Empresas Familiares: Salva-vida de la Economía Nacional

Martes, 09/02/2021 07:31 AM

 

"¿Cómo podría meditar acerca de la igualdad que la naturaleza ha establecido entre los hombres, y sobre la desigualdad por ellos creada...?" Jean Jacques Rousseau, "Carta a los prohombres de Ginebra" Discurso sobre el Origen de la Desigualdad entre los Hombres, 1755.

Generalmente la Empresa Familiar se percibe como una organización insignificante en la estructura socioeconómica de los países, se tiene la creencia, que sus aportes tributarios al fisco y el valor agregado en la economía son marginales. Más aún en Venezuela, cuando nuestra industria extractiva, especialmente el petróleo, ha sido la principal fuente de financiamiento del presupuesto nacional por más de un siglo. No obstante, las realidades económicas en otras latitudes demuestran que la Empresa Familiar es pilar fundamental en la arquitectura económica en países desarrollados y subdesarrollados, e históricamente ha tenido una relevante participación en los peores momentos de las crisis cíclica de la economía capitalista, contribuyendo a generar reimpulso en el aparato productivo, para crear de nuevo confianza, y estímulos a todos los otros agentes económicos que intervienen en las relaciones sociales de producción.

En la actualidad, no es poca cosa la crisis económica y financiera que padecemos. Los datos revelan que estamos sumergidos en una crisis global, pero que principalmente afecta a los países subdesarrollados. En América Latina y el Caribe, los efectos de la Pandemia, producto del COVID-19, según la CEPAL, proyecta una caída del PIB del 9,1% y, aumento del desempleo de 5,4 puntos porcentuales. Nos encontramos en un contexto de bajo crecimiento, elevados niveles de informalidad laboral, aumentos de la población en situación de pobreza y pobreza extrema, desaceleración del proceso de reducción de la desigualdad y expresiones de malestar y protestas ciudadanas (CEPAL, 2020).

Se estima que la tasa de pobreza en América Latina se incrementó 7,1 puntos porcentuales en 2020, y alcanzó el 37,3%, mientras que la de pobreza extrema creció 4,5 puntos porcentuales, pasando del 11,0% al 15,5%. Esto podría suponer un aumento de 45 millones de personas en situación de pobreza (hasta llegar a un total de 231 millones de personas), y de 28 millones de personas en el caso de la pobreza extrema (hasta un total de 96 millones de personas). También se incrementó la desigualdad de ingresos en todos los países de la región. Según la CEPAL, el coeficiente de Gini se incrementó entre 1,1% al 7,8%. Esto representa un considerable retroceso respecto a los avances en la reducción de la desigualdad logrados en la década de 2000, cuando por primera vez en la historia se revirtió la tendencia de aumento de la desigualdad de ingresos y se visibilizó la importancia de disminuir la desigualdad como estrategia para superar la pobreza (CEPAL, 2020).

En Venezuela, de acuerdo con las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en 2019 la actividad económica cayó por sexto año consecutivo y se contrajo un 28%. La reducción del PIB se evidenció tanto en el sector petrolero como en el no petrolero, y en todos los componentes de la demanda agregada. Este era el contexto de la economía venezolana a principios de 2020, cuando entraron en escena la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), y el endurecimiento de las sanciones impuestas por los Estados Unidos al sector público venezolano. Que hasta la fecha de hoy se han intensificado. Teniendo en cuenta la caída de los precios mundiales del petróleo, provocada por la crisis del COVID-19, el descenso de la producción petrolera, las restricciones fiscales y externas cada vez más severas, los efectos económicos que conllevan las medidas de distanciamiento social y los problemas en el suministro de gasolina, en el 2020 el PIB venezolano se contrajo un 26% (CEPAL). En materia de inflación, persiste el proceso hiperinflacionario iniciado a finales de 2017: la inflación fue del 9.585% en 2019 y del 2.294% en los primeros cinco meses de 2020. Las revisiones frecuentes del salario mínimo no ha permitido compensar el crecimiento de los precios, por lo que dicho salario se contrajo un 37,4% en términos reales entre diciembre de 2018 y diciembre de 2019, y un 30,0% en los primeros seis meses de 2020 respecto al cierre de 2019. No obstante, creemos que la actual situación económica en Venezuela, es oportunidad de oro para constituir un tejido empresarial familiar que contribuya al crecimiento y desarrollo de la nación.

Este contexto económico, ha inducido a las familias trabajadoras venezolanas, adoptar sustantivos cambios en los patrones de consumo, e innovar en sus relaciones de trabajo, buscando otras fuentes de financiamientos, algunos hogares que son subvencionados con las divisas enviadas por familiares desde el exterior, ayudan a completar los gastos domésticos, al mismo tiempo que permite, en algunos casos, comprar materiales, equipos e insumos para iniciar algún emprendimiento familiar, convirtiéndose en la fuente principal de financiamiento para el consumo (Demanda), y el ahorro de la familia venezolana. De esta manera, están surgiendo en Venezuela varios tipos de micro Empresas Familiares, unas más grandes que otras, que ayudan a mitigar los bajos salarios que en la actualidad percibe el trabajador venezolano, y también sirven como paliativo al deterioro de la calidad de vida de su grupo familiar. Cambios necesarios para afrontar el alto costo de la vida, que permite aumentar los ingresos y adquirir los bienes y servicios, hoy totalmente dolarizados en Venezuela. Producto de una "Guerra Económica", (bloqueo económico y financiero), y políticas monetarias y fiscales erráticas, que se acentuaron por los efectos del COVID -19.

Casi todos nosotros conocemos algún familiar, vecino o amigo, que ha tenido que cambiar de oficio, y algunos hasta de profesión, incorporándose a la categoría laboral de sub empleado. Realizando trabajos diversos como repostería, chofer, taxista, reparación y servicios de aires acondicionados, electricista, mecánica, preparación de alimentos para llevar, peluquería, arreglos para fiestas, servicios de encomienda, electrónica, reparación de computadoras, plomería, entre otros, todos trabajos dignos. Oficios muy distintos a la profesión que nos formamos y, que por años invertimos tiempo y dinero para capacitarnos. En tal sentido, se han generados nuevas formas de relaciones sociales productivas, que representan el modo de subsistencia de muchos trabajadores venezolanos.

El surgimiento de este tipo de negocio familiar, transformado en micro o mini Empresas Familiares es una oportunidad que no debemos desaprovechar para dar impulso a la nueva economía que queremos construir. Hay muchas definiciones de Empresa Familiar, pero creemos que la más completa e integral es aquella donde "la propiedad y la dirección están concentrada dentro de la unidad familiar, la cual se esfuerza por mantener y aumentar las relaciones intra-organizacionales basadas en las relaciones familiares" (Litz, 1995). En Venezuela se presentan como pequeñas empresas gestionadas por familias, en barrios, urbanizaciones, conjuntos residenciales, villas y consejos comunales, que utilizan sus propias viviendas como taller o local para fabricar los bienes que producen, y/o prestar los servicios según sus conocimientos, habilidades y destrezas, utilizando las redes sociales como medio de mercadeo de sus productos servicios. El surgimiento de Empresas Familiares es una realidad y, es inminente que en los próximos años exista un aumento significativo de este tipo de empresas, siendo actualmente el sustento principal de muchos hogares.

Se sabe, que la palabra "economía" nace etimológicamente del concepto griego de "oikos" cuyo significado era "hogar" – y posteriormente "oikonomia" – que significara "administración del hogar". Por lo tanto, la familia ocupa el centro de la economía, siendo una de las instituciones más antiguas. En este sentido, se puede deducir que la Empresa Familiar existe desde que se institucionaliza la familia. Al revisar la historia constitutiva de algunas Empresas Familiares, hoy consolidadas mundialmente, se puede inferir que un factor común en el acta de nacimiento son las crisis sistémicas del sistema económico o, sus raíces es producto de los cambios sustanciales en las relaciones de producción; cambios drásticos en las relaciones de dependencia del modelo económico dominante, que ocurre generalmente luego de largos períodos de decadencia del sistema de relaciones sociales productiva que impera. Provocando un cambio significativo en las relaciones de producción.

Las Guerras, catástrofes naturales, cambios del uso de la energía para la producción bienes y servicios, cambios tecnológicos, cambios en las relaciones de dependencia de los países subdesarrolladas y pandemias que cambian la forma de socializar el trabajo, son algunas causas que han estimulado el surgimiento de las Empresas Familiares como alternativas a los Gobiernos y a las grandes Empresas y/o Corporaciones públicas o privadas, trasnacionales y nacionales, que no pueden mitigar oportunamente las necesidades de subsistencia de la población en momentos de crisis. En tanto que, en época de postguerra y de postcatástrofes naturales o inducidas por el hombre, las instituciones gubernamentales y, organizaciones con fines de lucro y ONG, quedan arruinadas y desmanteladas, sin capacidad operativa para atender las demandas sociales.

La única institución constituida que sobre vive, quedando casi intacta operativamente y que mantiene sus relaciones, dado sus vínculos de filiación, es la familia, sufriendo menos las consecuencias de la debacle ocurrida. Inclusive, si algunos de sus miembros fallese o queda discapacitado por causa de la tragedia, la familia mantiene su nivel organizativo sucesoral, institucionalizado históricamente; siendo la familia unas de las instituciones económicas más antigua y, que se caracteriza por tener unas de las mayores capacidades de resiliencia, y adaptabilidad rápida a los cambios exógenos, es el ente por excelencia que puede dar la mejor respuesta a la actual crisis económica en Venezuela. En este sentido, la Empresa Familiar puede llegar a constituirse en el soporte fundamental de una nueva economía nacional.

En algunos países como los EEUU, las Empresas familiares han representado en sus mejores momentos el 80% del total de las empresas, ocupando al 50% de los trabajadores; En la UE supone el 60% de las empresas, 17 millones de empresas familiares cuentan con más de 100 millones de trabajadores y, representan el 25% de las 100 primeras empresas europeas . Otras empresas familiares representan más del 30% de las ventas, equivalente aproximado a 1000 millones de dólares anuales. En México; las empresas micro, pequeñas y medianas (Mipyme), representan el 99,8% del total, aportan un 52% del PBI y generan más del 71,9% del empleo. Según datos del Observatorio Pyme, el 65% son empresas familiares. En España; hay 2,8 millones de empresas familiares que producen el 70% del PBI y generan más del 70% del empleo. En Argentina, aportan más del 50% del Producto Bruto Interno y, del 60% de los puestos de trabajo . En Venezuela han representado en mejores tiempos, "más del 85% de todas las firmas privadas…; en cada región existen empresas de esta naturaleza…; organizaciones que en sus orígenes estuvieron en la localidad que las vio nacer, crecer y salir de ese espacio geográfico, para trascender a otras zonas del país y traspasar fronteras". (De Lucia, 2005, p.22) .

La bibliografía consultada refiere que existen diferentes tipos de Empresas Familiares, pero para los propósitos de este articulo y, tomando en cuenta las innovadoras y originales formas que adoptan las "Empresas Familiares" que están emergiendo en Venezuela, es pertinente hacer una semejanza con la "Empresa Social" propuesta por Muhammad Yunus (2014).

Creemos que es la que mejor que se adapta a nuestro contexto.

Señala Yunus (2014), de manera general, "que existen dos clases de empresas sociales. Una es la compañía que no da pérdida pero tampoco dividendos, dedicada a resolver un problema social, de propiedad de inversionistas que reinvierten todas las utilidades en ampliar y mejorar el negocio. Y la segunda clase, pertenece a una compañía que hace utilidades, que es propiedad de personas pobres, ya sea directamente o a través de fondo dedicado a una causa social predeterminada. Como las utilidades que fluyen a gente pobre están aliviando la pobreza, este tipo de negocios ayuda, por definición, a resolver un problema social" (resaltado nuestro).

Los dos tipos de empresas, propuestas por Muhammad Yunus son pertinentes para el desarrollo y estabilidad de la economía nacional, sin embargo, considerando las características actuales de las innovadoras e incipientes formación de Empresas Familiares en Venezuela, el último tipo de empresa citada, es la que proponemos prioritario impulsar para ayudar a mitigar los efectos económicos adversos que ha recaído sobre la familia venezolana en los últimos cinco años.

Venezuela cuenta con un marco constitucional y leyes que promueven y fomentan el impulso inmediato a las Empresas Familiares. Contamos con el Decreto con Fuerza de Ley de Creación, Estimulo, Promoción y Desarrollo del Sistema Microfinanciero, que establece "crear, estimular, promover y desarrollar el Sistema Microfinanciero orientado a facilitar el acceso a los servicios financieros y no financieros, en forma rápida y oportuna, a las comunidades populares y autogestionarias, las empresas familiares, las personas naturales autoempleadas o desempleadas y cualesquiera otras formas de asociación comunitaria para el trabajo, que desarrollen o tengan iniciativas para desarrollar una actividad económica, a objeto de integrarlas en las dinámicas económicas y sociales del país" (Presidencia de la República, 2001).

También tenemos las leyes del Poder Popular, entre las cuales dos son fundamentales para nuestro propósito: La Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, y Ley Orgánica para la Gestión Comunitaria de Competencias Servicios y otras atribuciones. Ambas son instrumentos jurídicos vigentes, pero que se encuentra en mora por su inaplicación y, que en la actualidad es oportuna aplicarlas para diseñar políticas públicas que se implementen de forma expedita. La primera establece en el Capítulo III, relacionado con organizaciones socioproductivas, Sección primera, de las Disposiciones generales, Formas de organización socioproductivas: Son formas de organizaciones socioproductivas: las Unidad productiva familiar: que se definen como "una organización cuyos integrantes pertenecen a un núcleo familiar que desarrolla proyectos socioproductivos dirigidos a satisfacer sus necesidades y las de la comunidad; y donde sus integrantes, bajo el principio de justicia social, tienen igualdad de derechos y deberes" (Asamblea Nacional 2010: Articulo 10).

Y la segunda, señala en su objeto, que el Estado debe desarrollar los principios, normas, procedimientos y mecanismos de transferencia de la gestión y administración de servicios, actividades, bienes y recursos, del Poder Público Nacional y de las entidades político territoriales, al pueblo organizado, el cual la asumirá mediante la gestión de Empresas Comunales de Propiedad Social de servicios y socioproductivas, o de las organizaciones de base del Poder Popular y demás formas de organización de las comunidades, legítimamente reconocidas, que se adecúen a lo establecido en el presente Decreto Ley y su objeto, generando las condiciones necesarias para el ejercicio de la democracia participativa y la prestación y gestión eficaz, eficiente, sustentable y sostenible de los bienes, servicios y recursos destinados a satisfacer las necesidades colectivas" (Asamblea Nacional 2010: Artículo 1).

Siendo las Unidades productivas familiares, una forma de organización de base del poder popular, se infiere en los postulados de la ley, la responsabilidad y obligación del Estado, de impulsar las Empresas Familiares, para coadyuvar a disminuir la pobreza en Venezuela. Ambas leyes deben ser desempolvadas y llevarlas a la práctica. En crisis económicas no hay tiempo que perder, necesario es relanzar estas leyes para generar las nuevas formas de relaciones de producción para que se active la economía nacional a través de las Empresas Familiares.

Sin embargo, al constituirse la nueva Asamblea Nacional (2021- 2026), y en el marco de la novísima Ley Anti bloqueo, creemos pertinente hacer algunas recomendaciones para fortalecer la normativa vigente, para acelerar el diseño de políticas públicas vinculadas a este tema:

1.- Facilitar un marco legal exclusivo que posibilite el impulso y la continuidad de la Empresa Familiar

2.- Generar condiciones legales para simplificar requisitos de financiamiento a las Empresas Familiares.

3.- Legislar para Impartir formación y capacitación en la gestión de Empresas Familiares, fomentando el negocio familiar, instando a la financiación bancaría para que dirijan sus carteras de créditos a las Empresas Familiares.

4-. Legislar: una innovadora Ley Orgánica de Microempresas Productivas Familiares y Sociales (MEPFS).

5.- Diseñar instrumentos estadísticos fiables para apoyar desde el Estado la continuidad y estabilidad de las Empresas Familiares.

6.- Elaborar el Registro Nacional de Empresas Familiares.

¡Piensa globalmente, actúa localmente!

Dr. Rodolfo Delgado Aguilera

rodolfoluisdelgado@yahoo.com

Profesor Universitario

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