El ignoto mundo de mil millones de ancian@s en el planeta. Desconocido para Jeff Bezzos, Elon Musk, Mark Zuckerberg, Bill Gates. Que sus fortunas, les permitan ser los dueños del planeta Marte y que la juventud y la salud los acompañe por siempre. Mientras tanto, nosotros los ancian@s, con nuestras fuerzas físicas agotadas y pies cansados, ahorramos al máximo para comprar alimentos y medicinas. El Covid19, terminó de inmovilizarnos.
Tenemos mucho frío, nuestros cuerpos se congelan. Lo rápido en que se mueve el mundo digital de las criptomonedas, resulta muy traumático para nosotros los viejos. Al observar como nuestros hijos y nietos, resuelven su vida a través de sus teléfonos y ver que somos ignorados por Raimundo y todo el mundo y ver que quedamos como la camisa guayabera " camisa que se usa por fuera", nos da nostalgia.
A mitad del siglo pasado, los céntimos o centavos del bolívar, eran parte del vuelto, cuando se compraba algo en la bodega o pulperia. ¿Porque? Guardar pullas o céntimos, lochas, medios, real, un bolívar, dos bolívar, un fuerte, eran las monedas de uso para la época. Y con ese ahorro se lograba comprar la entrada del cine.
¿Ahora ancian@s que vamos a hacer?, no queda de otra, entrar al mundo de las criptomonedas, con su lógica, Inversión, compra y venta, evitar se devalúa más nuestra pensión. Atrevernos a entrar a ese mundo de las criptomonedas, mientras otros intentan llegar al planeta Marte. Cuando los youtuberos entiendan que hay un mercado disponible de mil millones de posibles usuarios, nos van a tomar en cuenta.
Esa invitación, tiene que estar anclada a los tres tipos de tiempo, que tenemos los ancian@s, dos virtuales y uno real.
El tiempo a largo plazo, no lo tenemos.
El tiempo forzado, tampoco lo tenemos. El tiempo final, lo aguardamos y disfrutamos con paciencia, disposición, rapidez, son nuestras doce uvas del tiempo, del gran poeta venezolano Andres Eloy Blanco.
Gracias por leer mi artículo.