El economista criollo propone tres soluciones salariales para darle un salto cuántico a la economía venezolana
Por: Andrés Giussepe
Martes, 03/09/2019 10:56 AM
Si te preguntan ¿si quieres ganar 300 dólares mensuales a cambio de que pagues servicio de luz, gasolina, gas, electricidad, transporte público, Internet, y otros servicios de mejor calidad pero a precios internacionales, o ganar 4 dólares mensuales con los servicios subsidiados y de la calidad actual, que responderías?
NO BANALICEMOS EL DEBATE SALARIAL
Considero que no hay que banalizar el tema del salario en estos tiempos, porque es más complejo y es un verdadero problema para los tomadores de decisiones dentro del Gobierno. De hecho, las reivindicaciones laborales siempre han sido la fuente de lucha de la clase obrera en la IV y en la V República.
Lo cierto es que, en teoría, en los tiempos de guerra la población es la que financia gran parte de los recursos necesarios para que el Estado pueda defender la soberanía y el territorio.
En tiempos de guerra económica como la nuestra, nos han golpeado con contundencia la principal fuente de ingresos fiscales que ha mantenido a esta población por más de 80 años viviendo con altos salarios relativos y altos niveles de calidad de vida, incluso, muy por encima del promedio de muchos países en el mundo. Ante ese contexto, la lógica económica dicta, que es necesario incrementar el salario y el precio de algunos servicios públicos de igual forma. De hecho, ese era una de los grandes objetivos del Programa de Recuperación, crecimiento económico y prosperidad de hace exactamente un año, más allá de los ataques del dólar paralelo a nuestra economía.
EL DEBATE DEL SALARIO A NIVEL INTERNACIONAL
Por la propia inercia en la dinámica de los mercados (de bienes y servicios, monetario, cambiarlo, de crédito, de valores y laboral) el incremento salarial y del precio de algunos servicios públicos a nivel internacional conllevarían a un flujo de consumo, comercial (nacional e internacional), de inversión, de intermediaciones bancarias, de especulación bursátil, de movilidad de divisas, de incremento de la producción, de contribución tributaria y de fluctuaciones laborales, que a su vez generarian una sinergia de capitalización general y de crecimiento económico, que bien gerenciada políticamente, le daría un salto cuántico a la economía estancada e hiperinflacionaria que tenemos.
Considero que hay que sorprender a los enemigos de la revolución y empujar la economía hacia una dinámica más acelerada que la actual. No tengamos miedo de prender sus propios motores y preocupémonos más bien porque no se recaliente y hagámosles seguimiento y control a los indicadores económicos y sociales.
Insisto, tenemos que dar un verdadero salto cuántico a la situación económica actual, y no seguir esperando el milagro de siempre: aumento de los precios del petróleo o que Míster Trump y los halcones gringos se conduelan de nosotros.
No podemos seguir teniendo a gran parte de la población laboral activa dependiendo de un quince y último paupérrimo, de una bolsa Clap y un bono gubernamental que se lanza cuando ingresan más bolívares a las arcas del Estado luego de una devaluación forzada por DolarToday, que devela la existencia de una política económica basada en un programa de subsidio generalizado en tiempos de guerra.
Es bueno que los programas de subsidios sigan existiendo, pero para atender a las familias más vulnerables y golpeadas por los crímenes de guerra del imperio. Pero el Estado debe quitarse el peso económico y político de intentar prestar servicios públicos con bajos ingresos fiscales y de mala calidad, a cambio de salarios bajos que no sirven ni para mejorar niveles de vida, ni para autofinanciar la economía, ni mucho menos a su propio Estado carente de recursos necesarios para mantenerse en pie de lucha y dando las batallas con hombres y mujeres bien fuertes, bien alimentados y dentro del territorio nacional.
En ese sentido, el tema del salario en Venezuela debe ser tratado de una manera integral, no determinístico, donde las políticas en materia laboral vinculen el mercado laboral (oferta y demanda) al resto de los mercados (arriba mencionados) para así dinamizar la economía.
Es por eso, y dado el contexto actual, he hecho tres propuestas a la opinión pública nacional para el debate de ideas sobre el tema del salario en Venezuela:
El primero, es que se aumente el salario mínimo referencial a por lo menos 30 dólares mensuales, manteniendo las mismas políticas de subsidio de bienes y servicios y planes asistenciales generalizados actuales, que garantizan el estímulo de la demanda agregada interna. Acción que debe venir acompañado por una política de mano dura para contener la especulación y usura en varios rubros de la canasta básica alimentaria.
La segunda propuesta, es que se aumente el salario y los servicios públicos a niveles internacionales (promedio Latinoamérica) para que la demanda agregada interna se estimule, valga decir, se estimule el consumo, la inversión, el empleo y la recaudación fiscal necesaria, con la finalidad que el gobierno tenga ingresos propios suficientes para el mantenimiento y reparación de infraestructuras que garanticen prestar un servicio público de calidad.
Eso quiere decir, que el Estado socialista se autogestione gracias a los sectores fiscales no petroleros y , de manera proporcional, deje de depender cada vez más de los ingresos fiscales petroleros. Ese es el verdadero salto cuántico en economía que requiere la revolución bolivariana para detener la insatisfacción social y hacer retornar a nuestra población que ha emigrado por circunstancias de la guerra económica imperial.
En tercer lugar, para mantener y proteger el poder adquisitivo del trabajador de los vaivenes del dólar paralelo, que se apruebe una Ley constituyente de Indexación del salario mínimo semanal con base en las variaciones del tipo de cambio semanal que públique el Banco Central de Venezuela.