Colapsa teoría monetarista en Venezuela

Viernes, 18/10/2019 02:18 PM

Fidel, definía al Neoliberalismo como la "ideología del imperialismo en su fase de hegemonía mundial". Milton Friedman, Nobel de Economía, es el más emblemático de los monetaristas, sustenta sus tesis en la idea de que existe una clara relación entre la cantidad de dinero en circulación y los niveles de inflación. En lo referente a política monetaria, Friedman, es contrario a la intervención del Estado en la economía, afirmando, que las autoridades monetarias, ergo el Banco Central, deben encargarse –únicamente- de supervisar la cantidad de dinero en circulación, que del resto se encargaría la mano invisible del mercado. Según éste, esa sería la única forma de contener las posibles tensiones inflacionarias. El monetarismo, como parte doctrinaria de la ideología del pensamiento neoliberal, reivindica el laissez faire, laissez passer, para justificar la libertad plena de hacer lo que quiera el gran capital monopolista, de saquear la economía de un país y explotar a la mayoría de la población en un mercado inexistente, y, en consecuencia, falto de competencia. No por casualidad, las políticas monetaristas neoliberales, son calificadas como criminales: "Esta política mata, literalmente, a cada vez más gente y ahoga a cada vez más negocios chilenos, pero otorga sustanciales beneficios a un número cada vez menor de capitalistas y corporaciones en cuyas manos se concentra el capital…" (Genocidio Económico en Chile: Segunda carta abierta a Milton Friedman y Arnold Harberger, Autor: André Gunder Frank, Revista de Comercio Exterior, Vol. 26, Núm. 12, Diciembre de 1976). De aquellos tiempos, provienen las políticas de shock empleadas por el FMI. "De modo que usted recetó un "tratamiento de shock": reducir el gasto público 25% adicional de un solo golpe; reducir sueldos y salarios en forma aún más drástica, a pesar del esperado aumento de la desocupación; y como un "antídoto" para "manejar" el estado de shock del paciente, usted y la Junta acordaron la creación de un programa de empleo "mínimo" "de emergencia" a cargo del Estado y las municipalidades, sin la seguridad y las bonificaciones del empleo público común, y "estimular" la creación de "nuevos" empleos en la empresa privada permitiéndole no pagar las contribuciones normales de seguridad social y ofreciéndole otros subsidios. El resultado fue, por supuesto, que las oficinas públicas, las municipalidades y las empresas privadas despidieron a sus empleados antiguos, que tenían derecho a ciertas bonificaciones, seguridad social, servicios sanitarios, etc., - los cuales de todos modos deberían ser abolidos, según la política de la Junta-Chicago, por constituir violaciones a la "libertad" del mercado- y los reemplazaron parcialmente con " nuevos" empleados, que a veces eran las mismas personas, para hacer el mismo trabajo con una paga más baja y beneficios reducidos.", precisa Gunder Frank, líneas más abajo en su Carta Abierta.

Intentar apreciar, el monetarismo, como un elemento inocuo de la ideología neoliberal es como pretender apreciar el chavismo sin Chávez, y definirlo como ideología de derecha, valga decir, dar como cierto lo que intentara una vez el facho Capriles Radonski, autoproclamándose como chavista. Nada más ajeno al chavismo. Esa falsa conciencia, en alguna oportunidad, Marx la llamó ideología. No obstante, la verdad es concreta, y quienes adoptan la ideología neoliberal, en específico, el monetarismo como política, por más que se tongoneen, se les ve el bojote neoliberal que ocultan tras su fachada de supuesto progresismo. El monetarismo, como política monetaria ha sido adoptado por toda la derecha que se rige por las directrices del FMI. De hecho, es un condicionante obligatorio para los gobiernos que aspiran créditos de ese organismo financiero. Recientemente, fuimos testigos de lo ocurrido en Ecuador y la eliminación de los subsidios. En la Argentina, bajo el gobierno de Macri y el FMI, se adoptaron políticas monetaristas para control inflacionario. En 2017, el presidente del Banco Central de Argentina, Federico Sturzenegger, establecía las metas de inflación para el período 2017-2019, lo fijaba en una tasa de inflación en los tres años de entre 12 y 17 por ciento interanual para finalizar en 2019 con una tasa de 5 por ciento. Sturzenegger, señalaba entonces, que los instrumentos para cumplir con las metas de su plan anti inflacionario serían la reducción de la emisión monetaria, disminuyendo principalmente los préstamos al Tesoro, entre otras medidas de reducción de la masa monetaria en circulación. Medidas de política monetaria, que complementó Macri con despidos masivos en la Administración Pública, tarifazos, flexibilización laboral, reducción y eliminación de pensiones, congelación de salarios, y demás políticas de restricción del consumo, induciendo a la economía argentina a la recesión; mientras, los precios de toda la economía eran liberados y en alza permanente. Los resultados de tal política monetarista, están a la vista de todas y todos quienes los quieran ver. Records de inflación, que algunos comparan con lo que ocurre en Venezuela, solo que le ocultan la verdad de la inflación venezolana, que mucho de inducida –políticamente- tiene. En Argentina, los actores económicos fundamentales, apoyan al gobierno de Macri, a diferencia de Venezuela en que la burguesía local está en rebelión contra el gobierno Bolivariano y sus políticas económicas, aparte de ser un país en guerra económica del imperialismo, que le mantiene un bloqueo financiero-comercial que impide el ingreso de medicinas, alimentos y demás bienes esenciales para la vida.

Lo cierto es, que las políticas monetaristas neoliberales, no han resultado beneficiosas para los pueblos en ninguna parte del planeta. La reducción de la inflación, se obtiene sobre la base de enormes sacrificios y sometiendo a los pueblos a estados de inanición, pobreza y hambre, peor aún, como ocurrió en Chile, restringiéndoles la democracia y sometiéndoles a una brutal y criminal dictadura militar. Esa es, la verdadera realidad, inocultable para los pueblos. Venezuela, no podía ser un caso distinto. Menos aún, un pueblo, gobierno y Fuerza Armada, que ha dado muestras ejemplarizantes de rebeldía revolucionaria. En Venezuela, la política monetarista llevada a cabo por los directivos del Banco Central de Venezuela, BCV, está haciendo aguas, 7 meses y medio, después de su implementación, la inflación sigue intacta, como muestra de que no es un producto de la economía como tal, sino un efecto de políticas concretas del imperialismo y sus aliados en partidos políticos de oposición, y gremios empresariales.

Algunos economistas, desde la izquierda, pregonan que el causante de la inflación es el incremento del dólar paralelo, que afecta los precios internos, siempre al alza. Estos 7 meses y medio de experimento social, han demostrado la falsedad de tal premisa, pues el dólar baja que baja y los precios suben que suben. Asimismo, la oposición política acusaba al Gobierno Bolivariano de ser el responsable de la inflación al desparramar mucho dinero sobre la economía, con sus aumentos salariales, programas sociales y demás instrumentos de protección social, que utiliza el Presidente Maduro para proteger al pueblo de la guerra económica de la burguesía opositora contra los ingresos de la población, en general. En estos 7 meses y medio, se ha demostrado con certeza cuán falsa es esa premisa. Se mantuvieron los salarios públicos congelados, se mantuvo una restricción monetaria extrema, a tal punto que la ausencia de bolívares en circulación permitió al dólar y al peso colombiano cubrir esa demanda y ganar terreno como monedas de circulación nacional. No obstante, los precios continúan en crecimiento. Se retrajo el consumo de manera considerable, más no los precios, que tan solo redujeron los lapsos de su crecimiento debido a la ausencia de compradores. En fin, se ha demostrado que la inflación no es un tema económico, sino político. Asimismo, se demostró que las subidas del dólar no obedecen a la cantidad de bolívares en circulación, como preconizan los monetaristas. Todo lo contrario, cuando el BCV en uso de sus prerrogativas sacó a circulación masa monetaria, Bolívares, el dólar cayó y todavía sigue cayendo. Lo explicaba, el director de la consultora económica-financiera Aristimuño Herrera & Asociados, César Aristimuño: "lo que está ocurriendo [la baja del dólar, nota nuestra] es que el mercado ya asimiló la inyección puntual de liquidez que se hizo al gobierno como pagos a proveedores de Pdvsa y de otros sectores como alimentos. Esta firma estima que el monto de estas pasivos ascendió a 1,1 billón de bolívares, aproximadamente 58,6 millones de dólares a tasa oficial que, en un mercado de volúmenes tan escasos, genera un impacto alcista importante, pero claramente coyuntural." Es decir, ocurrió un efecto totalmente contrario a lo previsto por quienes preconizan el monetarismo como solución a los problemas inflacionarios. No obstante, la tendencia a la baja del valor del dólar, los precios han retomado su tendencia alcista, una vez que se ha hecho público el incremento de los sueldos de trabajadores y trabajadoras públicas y pensiones. Ratificándose, nuevamente, nuestra premisa de que la inflación en Venezuela, tiene una raíz –eminentemente- política. ¡Mano de hierro Nicolás! He allí, la solución del problema inflacionario en Venezuela. Hugo Chávez, así lo recomendaba…

Nota leída aproximadamente 3710 veces.

Las noticias más leídas: