que llenaran su vacío espiritual.

Los caminos que le trazó la vida en el mágico mundo de las artes comenzó a transitarlos en el año de 1956, cuando ingresó a la compañía de mimos Nolsvander. Un año después ingresa en el coro y en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, donde además de estudiante, trabajaba como obrero. Becado por la institución mejoró su situación económica y continuó los estudios, que concluyó en el año 1960. Paralelamente a su formación teatral se inició como folclorista en los conjuntos de música, canto y danza Cuncumén, los Curaca y los intiillimani.

Durante los años 59 y 66 dirigió diez obras, entre las que se cuenta, "Ánimas de día claro", de su coterráneo, Alejandro Sieveking. Sobre la temática de esta pieza presentada como examen final y musicalizada por el propio Jara, nos dice lo siguiente… Una historia simple. Como la guitarra campesina. Como una figurita pintada de Talagante. Como un camino, un álamo una flor…Una historia de nuestro pueblo que en todas sus manifestaciones, aún en las más trágicas, introduce elementos graciosos y hasta divertidos. Como el verso popular cantado al niño muerto que dice: Qué bonito el angelito/ que glorioso que divino/ tan diferente a su padre/ tan parecido al padrino… y el otro cuando se supone que el angelito se despide de su madre que dice: Adiós pues, maire querida/ no llore tanto por Dios/ acuérdese del reumatismo/ y del mal del corazón. (Habla y canta Víctor Jara).

Le siguieron a su trabajo de grado "La maña", de Ann Jellicoe, "Entregarnos a Mr Slow", la "Remolienda", "Parecido a la felicidad", "Antigona", "Viet Rock", un Rock sobre Vietnam, entre otras. Su trabajo creador fue reconocido varias veces tanto en el teatro como en la música. El Círculo de Periodistas le otorga el "Premio a la crítica", (1965) como mejor director teatral del año por el montaje de La maña, y el premio "Laurel de Oro", creado por el periódico Clarín y Radio Pacífico.

Música y pueblo

Nicho dónde se guardan sus restos

La labor musical la centró en la recopilación investigación, recreación e interpretación de los cantos y danzas folclóricas del norte y sur de su país, en las vivencias propias y de su pueblo, de los hombres y mujeres de su campo, de esos personajes que se nos quedan viviendo en la memoria por su manera de enfrentar la vida en medio de las penurias y la pobreza. … de la mujer que lava, de los hombres que hacen lazos, del que abre surcos, del que baja a la mina, el que tiende redes en el mar así como nos une la canción también nos une el anhelo de construir una vida mejor más justa más humana. Yo canto a los que no pueden ir a la universidad, a los que viven penosa y duramente de su trabajo, a los que son engañados por los demás. Todos esos que se llaman pueblo con toda la magnificencia que encierra esa palabra.

Ejemplo de estas historias, musicalizadas son las letras "El lazo", (Víctor Jara, 1967). "Angelita Huenumán", la artesana tejedora de mantas, (Canto libre, 1970) o el drama humano, como fue la muerte de Carmencita por los efectos de la droga. "¿Quién mató a Carmencita? (Canto libre 1970).

En diferentes escenarios sonaron las cuerdas de su guitarra y la fuerza de su voz, denunciando la penetración cultural del imperialismo Su canto solidario llenó las plazas, escuelas, sindicatos, calles, animando huelgas, en los campos, estadios, centros de educación, centros hospitalarios, recitales, y en cualquier lugar de su país, donde su trova revolucionaria arma de lucha, se hiciera necesaria. Y necesario es conocer lo que significó para este trovador ser cantor revolucionario. Al respecto nos dice con firme convicción:

No creo que ser cantor revolucionario signifique solo cantar canciones políticas. Profundamente revolucionario es salvar los valores de nuestros pueblos de la penetración imperialista. El canto quechua, el canto mapuche, el canto aimará, tienen tareas que cumplir en las transformaciones del continente .(…) Soy un cantor popular, popular no de popularidad sino porque pertenezco a la clase trabajadora. Trabajador de la cultura, pero en fin trabajador. Como todos los que crean algo como el hombre que abre un surco y siembra una semilla el que maneja los hilos de un telar, el que construye un rodamiento en un horno, el que fragua el hierro, el que teje un chamal o un poncho. Como todos los que contribuyen con su imaginación y su esfuerzo a que la patria sea mejor (…). La canción sigue siendo un arma de lucha. La canción auténtica. La revolucionaria, tiene que cambiar al hombre para que éste cambie el sistema.

"Preguntas por Puerto Mont"

La masacre de Puerto Mont, dio origen al tema musical: "Preguntas por Puerto Mont", (Pongo tus manos abiertas, 1969). Estos sucesos violentaron a 90 familias, que tomaron las tierras baldías de Pampa Irigoin, el 3 de marzo de 1969, para levantar sus casas.

En el desproporcionado operativo de desalojo contra los tomistas los militares y carabineros (250), ordenados por Edmundo Pérez Zujovic, entonces ministro de Relaciones Interiores del gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei Montalva, (1969), asesinaron a 10 campesinos e hirieron a 50.

Estos hechos fueron denunciados por el cantautor en la canción "Preguntas por Puerto Mont". La letra no puede ser más directa en la acusación al ya mencionado ministro de Relaciones Interiores: Usted debe responder/ señor Perez Zujovic/ porque al pueblo indefenso/ contestaron con fusil/ Señor Pérez su conciencia/ la enterró en un ataúd/ y no limpiarán sus manos/ toda la lluvia del sur/ toda la lluvia del sur.

El documental que lleva el título "Ni toda la lluvia del sur, la historia de Pampa Irigoin", del periodista, director, guionista, y productor, Paulo Vargas Almonacid, inspirado en la canción de Jara, narra en la voz de algunos de sus protagonistas, como terminaron con la ranchería a fuerza de balas, incendios y bombas lacrimógenas, cuyos gases, causaron entre los fallecidos, la muerte de un bebé de tres meses. Es necesario acentuar según los propios afectados, que esta matanza no fue respaldada por el dueño de "Pampa Irgoin", y aseguran que fue el gobierno para para apoderarse de los terrenos.

Un hermoso mural pintado por familiares, niños, y moradores del lugar, con los nombres de las víctimas y el rostro sonriente del hombre orgulloso de su campo, Víctor Lidio, mantiene viva la memoria de aquellos que se enfrentaron con piedras y palos a la represión del gobierno que pretendió sepultar en el olvido los hechos de aquellos años.

Hemos resaltado algunas de las tantas facetas de la vida del cantautor como aportes respetuosos a quienes quieran adentrarse en el pensamiento y canto de Víctor Jara. Para concluir estos apuntes biográficos de uno de los más representativos artistas de la Nueva Canción Chilena, le hemos pedido que nos hable en esta canción de huesos chilenos, de lo profundo de adentro, sobre lo que para él, es, la Patria Grande, la obra teatral Viet Rock, un rock para Vietnam, y sobre los recuerdos de Amanda, una de sus más dulces, amorosas y conocidas canciones, cuyos protagonistas llevan el nombre de sus padres: Amanda y Manuel.

La Patria Grande: América Latina

Visita al Semanario Tribuna Popular. En la gráfica Gustavo Machado y Américo Díaz Núñez

…América Latina debe ser una gran casa aunque hay piezas selladas por los fascistas, debemos penetrar en ellas, abrirlas. La unión debe ser fuerte. Integrarnos para discutir, para ver que vamos a hacer y como lo vamos a hacer. Toda nuestra conciencia debe estar puesta en este cometido. Los latinoamericanos estamos alienados porque estamos colonizados intelectualmente desde hace muchos años. Por eso debemos unirnos para cambiar y formar un continente diferente. Cada país va a adoptar su propio camino. Pero tiene que ser pronto; están las cartas sobre la mesa. Algunos elegirán la guerrilla; otros la vía democrática. Seguramente costará muchas vidas. Los matices que se adopten para transformar las estructuras en nuestro continente, no son sino muestras claras de la continua y siempre nueva creatividad que tiene el hombre para liberarse del imperialismo norteamericano. Y del artista, siendo un trabajador más deberá poner el arma de su talento al servicio del proceso revolucionario. Fidel dice que a veces "una canción vale más que diez discursos.

Viet Rock

Esta obra me pareció fascinante por lo aprovechable. Provocaba nuevos desafíos en la imaginación de un director. La autora no sobrepasa un primitivo pacifismo norteamericano. No ve al imperialismo de su país con los ojos con que lo vemos los chilenos y latinoamericanos, amén de muchos compatriotas suyos. En muchas escenas tuve que invertir prácticamente la interpretación ideológica de Megan Terry. Nosotros no somos norteamericanos y no tenemos por qué incurrir en las distorsiones de la autora.

En el primer acto Megan Terry quería, en la escena del encuentro entre yanquis con población sudvietnamita, que las mujeres nativas se fueran colgadas de los cuellos de los soldados extranjeros. He aquí la primera diferencia ideológica que tuvimos en el texto. Al final del primer acto, en la escena del tribunal de investigaciones norteamericanas, el original presentaba al testigo indio aullando con la mano en la boca, como en los bodrios de Hollywood. Luego, Megan Terry quería que el testigo negro fuera un superfanfarrón. Lo ridiculiza cruelmente. La testigo madre-vietnamita es diseñada por Terry como una señora que se presenta muda ante el tribunal restregándose minuciosamente las palmas, hasta que un yanqui le pregunta si quiere lavarse las manos. Todo esto podría ser resentimiento racial o concesión al fascismo inficionado en la mente del norteamericano medio. Para nosotros, constituyó fundamentalmente una posición ideológica errónea y perversa, sin importarnos si era inocente o ingenua. En Chile no lo íbamos dejar pasar. Pero la escena más pérfida es aquella en que un comandante de vietcong y su amante torturan a un "pobre" norteamericano. El colmo de la falacia histórica. Todo esto fue desterrado y puesto en su lugar. Hay norteamericanos aparentemente progresistas que no pueden liberarse de su visión torcida- y en el fondo imperialista- del tercer mundo.

Te recuerdo Amanda 1969

Te recuerdo Amanda es una canción que compuse en Londres. Ya tenía algo en mi cabeza. Es la historia de una pareja joven de obreros que conocí. Me hice amigo de ellos, supe de sus problemas y sentí cuando se separaron. En el hotel donde vivía en la capital, acompañado de mi guitarra, di forma a la canción.

La Chascona y la Peña de los Parra

Ha transcurrido casi medio siglo de aquel septiembre de obligado luto. El cerro San Cristóbal sigue mirando con sus ojos de piedra la estructura de La Chascona, residencia del inmortal Pablo Neruda. El 23 de septiembre, día de su funeral, fue la última vez que entró a su casa, asaltada y saqueada por las catervas del fascismo. De allí salió acompañado de amigos y familiares entre vivas, aplausos y el himno de La Internacional Socialista en franco desafío a los milicos y momios de la derecha que llevaban 12 días en el poder. La casa fue restaurada por la viuda Matilde Urrutia y convertida en museo. Pero no solo la vivienda del "Premio Nobel de literatura" fue descerrajada, la violencia anticomunista también llegó a la calle Carmen 340, en la Comuna de Santiago, donde se ubicaba la emblemática Peña de los Parra, el centro cultural y político más importante de los años sesenta y setenta. 16 allanamientos terminaron con la casa donde nació la "Nueva canción chilena", en cuyo escenario sonaron los instrumentos de Quilapayún, los Curaca, Inti Illimani junto a las voces de Violeta, Isabel y Ángel, Parra, Víctor. Silvio y Pablo Milanés. La negra Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanki, Daniel Viglietti y otros poetas de la cantoría latinoamericana. Estrofas que se quedaron en el secreto y en la eternidad del tiempo, tal como lo sentenció el poeta libanés Gibrán Halil "El secreto de la eternidad está en la canción". Finalmente los esfuerzos de la familia Parra para recuperar la casa y convertirla en monumento histórico nacional, donde se anidaran las pertenencias de Violeta, como homenaje póstumo, resultaron infructuosos. Las instituciones gubernamentales no mostraron interés en preservar el patrimonio cultural que tanto nombre le dio al país difundiendo la Nueva Canción de Chile, así que un mal día la máquina del "desarrollo" demolió la calle llevándose irremediablemente la fachada de la casa.

"Estadio Chile"

¡Que espanto causa el rostro del fascismo!

"Estadio Chile", "Somos cinco mil" "Canto que mal me sales" son los títulos que le han adjudicado a la letra escrita entre las burlas, el tormento y el asedio de la muerte, a la última canción del máximo exponente de la cultura popular chilena. Este adiós a destiempo que cuando lo leemos nos estremece hasta más allá de lo que un ser humano pueda sentir y no comprender jamás. ¿Cómo pueden existir monstruos que disfruten el morbo de la tortura, de los estertores de la muerte? Disputándose con saña como un trofeo al "maldito cantante" (…) "No permitan que se mueva de aquí". "Éste me lo reservo". El poema es una denuncia del horror desatado en las instalaciones deportivas. Es una crónica de lo que allí ocurrió escrita por unas manos fracturadas, literalmente aplastadas y dos dedos mutilados, sin quejas ni llantos. Versos lapidarios. Versos que anuncian con futuro que "La sangre del compañero presidente golpea más fuerte que bombas y metrallas/ Así golpeará nuestro puño nuevamente/. La letra circuló clandestina hasta llegar a la calle para que el mundo conociera "el espanto que causa el rostro del fascismo", en este o en cualquier otro país del mundo.

Han transcurrido desde aquel septiembre oscuro y tenebroso del año 73, del siglo pasado, 48 años. El cerro San Cristóbal con sus ojos de piedra sigue mirando las casitas de Barrio Alto con rejas y antejardín. La Chascona, Casa Museo, restaurada del asalto y la destrucción en los días del holocausto pinochetista, donde fue velado su dueño inmortal: Pablo Neruda, sigue erguida ante la historia denunciando a quienes quemaron en la hoguera del fascismo, los habitantes más importantes de la vieja casona: los libros.

De la Peña de los Parra, centro de conspiraciones donde nació la Nueva Canción chilena y donde se aprendieron las artes del tejido, el barro, el hierro forjado, de la música, la pintura, sólo quedaron escombros. La máquina del "desarrollo", demolió gran parte del centro cultural y político más importante de los años del gobierno revolucionario del compañero Allende. Pero las voces de Violeta Parra, las de sus hijos: Isabel y Ángel, Paco Ibañez, musicalizando los poemas de Rafael Alberti, Nicolás Guillén, Federico García Lorca, Miguel Hernández, entre otros colosales poetas, seguidos del dúo de Daniel Viglieti, y Víctor, cantando a "desalambrar", se quedaron en la eternidad, porque "el secreto de la eternidad está en la canción", tal y como sentenció el poeta libanés, Gibrán Halil Gibrán.

Los familiares y amigos de los desaparecidos no cesan de buscarlos. Recostados a sus recuerdos miran los retratos de los que quedaron atrapados en las garras de aquel maldito cóndor, de lentes oscuros y uniforme de general prusiano, protagonista del sangriento golpe que terminó con el gobierno socialista chileno.

Publicamos "Estadio Chile", su última canción, escrita entre la tortura y los adioses de la muerte, como homenaje al Jara de siempre, al niño campesino, que a pesar de las estrecheces económicas tuvo una infancia feliz gracias a las preocupaciones de su madre Amanda, cantora, luchadora y valiente, quien lo inició en la música y lo incentivó junto con sus hermanos en el aprendizaje de las primeras letras.

Hay varias versiones de esta escritura pero la que divulgamos en este trabajo, tomado del texto "Habla y canta Víctor Jara", aparece con una nota a pie de página, aclarando que fue entregada por su viuda Joan Jara.

Estadio Chile

Somos cinco mil aquí

en esta pequeña parte de la ciudad.

Somos cinco mil

¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?

Solo aquí

diez mil manos que siembran

y hacen andar las fábricas

¡.Cuánta humanidad con hambre, frío, pánico, dolor,

presión moral, terror y locura.

Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.

Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.

Los otros cuatro quisieron quitarse
todos los temores

uno saltando al vacío
otro golpeándose la cabeza contra el muro
pero todos con la mirada fija en la muerte.

¡Qué espanto es el rostro del fascismo!
cumple sus planes con precisión artera

sin importarles nada.

La sangre para ellos son medallas:
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste dios mío?

¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?

En estas cuatro murallas solo existe un número

que no progresa

que lentamente querrá más la muerte

Pero de pronto me golpea la conciencia

y veo esta marea sin latido ,

pero con el pulso de las maquinas

y los militantes mostrando su rostro de matrona

lleno de dulzura.

¿Y México, Cuba y el mundo?

¡Que griten esta ignominia!

Somos diez mil manos menos

que no producen,

¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre, compañero Presidente
golpea más que bombas y metrallas.
con nuestro puño nuevamente.

¡Canto, qué mal me sales

cuando tengo que cantar espanto!.

Espanto como el que vivo

como el que muero, espanto.

De verme entre tanto y tantos
momentos del infinito

en que el silencio y el grito

son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,

Bibliografía: Habla y canta Víctor Jara.

Compilación: Roberto Contreras Lobos, miembro del Comité Chileno de Solidaridad con la Resistencia Antifascista, en colaboración con el Departamento de Música de la Casa de las Américas, 1978.

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