1 de mayo: contexto de lucha entre la "clase obrera que gana en bolívares" y el BCV, a pesar de la pandemia y el bloqueo

Domingo, 02/05/2021 08:51 AM

LA LUCHA HISTÓRICA: PROHÍBIDO OLVIDAR

La lucha fundamental de la clase obrera o trabajadora asalariada a nivel mundial es por sus reivindicaciones y el fortalecimiento del poder adquisitivo de lo que reciben hora por hora, semana por semana o mes por mes, a cambio de su contraprestación económica en términos de salario. Eso es lo que se conoce como la lucha por la dignificación del trabajador.

Es una causa justa, una causa natural, la que llevan los líderes sindicales en las distintas organizaciones públicas y privadas del planeta. Algo que se da desde que la sociedad económica feudal migró hacia la industrialización y la producción tecnificada, dejando atrás los antiguos siervos de la edad media y dio paso a los trabajadores asalariados.

A partir de esos tiempos, EL DINERO comenzó a ser el principal motor de crecimiento y desarrollo de las sociedades siendo usado de forma general como medio de intercambio en todas las relaciones económicas y sociales.

LA VENEZUELA ACTUAL

En la Venezuela actual, de inicios de mayo de 2021, nos encontramos con un país convulsionado y maniatado económicamente como consecuencia del antagonismo político-diplomático vivido con Estados Unidos y sus diferentes gobiernos en los últimos 22 años. Situación que se ha intensificado desde marzo de 2015, cuando las relaciones conflictivas entre ambos países se han incrementado debido al Decreto de Obama.

A partir de ese momento, Estados Unidos ha impulsado una política de persecución, bloqueo, medidas coercitivas unilaterales, ataques comerciales, financieros, satanización internacional y robo de activos en el extranjeros pertenecientes a los venezolanos situación que ha impactado en gran proporción sus principales fuentes de ingresos, entre ellas los de la industria petrolera, que hasta hace poco representaban el 95% de los ingresos en divisas y el 55% de los aportes fiscales.

El objetivo imperial siempre ha sido claro: mellar los niveles de financiamiento, apalancamiento, maniobra y de gobernabilidad del Gobierno Revolucionario de Nicolás Maduro para contener los efectos sociales que ocasionan esos ataques con fines políticos.

Uno de los principales daños los ha recibido el sistema cambiario nacional con la creación y manipulación del dólar paralelo, una de las armas más infalibles diseñadas por el imperio del Norte contra ésta economía. Como consecuencia, Venezuela sufre una hiperinflación desde el año 2018, sin precedentes en América Latina, siendo la más alta del planeta.

Uno de los sectores que mayormente ha sufrido ese impacto inflacionarios en la economía ha sido LA CLASE OBRERA QUE GANA EN BOLÍVARES, así como pensionados y jubilados que reciben ingresos en bolívares.

Últimamente, luchar por los derechos laborales y sociales conquistados en Revolución desde tiempos de Hugo Chávez Frías ha sido cuesta arriba para los líderes sindicales bolivarianos. Sobre todo en una época de arrebatos del poder adquisitivo de la clase trabajadora debido a la inflación continua generada en un mercado distinto al laboral, como lo es el cambiario.

En ese sentido, la principal lucha reivindicativa no se da entre el patrono y los trabajadores organizados, sino que se genera en un sistema de relaciones económicas distintas al de la producción.

UN SISTEMA CAMBIARIO PERNICIOSO PARA LA CLASE OBRERA QUE GANA EN BOLÍVARES

El sistema cambiario dominado por el dólar paralelo y secundado por el Banco Central de Venezuela por medio del aval del Tipo de Cambio de Referencia SMC (Sistema del Mercado Cambiario) mantiene a los sindicatos bolivarianos atados para responder a las demandas laborales de los empleados públicos y privados de un salario digno y con poder de compra suficiente como para mejorar su nivel de calidad de vida, a pesar del bloqueo y las sanciones imperiales.

La única solución que tienen es que el Gobierno nacional apruebe, de manera inmediata, una política de Indexación de los salarios con base en las variaciones del tipo de cambio oficial (devaluación) y que el BCV diseñe un instrumento para su seguimiento y consulta semana a semana. Más allá que la política del Sistema de Mesa de Cambio ha sido un fiasco para el país como lo demostraremos más adelante.

El presidente Nicolás Maduro, proveniente de la clase obrera, ha insistido en defender y proteger los derechos alcanzados por los trabajadores. Pero la realidad nos indica que aún no se ha logrado una estrategia efectiva para defender a AQUELLOS QUE GANAN EN BOLÍVARES ante la volátil inflación inducida.

No obstante, se estima que el 65% de la actividad comercial nacional se está realizando en dólares. Una tendencia que pareciera que el BCV está dispuesto a seguir manteniendo debido a su política de devaluación infinita, que, evidentemente, forzará a que todos los pagos a nivel nacional emigren poco a poco al dólar.

VISIÓN DE LOS LÍDERES SINDICALES BOLIVARIANOS SOBRE LA PROBLEMÁTICA ACTUAL

Muchos dirigentes sindicales creen que la única vía para superar las dificultades del bloqueo y la perdida del poder adquisitivo desde el sector de la CLASE OBRERA QUE GANA EN BOLÍVARES es produciendo más. Que la única forma de sustituir los ingresos que aportaba el mejor negocio del planeta, que es la industria petrolera, es solamente por medio del incremento de la producción de muchos bienes y servicios en sectores industriales no competitivos públicos y privados.

En contraposición a esas ideas, les recuerdo, que primero hay que estimular a la clase obrera con mejores incentivos para hacerla más productiva y más competitiva, que produzca mejores rendimientos en las organizaciones, mejore la calidad del entorno laboral, aumente su desempeño, esté más feliz, sin muchas quejas, se detenga la deserción, al ausentismo, se mantenga el nivel de empleo formal y detenga el informal, la insatisfacción social y la protesta sigilosa y peligrosa que últimamente estamos viendo.

SINDICALISTAS SIN PODER DE DECISIONES

Vemos las limitaciones de muchos líderes sindicales y representantes de la clase obrera revolucionaria para argumentar o justificar la perdida del poder adquisitivo del salario, pensiones, bonificaciones y capacidad de ahorro, ocasionada realmente por la devaluación continua del bolívar en nuestro país.

Desde mi perspectiva, ellos no son culpables de la situación que vive la clase obrera venezolana. La mayoría de ellos son también asalariados de la Administración Pública o son parlamentarios, que también dependen de unos ingresos valorados en bolívares y no en dólares.

Creo que no están en capacidad para detener el efecto vorágine de la inflación inducida desde el mercado cambiario (devaluación continua) que destruye el salario y otras compensaciones laborales recibidas en bolívares.

Superar dificultades en el marco de una pandemia global, de bloqueos y sanciones unilaterales imperiales que limitan la potencialidad del Estado rentista petrolero de generar los ingresos suficientes es algo que se escapa de la capacidad de esa dirigencia sindical revolucionaria para revertir los males que aqueja a la clase obrera. Porque insistimos, la problemática no se origina en el mercado laboral sino en el mercado cambiario.

Una dirigencia sindical que busca superar el modelo capitalista garantizándoles cada cierto tiempo a los trabajadores y trabajadoras sueldos y salarios integrales a los trabajadores que oscilan entre uno y 4 dólares mensuales no es una buena estrategia para fortalecer sus liderazgo, más allá del discurso.

Claro que tienen capacidad de resistencia ante la guerra económica. Reconocemos su voluntad para organizar CPT y milicias obreras, en un contexto de ataques imperiales cada vez más fuerte contra nuestra nación. Pero argumentar que la destrucción del poder adquisitivo de las compensaciones laborales recibidas en bolívares es debido ÚNICAMENTE al imperio yanqui es desconocer la política cambiaria de devaluación continua llevada a cabo por el BCV desde hace un tiempo para acá y sus efectos directos en la economía.

Una política cambiaria que criticamos porque no ha sido benevolente con la clase trabajadora y sindical, dado que no han atendido los efectos de la inflación que genera la devaluación sobre el poder adquisitivo del salario. Mientras que, últimamente, si se han preocupado por emitir resoluciones y medidas que protegen el poder adquisitivo de los ingresos de los banqueros, empresarios, comerciantes, importadores de oficio y del sector bancario a través de la dolarización de sus relaciones económicas.

Claro que los líderes sindicales bolivarianos están conscientes que el bloqueo limita traer medicinas y alimentos a Venezuela, que la producción es la clave para superar las dificultades, que la lucha es antiimperialista, que hay que superar el modelo rentista, organizar la milicia obrera, que hay que respaldar la Fuerza Armada por defender la patria en todos estos años. Asimismo, están consciente y leales al proyecto que dejó Hugo Chávez Frías y que la Central Bolivariana de Trabajadores cuenta con dos escudos para proteger a la clase obrera: la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y la Ley Orgánica del Trabajo.

LOS DOS MERCADOS LABORALES EN VENEZUELA: UNO EN DÓLARES Y OTRO EN BOLÍVARES

En mayo de 2021, en Venezuela existen dos clases obreras: una que gana en bolívares y otra que gana en dólares. La primera, la controla el Gobierno, que determina el nivel del salario mínimo y otras compensaciones laborales cada cierto tiempo; y la segunda, la libre oferta y demanda en el mercado laboral. En esta última, los trabajadores deciden el nivel de salario, sueldos, beneficios, prestaciones e incentivos, en dinero y en especies, que están dispuestos a recibir por parte del patrón.

Cada vez que se devalúa la moneda oficial (el bolívar), que es algo que ocurre a diario en nuestro país, los trabajadores que ganan en dólares no sufren perdidas del poder adquisitivo, porque su salario se indexa en términos reales. Es decir, nunca pierden porque siguen comprando la misma cantidad de bienes y servicios ofertados legalmente en dólares, gracias al aval del propio Banco Central de Venezuela.

Un hecho real es que los productos ofertados en dólares son menos volátil que los ofertados en bolívares. Pudiera existir una inflación mínima si se compara con la inflación dentro del mercado valorados en bolívares. Esto lo explica la inflación de costos inducida desde el mercado cambiario al de bienes y servicios, que se observa cada vez que se devalúa el bolívar.

De manera sencilla, cuando se devalúa la moneda (aumento del tipo de cambio) los precios nominales en términos de bolívares tienden a crecer, porque se encarecen los costos de insumos, materias primas, servicios de origen extranjeros que se referencian, calculan y se pagan con dólares en el mercado nacional o internacional.

Sin embargo, una devaluación conlleva a que el valor del salario nominal de los trabajadores que ganan en bolívares no varíe, porque no están indexados al tipo de cambio. No obstante, el salario real cada vez compra menos porque se encarecen los bienes y servicios debido a la inflación inducida.

Si éste comportamiento negativo es reiterativo en el tiempo, entonces, se le va abriendo un boquete al ingreso de la clase trabajadora, disminuyendo su calidad de vida. Éste es un fenómeno estadístico medible y conocido en economía como "desigualdad de ingresos", que determina el nivel de empobrecimiento de una sociedad.

EL AUMENTO SALARIAL QUE NO RESUELVE LA PROBLEMÁTICA REAL DE LA "CLASE OBRERA QUE GANA EN BOLÍVARES"

Ante ese contexto lleno de dificultades, el 01 de mayo de 2021, el Ministro del Poder Popular para el Proceso Social y del Trabajo, Eduardo Piñate, anunció que el nuevo salario mínimo en Venezuela aumentó de 1,8 a 7 millones de bolívares mensuales (288%) y el bono de alimentación de 1,8 a 3 millones de bolívares (66,6%), lo que suma un total de 10 millones de sueldo integral, que representa un incremento total del 177,7%.

En términos de dólares oficiales ese nuevo salario mínimo integral, pasa de 1,33 dólares mensuales a tan solo 3,7. No alcanza para comprar un kilo de queso guayanés.

En el caso de los trabajadores que ganan en dólares, incrementos salariales como el anunciado el 1 ero de mayo de 2021, no significa nada. Por ejemplo, para alguien que gana 20 US$ mensuales (cerca de 54,9 millones de bolívares al cambio oficial) un incremento de 6,5 millones no significa nada en términos de intercambio. Porque ellos seguirán comprando la misma cantidad de bienes y servicios ofertados en el mercado dolarizado. Porque 20 dólares siguen comprando la misma cantidad de productos que hace una semana, quince días y hace un mes atrás ofrecidos en dólares o en bolívares al cambio oficial o paralelo.

Es por eso, que un incremento salarial del 177% en términos de bolívares no significa que de manera obligatoria deba aumentarse el salario a los que ganan en dólares. Porque el mercado laboral en dólares no se rige por las variaciones o comportamiento del mercado laboral en bolívares y viceversa.

¿QUIÉN GENERA LA INFLACIÓN Y LA DESIGUALDAD DE INGRESOS EN VENEZUELA?

Como se ha demostrado a lo largo de este escrito, en Venezuela ese fenómeno de la desigualdad de ingresos lo causa fundamentalmente la inflación inducida desde el sistema cambiario corrompido por la política de "devaluación continua" avalada por el BCV.

Esa política cambiaria puede definirse como "la persecución del dólar oficial al dólar paralelo", que ha conllevado una devaluación oficial de alrededor 51.733% desde que el BCV emitió la Resolución N° 19-05-01, de fecha 02 de mayo de 2019, donde autoriza a las entidades financieras a comprar y vender dólares a través de la figura de "mesas de cambio" entre sus clientes o en transacciones interbancarias.

Recordemos que el 13 de mayo de 2019, cuando realmente arrancó el Sistema de Mesas Cambio (SMC), el dólar oficial promedió 5.300 bolívares por dólar, dos años después, al 31 de abril de 2021, se ubicó en 2.747.151,81, devaluándose en 51.733% y multiplicándose en alrededor de 518 veces. Mientras que el salario mínimo integral se incrementó en 15.185%, pasando de 65.000 bolívares (12 US$ oficiales) a 10.000.000 al día de hoy (3,6 US$ oficiales), multiplicándose apenas en 154 veces.

Como vemos, el ritmo de multiplicación del dólar oficial y su variación es muy superior a las veces que se multiplicó y varió el salario mínimo integral del trabajador venezolano, una situación que devela que algo anda mal en la política definida por el Banco Central de Venezuela, que afecta a la economía en general.

La desigualdad de ingreso es generada desde ese sistema cambiario devaluador y generador de inflación, más allá de las condiciones de bloqueo y medidas coercitivas unilaterales del imperio contra nuestra economía.

Por tanto, por la calle de medio podemos concluir que la política cambiaria del Sistema de Mesas de Cambio (SMC) ha sido un fracaso para contener la inflación. Más bien ha contribuido a pulverizar el poder adquisitivo del trabajador venezolano. En ese sentido, hay que cambiar la política cambiaria actual antes que sea demasiado tarde.

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