El odio ciego no cree en medallas olímpicas

Martes, 03/08/2021 02:27 PM

"El odio es una tendencia a aprovechar

todas las ocasiones para perjudicar a los demás"

Plutarco

 

La oposición, o, mejor dicho, un sector de los opositores, para no meterlos a todos en el mismo saco, y terminar pareciéndose a ese grupo de amargados; aunque lamentablemente de este lado, encontramos algunos tan rabiosos y frustrados que, nada los complace o los alegra, y lo único que esperan de nuestros dignos representantes en Tokio 2020 (2021) es escuchar una respuesta con toda la cargazón que, no los deja dormir tranquilos; porque el odio, es tan grande que, sufren de pesadillas y cada medalla los golpea tan fuerte, hasta terminar desvariando. Se resisten admirar a nuestra medallista de Oro Yulimar Rojas; los plateados Julio Mayora, Keydomar Vallenilla, y Daniel Dhers; de este último, como dijera un amigo ¡Para mí es oro, porque a los 36 años estar compitiendo en esa modalidad, es para aplaudirlo sin descansar!

Todos estos connacionales impregnados de un sentimiento tan dañino, han perdido el sentido de la patria, y ni siquiera en un momento tan bello y hermoso, como son las Olimpiadas, cambian de actitud para premiar a ese grupo de venezolanos, el cual se encuentran compitiendo por nuestra bandera, sin distingo político. Ese odio incrustado en las venas, se ha convertido en un volcán en erupción, llevándose todo a su paso, y cuando no pueden dejan minada las redes sociales, buscando inocentes para la comparsa. Con Julio Mayora, arremetieron, como si fuera un delincuente, lo que no han hecho con el autoproclamado, porque esperaban que, largara un hervidero de culebras contra el presidente Nicolás Maduro, en cada entrevista; y mientras el pueblo celebraba, ellos rumiaban, porque hacen lo mismo de algunos animales: devuelven lo que, guardan para estas ocasiones.

Casi todos nuestros participantes olímpicos, han demostrado una humildad a toda prueba y amor por nuestra bandera, y la tierra que, los vio nacer. Daniel Dhers, cuando lo llamó el comité olímpico de los Estados Unidos, su respuesta no se hizo esperar ¡Yo voy a competir por mi patria Venezuela! Creo, que esa manera de responder, no se la van a perdonar los que, viven pidiendo medidas contra el gobierno de Venezuela, sin acordarse de lo que en verdad significan unas Olimpiadas; sencillamente, ese odio, lejos de acercar espanta a cualquiera, y lo más prudente es no verle la cara a los que queman con la mirada, y hacen estallar la paz en medio de la violencia, como sucedió en las Olimpiadas de Múnich, en un repudiable acto terrorista.

Lo lamentable en medio del odio desparramado por los cuatro costados por estos opositores, el cual se encuentran en una etapa terminal, es, que no entienden que, a pesar del uso de los medios, especialmente de las redes sociales, para crear zozobra e intranquilidad y al final distorsionar la verdad tratando de frenar la realidad en un mundo cambiante, y el deporte no puede ser la excepción. Los que todavía se aferran a no creer, por ese amor pitiyanqui, el cual los mantiene obnubilados, los invito a ver la tabla del medallero olímpico. La hegemonía del gran país imperialista, se evapora, como atizado por los cambios climáticos. La China es un país en ebullición en todos los órdenes.

Todo esto demuestra que, nada se construye con odio, y menos en estos momentos, cuando se ha despertado un verdadero sentimiento por la paz, sabiendo de lo que, es, capaz cualquier gobierno de los Estados Unidos, en medios de los arrebatos monopólicos del imperialismo; porque el capitalismo no cree en nada, solamente en el dinero, y más en estos momentos, cuando los grandes avances tecnológicos, lejos de ayudar a solucionar los problemas, los han venido utilizando para convertir a humanos en verdaderos autómatas manejados por el odio que, poco les importa sus mismos compatriotas, cuando no los complacen en sus caprichos políticos, algo muy apartado de los resultados deportivos.

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