Ser o no ser, o sobre el dilema del alza de los salarios en tiempos de pandemia

Viernes, 24/07/2020 07:40 AM

Desde hace tiempo defendemos la tesis de que es necesario el incremento de los ingresos salariales de los venezolanos.

Ahora, acudimos sorprendidos a la discusión acerca de la imposibilidad de aprobar un alza de salarios. Digo sorpresa, pues no ya a cualquier economista, sino a cualquier persona con conocimientos de la realidad social, y sensibilidad acerca de la situación de los venezolanos, debe serle absolutamente claro que es necesario un aumento sustancial de los salarios. Paso a aclarar los argumentos:

Primero, debería ser claro al comparar el incremento de los precios durante los últimos años en los que ha habido hiperinflación, es decir, en los que la inflación ha superado el 50% mensual, que el alza nominal de los salarios se ha colocado muy por debajo de ese nivel, sin llegar a compensar el alza de los precios y, por lo tanto, ha habido una caída monstruosa del salario real de los venezolanos.

Segundo, siempre que ocurre un alza tal de los precios, que deteriora significativamente los salarios reales de los trabajadores, se produce una concentración del ingreso en un grupo pequeño de la población, cuyos ingresos -porque ellos si controlan los precios a los que venden sus productos- guardan mayor relación con la inflación.

Tercero, que los salarios por debajo de los niveles mínimos que aseguran el sostén y reproducción del trabajador y su familia se convierten en una transferencia de ingresos en general a favor de los empleadores.

Que la destrucción de los salarios pone al borde de la pobreza y el hambre a los trabajadores, sobre todo a los más pobres, porque no poseen ahorros (o solo muy pocos) y poseen pocos activos acumulados (o ninguno) que vender.

Que el deterioro prolongado de los salarios provoca una caída general del ingreso nacional y de la actividad económica, ya que la capacidad productiva de las empresas se ajusta a una baja demanda, pues los ingresos de la población no son suficientes para adquirir los productos. El mantenimiento de una situación de bajos salarios o bajos ingresos de la población, debemos recordar que los trabajadores son la mayoría de la población, impide a las empresas aumentar la producción y la productividad aprovechando los rendimientos que ofrece un uso mayor de la capacidad productiva.

Que los bajos salarios y la baja actividad económica afectan la capacidad de financiamiento de la actividad estatal y la provisión de servicios básicos por parte de éste; traduciéndose en un deterioro de la infraestructura social y los servicios de atención a la población. También disminuye la capacidad de las organizaciones estatales y reduce la disposición de los trabajadores o funcionarios a ejercer la función pública. La síntesis de esta situación es el desmantelamiento de las capacidades o funciones estatales.

Que los bajos salarios mantienen a los trabajadores en una situación de estrés o tensión permanente que agota sus nervios, les enferma y les impide ser productivos o rendir en el trabajo.

Que los bajos salarios promueven la corrupción y conductas delictivas.

Que los bajos salarios disminuyen la autoestima de los trabajadores y destruyen la moral de las organizaciones de defensa de los mismos.

Por último, precisamente en el caso de una economía asediada y forzada a cerrarse en sí misma -como es Venezuela debido a las agresiones imperiales, promovidas por factores fascistas- y por la crisis provocada por el COVID-19, el mantenimiento de bajos salarios va en contra de la reactivación del crecimiento económico.

Podríamos decir, que aquí se encuentran las principales razones por las que es necesario un ajuste de los salarios de los venezolanos. La decisión definitiva depende de la respuesta que demos a la interrogante de ¿ser o no ser?

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