Comentarios necesarios, aunque no parezca

Martes, 17/09/2024 04:17 AM

  • No estoy de acuerdo con la judicialización de la política. Quienes recurren a ésta generalmente son gobiernos dictatoriales o de claro talante autoritario, incapaces de convencer con argumentos sobre la justeza de sus posiciones y acciones, por lo que recurren a la vía fácil de imponer sus pareceres por la fuerza de tribunales obedientes de las órdenes de quienes detentan el poder. Lo dicho no significa que el gobierno no tenga derecho de defenderse de amenazas reales y concretas, no imaginarias ni supuestas, ni tampoco forzadas con ilegales interpretaciones acomodaticias. Los gobiernos deben actuar totalmente dentro de la Constitución y las leyes, con mucho más cuidado que los ciudadanos bajo su control.

  • Cuando a una persona se le impide participar en una elección, se le está privando del derecho de obtener una posición representativa de los electores en órganos del poder público: nacionales, regionales o municipales. Se lo está inhabilitando políticamente. Se le están conculcando derechos políticos establecidos en la Constitución, derechos que, en un sistema democrático representativo, y más aún si fuere participativo, son vitales para la existencia del sistema mismo. Esta prohibición no puede derivar de una medida administrativa, tomada por un órgano como la Contraloría de la República, sino como claramente lo ordena la Constitución, es una medida que sólo pueden tomar los tribunales de justicia, mediante sentencia penal firme. Lo contrario es ilegal e inconstitucional.

  • La creación de matrices de opinión existe en todos nuestros países. Para establecerlas se requiere poder: económico o político. Los poderosos del mundo dedican gran esfuerzo a esta tarea, pues de ella depende en parte mantener su dominación. Las naciones también sufren esta situación, impuesta por sus propios poderosos y por quienes manejan los hilos del poder global. Con este fin, se utilizan los medios informativos o desinformativos, tradicionales y electrónicos; las redes sociales, disfrazadas de medios libres, pero férreamente controladas; partidos políticos, gremios, sindicatos, asociaciones civiles y cuerpos de inteligencia; conferencistas, periodistas y opinadores contratados; encuestadoras y otras instituciones, algunas de ellas incluso académicas.

  • Una matriz de opinión debe crearse con mucha anterioridad a la ocurrencia de la situación que se desea manipular y, por tanto, controlar, pues dicha matriz tarda un cierto período en imponerse en la sociedad. Una vez asentada socialmente, la misma actúa igual que los prejuicios, como una verdad absoluta, muy difícil de ser rebatida de ninguna forma, ni con ningún hecho por más concreto y evidente que éste sea. No es extraño, incluso es lo que se busca, que la opinión inicialmente establecida sin ninguna base real o con un soporte cierto limitado, pueda coincidir luego con la opinión que se extrae en forma objetiva del análisis de los hechos, pues en este caso la matriz habrá cumplido totalmente su cometido de modificar las conductas y opiniones de la sociedad, hasta hacerlas coincidir con ella.

  • Pero, así como las matrices de opinión pueden en un momento llegar a ser ciertas, sin que nadie se tenga que sorprender ni enojar, tampoco hay que sorprenderse ni molestarse, si esa matriz de opinión es falsa y no se corresponde con la realidad. Lo válido desde el punto de vista de su materialidad es la realidad y no la opinión que de ésta tenga la mayoría de la gente. Por ello es que cuando decimos, que una matriz de opinión no necesariamente es cierta, estamos siendo sensatos y esa posibilidad hay que tomarla en cuenta, así no nos guste. También es necesario apuntar, que la gente va a actuar en función de la matriz de opinión que exista, aquélla que en cierto momento se impuso en el conglomerado social, sin importar si es cierta o no lo es.

  • Quien gobierna es el principal responsable de los éxitos y fracasos de su gestión. Pareciera ridículo tener que decirlo una y otra vez, pero muchas veces quienes gobiernan, tratan de construir matrices de opinión en la que ellos, pese a tener todo el poder y todos los recursos existentes y de hacer constante gala de ello, no tienen nada que ver con los errores, limitaciones y fracasos, pues estos se deben a las interferencias opositoras nacionales y extranjeras. Los aciertos, en cambio, son producto de sus "inigualables habilidades" para sortear esas gigantescas limitaciones. El otro extremo, que se ve con igual frecuencia y vehemencia, es que las acciones opositoras no influyen en absoluto en el desempeño del gobierno, ni en su conducta política y, quien señale estos elementos, lo que pretende es quitarle responsabilidad al gobierno.

La Razón, pp A-3, 15-9-2024, Caracas; Costa del Sol FM

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