Alcalde de Nueva York informa que el 62% de los muertos en la ciudad son latinos y negros

Sábado, 11/04/2020 04:11 PM

Hispanos y afroestadounidenses víctimas del coornavirus en NY
Credito: Agencias

El que los miembros de las comunidades minoritarias de la ciudad de Nueva York estaban siendo los más golpeados por la crisis del coronavirus era un ‘secreto a voces’. Pero luego que el alcalde Bill de Blasio presentara este miércoles las estadísticas oficiales que confirman que los hispanos y negros representan el 62% del total de muertos por el virus, no se hicieron esperar las reacciones que critican a las autoridades de la Ciudad por no haber hecho lo suficiente desde el principio para evitar esta disparidad.

El defensor del pueblo Jumaane Williams, quien el martes le había exigido al Alcalde presentar las estadísticas, reaccionó a esos números indicando que los datos "que vemos confirman y refuerzan lo que hemos visto durante años y décadas de desigualdad generalizada. Estas injusticias arraigadas siempre han estado ahí, a menudo ignoradas por muchos en el poder, pero estos números muestran la cruda verdad: la desigualdad ahora se puede contar con cuerpos".

Williams resaltó que, tanto en la ciudad como del estado, "los datos publicados muestran indudablemente que los neoyorquinos fallecidos por COVID-19 son desproporcionadamente negros o latinos, con más del 60%. Pero incluso estas estadísticas son incompletas, ya que los datos de la ciudad reflejan que en un 37% de las muertes, todavía se desconoce la raza".

La fiscal general del estado Letitia James indicó que los datos publicados del COVID-19 revelan que el virus ha tenido un impacto desproporcionado en las comunidades de color. "Decir que es inquietante sería quedarse corto. Crisis de salud pública como esta revelan y exacerban las profundidades de la desigualdad en nuestra sociedad".

James exigió a las autoridades tanto municipales como estatales, que hagan más para proteger a los trabajadores esenciales. "Se les debe proporcionar equipos de protección a los empleados del transporte público, de supermercados, los que hacen entregas de comidas y trabajan en almacenes, así como los asistentes de salud en el hogar, los que trabajan con ancianos y otros. Es imperativo que también pensemos a largo plazo sobre cómo hacerle frente a la desigualdad y garantizar que el acceso universal a la atención médica sea un derecho, no un privilegio. Este es un llamado a la acción".

Y entre los funcionarios hispanos que también alzaron su voz se encuentran los concejales Francisco Moya y Fernando Cabrera.

Moya, quien representa a una de las áreas con más inmigrantes de la ciudad en el condado de Queens, expresó en un comunicado que las estadísticas "respaldan trágicamente lo que algunos de nosotros hemos estado hablando durante semanas: esta enfermedad está diezmando a las comunidades negras y latinas. Como alguien que vive en Corona, Queens, y representa al Hospital Elmhurst, he estado claro durante semanas que fuimos la zona cero para el brote en el país. Y está claro que el maremoto que nos golpeó continuará arrasando barrios que se parecen a los nuestros".

Moya indicó que quienes están muriendo "son personas que históricamente han tenido menos acceso a la atención médica, menos recursos económicos, tienen más probabilidades de vivir en barrios densos con hogares multigeneracionales y familiares con más residentes, lo que aumenta la tasa de propagación del virus".

A su vez, Cabrera, quien representa a El Bronx, dijo que los números cuentan una historia vergonzosa. "Lo que en las comunidades de color de bajos ingresos hemos sospechado todo el tiempo finalmente se revela", destacó el concejal, agregando que hasta el martes, "15,348 residentes de El Bronx han dado positivo, pero las pruebas han sido inadecuadas en nuestras comunidades desde el comienzo de la pandemia. Estos altos números aún no cuentan toda la historia ya que hay demasiadas personas que no han podido hacerse una prueba".

Cabrera finalizó indicando que las personas de color de bajos ingresos tienen muchas más probabilidades de tener condiciones de salud crónicas ya existentes que hacen que la mortalidad por COVID-19 sea más probable y sobre todo porque muchos de ellos trabajan en el servicio de atención médica y otras ocupaciones que los exponen al público y a entornos poco saludables.

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