Banco de Venezuela, Bolívar digital y ciberdelincuencia imperial

Miércoles, 29/09/2021 07:45 AM

Antecede esta semana que finalizó el domingo pasado, una sucesión de eventos que hacen presumir a algunos, que sus finalidades tengan que ver con pretensiones de sabotear el diálogo entre el Gobierno Bolivariano encabezado por el Presidente Nicolás Maduro, ya reconocido por los emisarios de Washington, valga decir: por los sectores extremistas de la oposición que, aunque nacidos en territorio venezolano, responden a los intereses de dominación global del imperialismo. Dicho diálogo, ha despuntado positivamente en la población y las partes involucradas, han aprobado un Memorándum de Entendimiento que ha generado buenas expectativas en el pueblo venezolano, quien las aprecia con gran optimismo y esperanzas de solución a los gravísimos problemas creados, precisamente, por ese sector extremista de la oposición venezolana. Un ataque a la subestación eléctrica de Santa Cruz de Aragua, que causó enormes daños a la misma, además de penurias a varias poblaciones de municipios de esa entidad regional que permanecieron sin servicio eléctrico por casi una semana, tiempo que duró la recuperación de la subestación. El pueblo, resistió –estoicamente- la falta de electricidad en varios municipios de dicho Estado, en conciencia de esa fallida modalidad de hacer «política» por parte de esa oposición «Washingtoniana», que en algún momento tendrá que darse cuenta de que ese no es el camino correcto para hacer Política, con mayúscula. Después de ocurrido ese ataque terrorista; unos días después, se ataca al principal banco comercial del país, léase: el Banco de Venezuela, que es objeto de una agresión cibernética desde el exterior. El mal manejo informativo de la situación, dio pie para que la rumorología y las redes sociales cubrieran de fake news y postverdad los espacios informativos, hasta que apareció en pantallas la Vice Presidenta Delcy Rodríguez, quien informó que: «se trata de un hackeo masivo que pretendía desaparecer y alterar la data bancaria del sistema financiero», detallando más adelante: «Se logró detectar y neutralizar el foco del ataque a la plataforma bancaria, y se ha iniciado la fase de recuperación y restitución gradual de todos los servicios de nuestro banco (...) garantizaremos la integridad de todas las cuentas bancarias, registro de operaciones y resguardo de la data financiera» (17 de septiembre 2021). En esa comparecencia pública ante los medios, la Vicepresidenta y Ministra de Finanzas, explicó que mediante acciones de rastreo lograron ubicar el origen de los ataques cibernéticos: «Este ataque, obviamente quedó registrado en el sistema IPC que es un sistema de protección ante los intrusos, (…) tuvo su origen severo en los Estados Unidos de Norteamérica para desestabilizar la plataforma del banco».

No era la primera vez, que Venezuela es objeto del bombardeo cibernético dañino del imperialismo de los EEUU. Recordemos que, del 7 al 11 de marzo 2019, el Sistema Eléctrico Nacional fue atacado desde el exterior y afectado en su funcionalidad, dejando al país a oscuras; tal como lo explicó el propio Presidente, Nicolás Maduro, quien manifestó que esa agresión imperialista fue ejecutada en tres fases, a saber: «La primera fue contra el cerebro del sistema computarizado de la empresa Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) en la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, ubicada en la represa de El Guri, Estado Bolívar (sur); y el ciberataque desde el exterior al cerebro de conducción que queda en Caracas (capital)»(…) «El segundo atentado fue vía electromagnética, "que mediante dispositivos móviles interrumpen y revierten los procesos de recuperación", notificó.»(…) «La tercera fase fue "a través de la quema y explosión de subestaciones eléctricas. Como a las 2 de la mañana hubo una explosión producto de un sabotaje a la subestación Alto Prado (estado Miranda) para tumbar toda la electricidad en Caracas"». Mientras el pueblo venezolano se recuperaba de la agresión imperialista, el títere de Trump en Venezuela se mantenía en redes sociales incitando al pueblo venezolano a protestar en las calles, decía: «@jguaido: "Los venezolanos vamos a estar movilizados exigiendo nuestros derechos…"». Llamados que no encontraron eco alguno en la población venezolana, en comprensión de lo terrorífico en que se había convertido ese títere, creado a imagen y semejanza de Donald Trump. Pocos días después, el propio Presidente Trump, firmaría una Orden Ejecutiva en la que urgía a la comunidad científico-militar estadounidense a reforzar los sistemas defensivos en torno a las «tecnologías e infraestructuras críticas» de los EEUU, como muestra de la veracidad de la denuncia hecha por Venezuela a través de su Presidente Constitucional, Nicolás Maduro. Se desmoronaba así, esa estratagema utilizada por esos sectores de la oposición ultraderechista venezolana, quienes dirigidos por la CIA, vieron en el terrorismo y la vandalización de los servicios públicos, un espacio adecuado para llevar allí su guerra y despropósito de «cambio de régimen», propiciando descontentos en la población venezolana. Pero, más pudo la conciencia popular que la perversidad imperial del gobierno de los Estados Unidos.

Los ataques cibernéticos de ransomware, como el ejecutado contra el Banco de Venezuela, hacen referencia a un tipo de malware que luego de comprometer un equipo informático secuestra su información para extorsionar a las víctimas, solicitándoles el pago de una suma de criptomonedas para recuperar esos datos. Ransomware, es un acrónimo de las palabras ransom (rescate) y software (programa). Empresas privadas de seguridad informática pronostican que para finales de este año, habrá una empresa -a nivel mundial- afectada por esta clase de malware cada 11 segundos, y que el daño monetario de los ataques de ransomware llegaría a los 20 mil millones de dólares. McAfee, empresa privada de seguridad informática, ha calculado cuántas pérdidas provocaron los delitos cibernéticos en 2019, y las cifras son enormes: más de un billón de dólares, por encima de los 800.000 millones en euros, algo más del 1 por ciento del PIB de todo el mundo. Un informe de Interpol, alerta a los países miembros sobre las repercusiones de la COVID-19 en la ciberdelincuencia que ha puesto de manifiesto un cambio sustancial en los objetivos de los ataques, que antes eran particulares y pequeñas empresas y ahora tienden a ser grandes multinacionales, administraciones estatales e infraestructuras esenciales. Entre las preocupaciones compartidas por ese cuerpo de policía mundial entre sus países miembros, destacan: «Es altamente probable que la ciberdelincuencia siga aumentando a corto plazo (…) También es posible que aumenten las estafas a empresas por e-mail (…) Una vez que se disponga de vacunas contra la COVID-19, es muy probable que se produzca un repunte del phishing en relación con estos productos médicos, así como de las intrusiones en la red y de los ciberataques para sustraer datos». En resumidas cuentas, agresiones a los sistemas informáticos -como el ocurrido al Banco de Venezuela- serán cosa de la cotidianidad de todos los países, razón más que concluyente para ratificar que el secretismo no es la vía adecuada para atender la emergencia, una vez que un sistema informático es atacado y es activado el protocolo de ciberseguridad. Un pueblo como el venezolano, ha demostrado estar a la altura de las exigencias de soluciones a los problemas «inusuales y extraordinarios» creados por el imperialismo, en procura del logro de sus perversas intenciones con el fin de someterlo a sus dictámenes por la vía de causarle graves penurias y necesidades. El ataque cibernético contra el BDV, demostró que los sistemas de seguridad informática del sistema Patria, gozan de una robustez y fortaleza, propia de los mejores sistemas en el mundo entero. Las pérdidas, generadas por la agresión cibernética desde EEUU, fueron mínimas. Se preservó la data de los usuarios y usuarias del Banco, siendo éste el objetivo –presunto- de la agresión. Una que otra cuenta, propiedad de los venezolanos y venezolanas de a pie, fue objeto de sustracción de fondos, típico de malandrines. Fondos todos, que están garantizados y serán restablecidos por el banco propiedad de todas y todos los venezolanos. Si fueron por lana salieron trasquilados porque este episodio lo que ha hecho es fortalecer la confianza de las usuarias y usuarios del Banco de Venezuela en el Sistema Patria y sus sistemas de seguridad: IPS (Intrusion-Prevention Systems) e IDS (Intrusion-Detection Systems), ambos muy poderosos, como quedó demostrado con esa agresión cibernética.

El Presidente Maduro, como buen analista, acertó en su pronóstico: «esta acción, no solo pretendía "crear molestia e indignación" sino obstaculizar la entrada en vigencia del Bolívar Digital, prevista para el próximo 1° de octubre…». Con la entrada en vigencia del Bolívar Digital, Venezuela se coloca a la vanguardia en la digitalización de su moneda en toda la América y es, el segundo país del mundo -después de China- en digitalizar su moneda de curso legal. Lo que nos indica, el gran paso tecnológico que está dando la República Bolivariana de Venezuela en materia monetaria. Trascendental paso que, sin dudas, causa molestias en el norte imperial, como quedó evidenciado una vez que China desplazó a los EEUU de la vanguardia tecnológica mundial con su tecnología 5G. El imperialismo, lejos de propiciar mecanismos de incentivación de la competencia, se restringió a atacar a China y a la empresa Huawei, con sanciones económicas y detenciones arbitrarias de sus gerentes corporativos a nivel mundial, como fuera el caso de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, arrestada en 2018 a petición de Washington en Canadá, donde la mantuvieron secuestrada durante estos últimos dos años con sus meses, como respuesta a la puesta en funciones de la tecnología 5G. ¡Así compiten los Estados Unidos, en su decadencia imperial!

Esta tercera Reconversión Monetaria, a diferencia de las dos anteriores -implementadas en Revolución- trae aparejada la puesta en marcha del Bolívar Digital (BsD). Lo que implicará una reducción paulatina del uso del efectivo por la población venezolana, conllevando a los actores económicos locales a la implementación de mecanismos alternativos digitales al efectivo; algunos de los cuales, ya se han puesto en marcha, como es el caso de los transportistas y la tarjeta digital para el pago del pasaje. La tecnología Blockchain permitirá ofrecer a los usuarios y usuarias de la banca nacional, métodos de pagos confiables y flexibles, en consonancia con la tendencia de la digitalización. Quizás, el aspecto más resaltante que traerá implícita la implementación del BsD, sea la reducción sustancial de los costos de las transacciones financieras; además de su inmediatez, equivalentes en tiempo a lo que tarda en llegar un correo electrónico o e-mail. Al mismo tiempo, la moneda digital representa una alternativa segura para la distribución y la reducción de preocupaciones de los usuarios y usuarias, con respecto al fraude en el ecosistema de pagos, que hará de los ataques cibernéticos una cosa del pasado.

La bancarización de la población, su inclusión, se incrementará considerablemente ya que los usuarios y usuarias de la banca nacional podrán acceder a herramientas de pagos digitales a costos nulos o considerablemente más bajos, sin necesidad de una cuenta bancaria. La moneda digital, se podrá distribuir a través de dispositivos móviles, lo que aumenta su acceso y la usabilidad para los ciudadanos y ciudadanas en general, que están lejos de las sucursales bancarias y que no pueden acceder al efectivo físico. La innovación tecnológica, incrementará la competencia interbancaria para atraer futuros usuarios y usuarias entre los actores privados, que deberán competir reduciendo costos y tarifas, beneficiándose así la población en general. El BsD podrá actuar como una herramienta de política monetaria directa, respaldando un control efectivo y mejorado del BCV sobre la oferta monetaria. Finalmente, el BsD garantizará plena soberanía monetaria y permitirá a la República, utilizar los sistemas alternativos al sistema Swift, bajo control absoluto de los Estados Unidos, léase: el sistema ruso, SPFS o Sistema de Transferencia de Mensajes Financiero, y el sistema chino, CIPS o Sistema de Pagos Internacionales de China, ambos interconectados e independientes del Swift. ¡El camino del Blockchain, garantiza la independencia del SWIFT! El BsD eliminará, en gran medida, la capacidad de Estados Unidos de imponer sanciones y bloqueos financiero-comerciales, basados en el sistema de transferencias SWIFT. El BsD, bajo control del BCV, permitirá a la República ofrecer pagos transfronterizos a un costo menor, mayor seguridad y sobre todo a mayor velocidad, características todas que superan al actual sistema de pagos internacionales, bajo control del imperialismo de los EEUU.

Postscriptum: Si con alguna situación de nuestro pasado histórico tuviéramos que comparar la etapa histórica que abrirá la Reconversión Monetaria y puesta en vigencia del Bolívar Digital (BsD) que se inicia este 1ro de Octubre de 2021, sin dudas, es con la etapa independentista que inició el 19 de Abril de 1810. Ese mismo día 19, tras la renuncia del Capitán General, Vicente Emparan, se redactó el Acta mediante la cual se establecía un nuevo gobierno conformado por dos alcaldes: José de Llamozas y Martín Tovar y Ponte, quienes asumieron el gobierno, incorporando en el mismo a representantes del clero, del pueblo y de los pardos, mientras que el mando militar era confiado al teniente coronel Nicolás de Castro y al capitán Juan Pablo Ayala. Ese año, 1810, se encendieron todos los pueblos de Hispanoamérica que vieron en el Cabildo de Caracas un ejemplo a seguir bajo el grito de libertad e independencia, aun cuando en ese momento, la mayoría de las Juntas que se conformaron tenían un carácter conservador. Con ello, se propició el desarrollo de un proceso socio-político continental que se ejecutó en tres etapas: Instalación de la Juntas, declaración de la Independencia y, frente a la reacción de la corona española por restablecer la autoridad de la monarquía y el imperio en Hispanoamérica, el surgimiento de guerras nacionales y regionales en procura de la Independencia de la América toda. Buenos Aires (25 de mayo), Bogotá (20 de julio), Santiago de Chile (18 de septiembre); el 16 de septiembre se da el "Grito de Dolores", Hidalgo, comienza la rebelión en México. En analogía a aquellos sucesos de nuestra historia republicana, los pueblos de nuestra América –seguramente- fijarán sus miradas en el experimento social que inicia la República Bolivariana de Venezuela, al instrumentar una moneda liberadora como lo es, el Bolívar Digital (BsD). No tardarán mucho, «en seguir el ejemplo que Caracas ha dado…»

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