En grandes titulares se informa la Deportación a la República de Colombia, por parte del gobierno de los Estados Unidos, de Salvatore Mancuso, célebre para militar colombiano, al cual se le atribuyen tantos asesinatos, que todavía no han sido cuantificados y no paran de contarse.
En mayo de 2008, Salvatore Mancuso formó parte del grupo de 14 exjefes paramilitares que fueron extraditados a Estados Unidos para cumplir procesos por narcotráfico, y hace casi 3 años terminó de cumplir la condena de la justicia norteamericana por ese delito, tras purgar 15 años de cárcel.
La extradición de Mancuso, dejó muchas dudas sobre el propósito de la misma. Se comentó en esa oportunidad que el gran interés del gobierno Colombiano, por extraditarlo, era para que no se conociera los vínculos y trabajos sucios de este dirigente de las Auto Defensas, realizaba para los gobiernos oligarcas de la República de Colombia.
Gobernaba para la época de la Extradición, precisamente un personaje que vinculan en ese país con el Tráfico de Drogas y el financiamiento de grupos paramilitares, entre ellos, justamente las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia), de la cual Mancuso era su máximo líder, Álvaro Uribe Vélez.
En Estados Unidos Mancuso fue condenada a 15 años de prisión por la supuesta remisión de drogas a ese país. Allí fue exprimido como una una caña, y ahora como bagazo lo envían a Colombia. Se desconoce el volumen de información que le fue extraída por los organismos de seguridad norteamericanos, especializados en sacar informaciones y poner a los detenidos a declarar sobre temas que favorezcan a la política del gobierno estadounidense, como es ya, conocido por todos. ¿Que habló allí? ¿Para qué lo utilizaron? ¿Porque lo envían en estos momentos, precisamente a Colombia? Y otras interrogantes, que serán quizás despejadas en los próximos días o quedarán en la total oscuridad.
Lo cierto es que ya está por venir a Colombia, lo que constituye una verdadera "Papa caliente", para un gobierno como el de Petro, sometido hoy a grandes presiones nacionales e internacionales.
Que había declarado Mancuso antes de ser extraditado:
"El Ejército Colombiano nos entregaba la lista, de las personas que debían ser asesinadas"
Y agregaba:
"Nos entregaban listados y entonces golpeábamos a las casas y matábamos a quienes señalaban de guerrilleros"
En otras palabras, mataban a personas inocentes y las hacían pasar como guerrilleros, luego el Ejército Colombiano, realizaba sus balances y cobraba recompensa por las personas asesinadas. Es decir, se despachaban y daban el vuelto.
Ese es el trabajo sucio que realizaba esta banda conocida en los medios como "paramilitares", formados y financiados por los gobiernos oligárquicos de Colombia, que luego llegó a tener fama internacional y conocerse como los "Falsos Positivos".
Este trabajo sucio, premeditado y deliberadamente calculado para supuestamente exterminar a los grupos guerrilleros, se extendió a millares de colombianos, enlutando a una población, que todavía busca a sur seres queridos, porque los cuerpos eran desaparecidos o quemados para no dejar rastros de tan horrendos crímenes.
Esto dicen algunas investigaciones:
"La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) determinó en febrero de 2021 que en Colombia, al menos 6.402 personas fueron víctimas de los llamados falsos positivos, muertes presentadas ilegítimamente por el Estado como bajas en combate entre 2002 y 2008".
Estos actos criminales, aborrecibles por cualquier ser que se considere humano, todavía en Colombia están pendientes de ser juzgados y los gobiernos como el de Estados Unidos, que apoyó en todos los terrenos a los gobiernos oligárquicos de Colombia, nunca alzaron la voz contra estas injusticias, al contrario utilizaron los estrados internacionales de justicia y los organismos internacionales donde tenían influencia, a través de su diplomacia, para avalar estas conductas y defenderlos de cualquier investigación que se pretendiera iniciar.
Quizás por estas declaraciones y otras de gravedad extrema que involucraba a los gobiernos oligárquicos de Colombia, quienes eran los que daban la orden de "aprieten el gatillo", fue que apresuradamente extraditaron a los Estados Unidos a la banda de paramilitares conocidas como Auto Defensas, para que en Estados Unidos los silenciaran, los pusieran al servicio de ese país contra la izquierda en Colombia y de alguna manera desviaran la atención al hecho más grave: La responsabilidad de los gobiernos de Colombia en el asesinato de millares de colombianos, con el sofisticado procedimiento de "Falsos Positivos".
La prensa internacional, concretamente RT, reseña de esta manera el regreso de Mancuso:
"En su país le esperan procesos abiertos en la Fiscalía, la Justicia de Paz y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), órgano transicional surgido tras el Acuerdo de paz entre el Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno, en 2016.
"Entre los delitos por los que deberá responder se encuentran centenas de homicidios, masacres, desplazamientos y desapariciones forzadas".
De acuerdo con esa descripción de los crímenes, ellos halaron el gatillo, pero nos preguntamos ¿Hasta allí llegan las investigaciones? ¿Los que estimularon, financiaron y cobijaron la formación de estos grupos paramilitares serán también juzgados? Por eso afirmamos que la Deportación, de Salvatore Mancuso en este preciso momento, es una verdadera "Papa caliente", para el gobierno de Gustavo Petro. "NI FALSOS NI POSITIVOS. UN CRIMEN DE ESTADO QUE DEBE INVESTIGARSE CON SUS VICTIMAS"