Lo que Israel lleva a cabo con crueldad en Palestina es el producto de infinidades de experimentos de cómo reaccionan las mentes atormentadas, bajo toda clase de torturas, para el control de la mente llevado a cabo por la CIA. Regresando a la edad de piedra a gran parte de Palestina buscan destruirlos emocionalmente, de volver añicos todo recuerdo que alimente las esperanzas por defender sus tierras.
Muy criminales experimentos cometidos por Ewen Cameron en los años 50 para la CIA en los propios ciudadanos americanos (abordados en el libro Doctrina del Shock de Naomi Klein). Si de milagro logran sobrevivir al cóctel de bombas, metrallas, falta de agua, energía, comida, medicinas y a la criminal indiferencia de los que abiertamente apoyan a Israel (privación sensorial) buscan anular sus respuestas.
El horror y la crueldad como este método de tortura y de control mental, y que se manifiesta en los diferentes escenarios donde interviene la política exterior de los EEUU, resulta tan o más criminal que la huella indeleble que pretenden ocasionar en la salud mental, afectiva y cultural en los sobrevivientes Palestinos. Los que hoy se encuentran en el campo de tortura (a cielo abierto) más grande de la historia.