Antonino fue por vino
rompió el vaso en el camino
Pobre vaso, pobre pierna
de antonino.
Pascualina Curcio, recientemente recibió el premio al artículo de opinión del año, durante la entrega de los correspondientes al ejercicio del periodismo, pese lo que ha estado diciendo sobre la necesidad de romper la política monetarista. Oportunidad por cierto donde le dieron el "Premio Nacional de Periodismo" a un joven quien conduce un programa que apenas empecé a ver unos dos meses atrás, llamado "El Mundo en Contexto", donde especialmente, en eso invierte casi todo el espacio, revisa lo que ha acontecido durante el día en materia del Covid-19, tema que todos los canales tocan a lo largo del día, por lo que uno allí nada distinto haya, pero lo curioso es que, aparte de los miércoles, para no pisarle la manguera a Diosdado, le asignaron el espacio que por años venía ocupando Walter Martínez.
Como uno es, como diría Celia Cruz, "gente demasiado "averiguá", para no autoproclamarnos de chismosos, inmediatamente pensamos, sin que esto envuelva un juicio de valoración del joven a quien se le ve muy circunspecto y ejecutando un trabajo muy meticuloso, pero de data muy reciente, según creo yo, con el perdón que en esto esté equivocado, pensé que para darle sustento a eso de ponerle allí, tan muchachito, en lugar del señor "en pleno desarrollo", quien de paso venía protestando ruidosamente, había que agregarle peso, más del que tiene por los méritos ya acumulados y, en eso, se le vino ese premio, lo que pudo como emparejar la carga. ¡No lo sé! "Sabrá Dios y canta Lucho", solía decir en estos casos una vieja y muy querida amiga, por una canción cantada por Gatica.
Pero volvamos a Pascualina. Por ese premio recordé dos cosas. Aquello de "sí, pero te callas" y que un tiempo atrás, a Víctor Álvarez, le dieron el premio al "pensamiento Crítico", lo que debe pesar mucho en los predios oficiales, no porque aquél eso no merezca, méritos le sobran, sino porque posteriormente se convirtió en uno de los más conspicuos críticos de la política económica del gobierno y hasta de la visión estratégica del mismo. ¡Hay que ver lo qué pesa que un tipo con ese premio y dado por el gobierno mismo, a éste critique frecuentemente!
Hago alusión a Víctor Álvarez también porque Pascualina, últimamente, pese se cuida de aparecer, sin dejar sombra de duda, que con el gobierno "está hasta la pared de enfrente", ha venido poniendo demasiado énfasis en que la política monetaria y salarial del gobierno es por demás desacertada y hasta injusta. Ha estado "cometiendo el pecado" – ruego a la gente interpreten esto de la mejor manera, despojándose del odio – de reclamarle a Maduro sea consecuente con la oferta o decisión, de cuando anunció su célebre "Plan de Recuperación Económica", que debe estar en el cesto de la basura, como otros tantos, que el salario mínimo sea de medio petro o de un poco más de 6 millones de bolívares. Lo que tampoco sería gran cosa, pues apenas se trataría de unos 30 dólares.
Pascualina no ve razones para que el gobierno mantenga esa injusta y brutal política salarial. Ella misma admite que el tradicional patrón explotador, por la esencia del capitalismo, el privado, se ha visto obligado, porque puede, en virtud de la ganancia desmedida que obtiene, a pagarle a algunos de sus trabajadores en dólares y más o menos en lo equivalente al medio petro o sea un poco más de 6 millones de bolívares. Pero sólo a algunos, pese las inmensas ganancias que obtiene con el crecimiento desmedido de la inflación. Y debe hacerlo para poder contar con la experiencia, conocimiento y productividad de ese trabajador. Pero el Estado, donde Maduro es el gran patrón, siendo él "revolucionario y socialista", y pese los inmensos ingresos que percibe por IVA, a costilla del pueblo que lo paga y lo atinente al Impuesto Sobre la Renta, donde se habla de cifras gigantescas, más otras fuentes, paga a sus trabajadores como el más despiadado de los explotadores. Tanto que la pensión del IVSS, en veces único ingreso de trabajadores cesantes por la edad, es de 2 dólares mensuales, equivalente sólo a un paquete de harina precocida. Con el agravante que esa cifra es la misma para el salario mínimo todo y el punto de partida para las distintas escalas salariales. De donde por ejemplo, un docente de media, hasta con postgrado y doctorado, de los mejores pagados, ganaría unos 15 dólares mensuales. Y eso habla de una sociedad y economía de las más miserables e injustas del mundo.
Pascualina en verdad hace un gran esfuerzo para que por su causa la gente no se encolerice con Maduro. Para eso culpa a los monetaristas que a éste manejan. Que son como unos fantasmas, sombras etéreas, almas malévolas que pueblan Miraflores y el BCV. Pero aún así, todo tiene su límite. Llegará el momento que quienes le han venido creyendo ya no lo hagan, tomen conciencia y se convenzan que algo de culpa, por lo menos, tiene el presidente y eso pudiera pagarlo Pascualina. Algo de eso le pasó a Víctor Álvarez, pues de nada le valió le hubiesen dado aquel reconocimiento. Claro, a éste eso poco le importa.
Ayer leí una nota de prensa originada en Valencia, donde se resalta que una docente, con título universitario, para poder mantener su pequeña familia, debe dedicarse a trabajar como servicio en casa de gente que dispone de dólares suficientes, aunque allí no haya título alguno. Y eso le llamamos socialismo. ¿Eso será bueno para interesar a la juventud talentosa para el trabajo docente?
Pero para quienes al leer esto, siendo ellos partidarios de Maduro, inmediatamente se sentirían dispuestos responder que eso es culpa de Trump y las sanciones, basta se remitan a Pascualina Curcio, como ya lo hemos dicho, pero vale la pena reiterarlo, para quien no es por de Trump, ni falta de recursos, sino porque quienes definen las políticas monetaria y salarial del gobierno, sostienen que aumentar salarios sería incentivar la inflación, lo que según aquélla, favorecen al capital privado, pero el presidente a eso se atiene.
Lo cierto de todo esto es que, estando en medio de una pandemia, convertida en otro motivo para que los precios aumenten sin misericordia, el salario sigue anclado al pasado y lo más triste no es siquiera eso, sino que no hay, aparte de Pascualina y unos pocos sin nombre, que de eso se quejen. Aquellos ejemplares que llamaban dirigentes sindicales desaparecieron, como si los hubiesen fumigado o la pandemia misma se los llevó en los cacho. Unos porque nunca han tenido fuerzas ni motivos y la oposición donde militan, la de Guaidó y López, no tiene interés para nada en eso, justo porque quienes eso controlan más bien son quienes pagan salarios y nadie quiere cuchillo "pa´su pescuezo". Otros, los del gobierno, ahora mismo están pendientes que vienen elecciones y escogencias de candidaturas y si se ponen en esa vaina de estar agitando, pidiendo justicia, o sea mejores salarios, en esas listas no van a entrar.
Hoy es 16 de julio. Por esta fecha, los medios, los portales de noticias, como en el pasado reciente, deberían estar informando hasta como cuando se habla de fiesta, del pago de la pensión del IVSS, ilustrando sus notas con viejitos sonreídos, alegres, esperando el momento como en los tiempos de Chávez. Ahora nadie habla de eso. Porque al gobierno le da pena difundir que quienes trabajaron toda su vida apenas reciben 2 dólares mensuales de compensación, de la misma manera que los trabajadores casi todos; y sea esa la cifra que sirve de base para la elaboración de las tablas salariales.
¿Cómo explicarle al mundo que en país dónde hay una "revolución socialista", aparte de tantas calamidades como las relativas a la salud, excluyendo la particularidad del Covid-19, que el salario mensual de un trabajador no alcanza ni para comer dos días, mientras el capital acumula escandalosamente, como lo demuestra Pascualina Curcio, quien es partidaria del gobierno y particularmente del presidente Maduro?
Pero los pensionados del IVSS, donde hay una inmensa cifra que sólo reciben eso, y que cuando Chávez sonreían llegado el día del cobro de ese derecho, ahora les da igual que les paguen o no porque en fin de cuentas es lo mismo.
Salario mínimo y pensión del IVSS son dos muertos con mortaja y todo, que son miles que no aparecerán en el reporte del Covid-19, ni siquiera "En el Mundo en Contexto" y los muertos sólo provocan llanto.