El ½ Petro, salario y las viejas prácticas de la IV República. Traky pá los que salgan

Martes, 24/12/2019 04:12 PM

En la IV República abundaron prácticas para disimular la corrupción, hasta esa de estimular el consumo compulsivo. Recuerdo como en algunas Zonas Educativas, dado que el gobierno central les enviaba recursos para otorgasen a escuelas y liceos medios para adquirir material de oficina, se optó no por hacerlo a los directores o presidentes de las Comunidades Educativas, sino que el Jefe de Zona emitía un cheque por la cantidad asignada a cada uno de ellos pero a nombre de un negocio seleccionado escrupulosamente.

De esa manera, el director o presidente de la Comunidad Educativa estaba obligado a invertir la asignación del Ministerio de Educación, más que en lo que la escuela necesitase, en lo que el negocio que le imponían les podía vender. Por supuesto, la práctica estaba destinada a favorecer al comerciante a nombre del cual se emitía el cheque, quien de paso ponía los precios que se le antojasen a aquel forzado o cautivo comprador y al funcionario que emitía el cheque, quien sin duda alguna participaba en un negocio que él mismo diseñaba.

Pero a aquello se le agregaba algo más. La escuela, por intermedio de su representante, estaba obligada a invertir allí los recursos; no tenía otra opción. Por eso debía comprar lo que allí hubiese aunque dejase de adquirir otras cosas que eran imprescindibles. Es decir, se le volvía por aquella malsana y corrupta práctica, en un comprador compulsivo.

Estoy recordando estas cosas porque entre los enjundiosos, muy pragmáticos, expertos en el manejo financiero, negocios e intereses, pese hablan a nombre de una revolución y hasta modositos que por distintos medios respondieron a las dudas que me embargan acerca del uso de mi ½ Petro, que de paso no es más que un intento populista de conformarme ante cosas como la hiperinflación que ya va para largo, el desconocimiento de nuestras conquistas salariales como resultado de muchos años del magisterio, la negación del contrato colectivo venezolano y actitud paternalista del Estado que aniquila las luchas populares, me ofrecieron cuatro opciones. Pero debo decir, que aparte también fui receptor de unas dos docenas de mensajes cuyos autores no tomaron en cuenta que quien esto escribe sobrepasa los ochenta años y convirtieron mi ancianidad y duda, que sigue vigente, en objeto de burla y hasta infamia.

Me ofrecieron, decía, cuatro opciones. La que había tomado, de entrar por Monedero e intercambio para volver mi 1/ 2 Petro en Bolívares. Tomé esta opción porque soy docente jubilado y eso significa, dicho así para quienes parecieran vivir en la luna, no me puedo dar el lujo de ahorrar y menos de dejar de comprar las medicinas. Por haber hecho esto, impuesto por las circunstancias, pues para información de quienes no lo saben o no lo quieren saber, los educadores estamos desasistidos, aparte que el salario es una miseria, se me desató días atrás una crisis hípertensiva que casi me mata. Es decir, no puedo darme el lujo de dejar lo que es parte de mi aguinaldo por derecho contractual en una cuenta para ganar intereses, aparte que por mi vieja cultura y militancia, no estoy formado para esas prácticas mercantiles. Por eso, tampoco me sirve la segunda opción. La tercera y cuarta, se refieren a opciones como el biopago y la billetera móvil, para el uso de esos recursos en Petro, sin cambiarles a Bolívares.

Ahora bien, debo informar que la primera opción de cambiarles a Bolívares, mediante la subasta, ya me resultó contraria a mis intereses y necesidades. Pues pasada la fecha, la de ayer, el ½ Petro me fue devuelto por no haber hallado comprador como lo previeron quienes salieron a dar explicaciones.

Mi necesidad de comprar las medicinas sigue vigente y me crea inconformidad y hasta angustia. La opción del biopago, según lo que podido saber, demanda una condición que yo, como muchos venezolanos de mi edad no podemos cumplir, los capta huellas no pueden cumplir su misión conmigo. Mi huella esta borrada por la edad y los efectos de la tiza, ante la cual soy alérgico y la que usé por largos años en el aula. Cuando salió aquella tiza antialérgica, en mí, el daño ya estaba hecho. Si optase por ir a un negocio a valerme de ese procedimiento de pago no podría lograr mi objetivo.

Si quienes viven en Caracas no lo saben, debo decirles que en nuestra espacio hallar un negocio, sobre todo farmacia, lo que es de mi mayor interés, que acepte el Petro como medio de cambio, es una tarea demasiado complicada; Caracas no es Venezuela. Sé de gente, para ser justo, que en Caracas recibió hasta 4 perniles y las cajas de Clap, según sus propias confesiones, no les fallan, pero en el resto del país, el cuento es otro y hasta totalmente opuesto. Según me han explicado, sin que nunca, hasta ahora lo haya entendido, formo parte de una "casta invulnerable" a la que eso no le hace falta.

El cuento del inicio sobre las Zonas Educativas y aquellos cheques emitidos a nombre de negocios determinados y escogidos previamente que convertían a los representantes de las escuelas en compradores compulsivos, tiene mucho de lo que ahora sucede con el biopago y la chequera móvil. Todo el mundo, por lo menos es lo que escucho, cuando uno habla de cómo usar el ½ Petro para adquirir algo que me sea necesario, inmediatamente me señala Traky. Justo, un negocio, donde no hallaré lo que me apremia, por mi salud.

Así como aquellos representantes de escuelas se veían obligados a salir de los negocios que les imponían mediante la asignación del cheque cargados con lo que en ellos hubiese, aunque no fuese lo que primordialmente necesitaban, ahora uno estaría ante la misma situación como comprar lo que Traky tenga en sus almacenes; y sí uno hace gala de la nuestra ancestral cultura y propensión de comprar por comprar, agarrando aunque sea fallo, ese negocio estaría haciendo, no su agosto, sino su diciembre a costa de nuestro ½ Petro.

Pero me queda el consuelo de dejar mi ½ Petro en la Plataforma Patria para ganar intereses; lo que muchos eso me aconsejan, mientras que con las 12 campanadas del año, las mismas que pudieran estar anunciando el acabose de Guaidó, mi salud se pudiera afectar. No importa, me quedan herederos. Es ni más ni menos lo que me hubiese aconsejado aquel viejo avaro que murió de mengua y dejó un entierro que halló alguien que nunca supo quien fue su benefactor.

Adelantándome a quienes pudieran a esto contestar, advertiré estoy consciente de la agresión de EEUU a la economía de los venezolanos, no tanto como algunos dicen, por la práctica antiimperialista del gobierno nuestro, lo que pareciera exigir demostración contundente, sino más bien como resultado de la competencia entre potencias imperialistas que tienen puestas sus ojos en lo nuestro. Dije eso porque hubo, entre los menos agresivos e irrespetuosos que a mí se dirigieron, quienes me acusaron de "agente del imperialismo", como solíamos hacer los muchachos de mi tiempo con los compañeros que discrepasen. Es decir, es usar la contradicción fundamental, como un señuelo geográfico y al mismo tiempo como medio para justificar y explicar todo. Según eso, basta el discurso, los hechos nada significan.

Pese todo, ¡¡¡Feliz Navidad!!

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