No soy economista, tampoco pretender serlo al estilo de Pascualina Curcio y derivados en tal profesión, quienes con sus fórmulas mágicas, hace tiempo que convirtieron El Capital de Marx en cada de una de sus páginas en una especie de servilletas -para no hablar de papel higiénico- ante los exabruptos que mencionan en materia de (hiper)inflación, precios y salarios.
En efecto, este grupete en cualquier momento va ser tendencia por la claque madurista, porque con su tesis de que el dinero inorgánico "no genera inflación", es decir, aumento de precios en bienes y servicios, sobre una moneda que solo hace falta le hagan un mausoleo en el "cuartel de la montaña", al punto que su billete de más alta denominación no alcanza ni para comprar un caramelo, deshonrado el apellido del Libertador en términos de bazofia monetaria.
Pascualina Curcio la flamante economista egresada de la "burguesa" Universidad Central de Venezuela (UCV), y profesora de Economía de lo que el chavismo-madurismo llamó en su momento la universidad pública reservada para las oligarquías, como la Universidad Simón Bolívar (USB), ha buscado por todos los medios posibles desde visitas a programuchos intervenidos por el Mossad y que pregonan al colombiano y ultracapitalista Alex Saab - detenido por corrupto en Cabo Verde - como un "prócer de la patria", hasta presentaciones y "ensayos" que finalmente la conviertan en ministrilla del régimen madurista.
Así tenemos que la mencionada profesora universitaria y economista junto con sus huestes nos aseguran que el dinero inorgánico, es decir, imprimir circulante de "bolívares" salidos de la nada y esparcirlos en la corriente virtual y electrónica que ha venido haciendo irresponsablemente el Banco Central de Venezuela (BCV), después que el madurismo destruyó la industria petrolera, y el Estado se quedó sin divisas, generando con ello una perversa hiperinflación que destruyó el salario como ingreso social fundamental del venezolano, y en consecuencia, originando una emigración de casi el 20% de la población, y peor, llevar a la pobreza hasta no menos del 72% del país según cifras oficiales, cuando aproximadamente 7 millones de personas entre asalariados y pensionados tienen ingresos promedios de un dólar mensual, es precisamente esa fórmula la que según Curcio necesitan lo trabajadores para que sea restituido el poder adquisitivo de lo que una vez fue el salario, y por ende, el bolívar.
Por ello, que Curcio y su reducto de zoilos sean consecuentes con tal discurso, y si en efecto esa "tesis es verdad", pues creo que en vez de pedir a la cúpula madurista que aumente los salarios por esa vía, sería mejor que otorgaran un "bono de la patria" por 100 mil dólares, equivalente en bolívares que señale el BCV el día de su ejecución, y ¡zas! así tendríamos que por arte de magia, Venezuela acabaría con la pobreza de inmediato, y todos se convertirían en una automática "clase media", no sin antes firmar el papel digital en la encuesta correspondiente, donde los beneficiarios se comprometan a no convertirse en "escuálidos" como una vez lo dijo Héctor Rodríguez.
En síntesis, Pascualina Curcio, y derivados, sin duda, han encontrado en la máxima "filosófica" aplicada al término económico de que "si no puedes, únete con el enemigo" en relación con los salarios, al proponer usar el dinero inorgánico para "acabar con los pobres" - frase que una vez acuñó Carlos Andrés Pérez en tiempos de "neoliberalismo salvaje"- con una fórmula muy "revolucionaria y humanista" de lo que para el madurismo significa la "igualdad social".
Por lo pronto, supongo que nosotros, los empobrecidos trabajadores y pensionados podemos tener la seguridad de que si el madurismo termina en aplicar lo que se ha convertido en "normal" medida para el BCV en "política monetaria", en la misma proporción para concretar los planteamientos de Curcio y sus derivados, estoy seguro que ahora sí, hasta el viento terminará de "desaparecer" la pobreza en Venezuela.