Comunicado de La Otra Campaña:

Solidaridad con los presos, las presas y sus familiares

Lunes, 17/06/2024 04:54 PM

 

COMUNICADO

LA OTRA CAMPAÑA: Solidaridad con los presos, las presas y sus familiares

Miles de presos y presas de distintos penales y centros de detención mantuvieron por varios días una huelga de hambre en protesta por el retardo procesal, los traslados arbitrarios, los maltratos de las autoridades y las pésimas condiciones de vida en prisión. Las cárceles desnudan el rostro más brutal e injusto del país. Mientras los hijos de los ricos van a las mejores universidades privadas del mundo, los hijos de los pobres alimentan la voraz maquinaria penal y penitenciaria. La prisión no es una institución de justicia ni mucho menos un espacio para la rehabilitación. Funciona como uno de los principales mecanismos para la reproducción de la desigualdad, de la pobreza y de este orden injusto.

Más de 50 mil hombres y mujeres viven como despojos humanos tras los barrotes de las cárceles venezolanas, convertidos en muertos en vida. La prisión no rehabilita. No está hecha para eso. Marca y condena a quien pasa por ella a una vida de marginación y de humillación, o  lo obliga a servir a redes criminales y grupos de poder que se ceban en los pobres y en los exconvictos para sus negocios.

Las cárceles y la justicia penal son un sistema organizado de extorsión y despojo de las grandes mayorías populares. Todo quien tenga a un hijo preso sabe que los tribunales penales y los centros penitenciarios son una maquinaria para quitarle dinero a los pobres. Todos sabemos que los presos son un inmenso negocio. Y que las cárceles no hacen más que destruir vidas humanas.

Decimos presos y presas porque “privados de libertad” es un eufemismo cruel que oculta la tragedia de miles de hombres y mujeres que languidecen tras los barrotes. El preso no solo está “privado de libertad”: está privado de los más básicos derechos humanos, de la salud, de la alimentación, de la dignidad. Centenares de presos mueren todos los años de tuberculosis por el hambre, el hacinamiento y las pésimas condiciones de vida tras los muros de la prisión.

Las prisiones son el espejo de la sociedad venezolana. Si toleramos que miles de nuestros hermanos y compatriotas padezcan las denigrantes condiciones de vida que existen en las cárceles, si aceptamos que la justicia sea ciega solo para los pobres, si volteamos a otro lado cuando miles de familias (la cárcel no solo afecta a quien la sufre directamente, sino a sus familiares e incluso a sus comunidades), somos también cómplices.

La respuesta del gobierno ha sido hasta ahora solo un cambio de ministro, como cada vez que un problema le estalla en la cara. No es con cambios cosméticos ni de personas como se resuelven los problemas del pueblo, sino con cambios profundos de las políticas y de un sistema injusto que tiene en la prisión una parte central de su engranaje. Las distintas fuerzas políticas y candidatos, de uno u otro color, miran para otro lado, no hablan del tema. Porque para ellos los pobres solo existen como votos, como masa de maniobra o como mano de obra para explotar.

Exigimos inmediata respuesta a las justas demandas de los presos y presas. Que esta huelga sea un campanazo que nos obligue a debatir sobre el sistema penal y las cárceles del país, que haya una reforma penal profunda, para que la justicia no sea una justicia de clase, una justicia contra el pobre, y para que las prisiones no sean más un lugar de oprobio y humillación. Que en estos momentos de campaña, los distintos candidatos y los políticos tradicionales se pronuncien sobre el oprobio de las cárceles venezolanas.

La Otra Campaña, que se empecina en pelear por una sociedad mejor frente a la rapiña y el carnaval de quienes quieren que todo siga igual, entiende que este cambio también debe incorporar a nuestros hermanos de clase olvidados en las mazmorras del sistema.

¡Por la transformación del sistema de justicia en Venezuela!

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