Producción Agroecológica Urbana y la Soberanía Alimentaria

Martes, 23/07/2019 06:46 PM

Producción Agroecológica Urbana y la Soberanía Alimentaria

Por: Dr. Alonso David Ojeda Falcón

La soberanía alimentaria tiene múltiples visiones, escalas y circunstancias. En esta oportunidad referiremos el tema desde lo territorial en relación a las grandes ciudades y los centros urbanos, que en Venezuela se localizan geográficamente al norte del territorio nacional, concentrando más del 90% de la población del país. En esta primera aproximación, que esperamos sirva para el debate, proponemos:

  1. Políticas que fomenten la organización de la producción agro-urbana, mediante redes de productores que conformen sistemas de agricultura para fortalecer la soberanía alimentaria en las ciudades. A modo de ejemplos, estas redes urbanas de productores pueden crear nichos dedicados a: la producción de semillas y plántulas hortícolas; lograr buena genética de conejos, acure; y aves como el pato real y la gallina cataurito, para la producción de huevos que garanticen el consumo urbano familiar de proteína animal; así como también a la producción de tecnología industrial y artesanal para las necesidades de la producción familiar en el campo, como deshidratadoras con energía solar de ventilación forzada, arietes hidráulicos y bebederos circulares, entre muchas otras iniciativas. Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) tienen un rol muy importante por la destacada participación de las mujeres y el liderazgo que ejercen en las familias matricentradas, muchas de éstas migradas desde los campos, cuya cultura comunal en el uso productivo de terrazas, patios y azoteas, representa un sólido soporte en estas organizaciones sociales urbanas;
  1. Identificar en un primer anillo peri-urbano, las familias campesinas con menos de 1 ha y crear las condiciones para el establecimiento de otras, en lotes de terrenos con pendientes no mayores a 25%, que con las debidas medidas de conservación de suelos y programas orientados, fomenten sistemas mixtos de plantaciones de café, cacao; policultivos de berenjena, pepino, calabacín, chayota, auyama, batata, papa, yuca, leguminosas arbóreas; y producción de hortalizas, alternados con la producción de aves a pastoreo. Las políticas de estímulo para los productores peri-urbanos deben considerar las capacidades de asociación, co-asociación y consorciación con los productores agro-urbanos y los productores del primer anillo peri-rural, la formación de redes de mutuo beneficio de la producción campesina; así como la producción agroecológica de huevos, de patos y pollos, bebés; y de alimentos deshidratados para consumo humano.

Para la Venezuela post-rentista es estratégica la integración de la producción agroecológica urbana, peri-urbana y peri-rural, en los planes de crecimiento de las grandes ciudades y centros urbanos, que tributen a una mayor soberanía alimentaria de nuestro pueblo de la ciudad y el campo. Lo anterior, requerirá una profunda voluntad política, desde el poder constituido expresado en el gobierno nacional, las gobernaciones, las alcaldías, las asambleas legislativas y los concejos municipales, pero más aún, de la capacidad del poder popular a través de las organizaciones y movimientos sociales como los CLAPs, las comunas, los consejos comunales, los consejos campesinos, las asociaciones de pro-consumidores, los parlamentos comunales, entre muchas otras expresiones del poder constituyente. La organización de la producción agrícola desde las iniciativas agroecológicas urbanas hacia los circuitos peri-urbanos y peri-rurales tiene grandes ventajas que incluyen: una alta demanda muy próxima a las unidades de producción, lo que facilita una rápida comercialización de los alimentos frescos y procesados, cercanía de las instituciones y decisores gubernamentales, excelentes vías de comunicación, servicios de electricidad, agua, telefonía, internet, gas, viviendas, centros de salud y transporte, que obran a favor de mejores condiciones para el proceso social del trabajo, bajos costos de producción y mayor rentabilidad para los productores; todo lo cual debe servir para fortalecer la economía y el bienestar de las familias del campo y las ciudades.

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