¿Por qué se devalúa el bolívar? Respuesta ante la economía vulgar y los voceros de la economía

Domingo, 21/08/2022 07:43 AM

Con cierta sorpresa y dolor, hemos visto en Venezuela crecer la audiencia y vocería de la ideología económica neoliberal, contrariamente a lo que pasa en el resto del mundo; al tiempo que, se ha "coleado" entre ella, una tropa, un hatajo, una caterva… una muchedumbre de "economistas vulgares" haciéndole de comparsa. Es de esperar, que todos actúen inspirados en sus intereses mercantiles; tal y como, si son mínimamente coherentes, estarían obligados a reconocer. Así que, nos hemos sentido obligados a acudir en defensa de los intereses de los venezolanos y salir a darles respuesta, tal como el Quijote se sintiera obligado a reanudar las andanzas de "Caballero de la triste figura".

Vayamos al grano, ¿por qué se devalúa el bolívar? Puntualicemos, en la crisis capitalista global actual, los tipos de cambio internacionales se están moviendo y despreciando, notoriamente, lo hacen el dólar y el euro, pero también las monedas de países latinoamericanos vecinos, con los que Venezuela mantiene intercambios comerciales. En tal situación, es necesario, para una economía en recuperación como la venezolana, impedir que el bolívar se aprecie con respecto al dólar, al euro y, en general, las monedas de los países con los que comerciamos, pues, de otra manera, se provocaría el fracaso de, entre otras, la apuesta estratégica a favor del crecimiento de nuestras exportaciones y el aumento de la competitividad de la economía venezolana.

Economistas neoliberales y su caravana vulgar han acudido inmediatamente a echar la culpa al crecimiento (¿crecimiento real?) de la liquidez monetaria y del gasto público, suerte de mantra o cantinela usada por los economistas neoliberales para asustar al pueblo y descargar sus propias culpas en el origen de las crisis económicas de las naciones. Para desmentir a esta "cuerdita" de economistas neoliberales debería bastar referir la existencia de sueldos promedios muy bajos en Venezuela, menores que los de los trabajadores en gran parte del mundo y en algunos casos, excesivamente bajos; de tal manera, que no alcanzan siquiera a financiar las necesidades alimentarias de los trabajadores y sus familias. Por lo tanto, sólo con este dato, sería insuficiente cualquier presión que estos gastos y la cantidad de dinero circulante ejerzan sobre los precios de la economía; muy al contrario, los bajos niveles de demanda interna preservan una elevada capacidad ociosa entre las empresas y los sectores productivos de la economía venezolana.

Lo que sí está presionando sobre el tipo de cambio, ya lo hemos advertido en el pasado, es la concentración creciente del ingreso y la riqueza entre muy pocas personas, cuyos hábitos de consumo se orientan, fundamentalmente, a bienes de lujo importados (véase "Economía de bodegones"), demandando crecientemente divisas para este fin; al tiempo, que el exceso de ingresos de estos grupos o sectores sociales (su ahorro bruto, es decir, la diferencia entre su ingreso y su gasto) se destina principalmente al exterior ampliando su demanda de divisas.

Una tercera razón central que, en mi opinión, presiona sobre el valor del bolívar y la cotización de la divisa es la necesidad de ingresos fiscales, para cubrir las necesidades normales del presupuesto y gasto públicos. Y estas variables son absolutamente necesarias en cualquier estrategia nacional de estímulo del progreso económico y la justicia o equilibrio social; actualmente no son exageradas, sino más bien bajas, aunque siempre haya necesidad de asegurar la eficacia, eficiencia, efectividad y equidad social en la ejecución del mismo.

Estas son, en nuestra opinión, las principales razones que presionan sobre la cotización del tipo de cambio o valor internacional del bolívar; es decir, el precio del bolívar expresado en divisas, o monedas extranjeras.

Qué hacer ante esta situación, me parece que la política del gobierno de dejar que la moneda se deprecie en la medida que lo hacen las monedas de los países con los que comerciamos es correcta. Es una forma, además, de defender nuestras escasas reservas de divisas e impedir que nos provoquen una nueva crisis financiera por agotamiento de nuestra capacidad de pago externo.

Ahora bien, ¿qué hace falta? Hemos defendido y seguimos defendiendo la adopción de las siguientes medidas, a favor de la recuperación económica de Venezuela: primero y principal, un acuerdo social y político, a favor de la misma y solicitando unánimemente el cese inmediato de las "sanciones" económicas contra Venezuela (esto exige, a su vez, un amplio acuerdo económico y social). En segundo lugar, la adopción de una política sostenida de recuperación de los sueldos básicos y promedios en el país; actualmente en niveles inaceptablemente bajos. Es inadecuado, además. mantener la política de depreciación y devaluación del bolívar y simultáneamente no ajustar o recuperar el valor de los sueldos. Estas políticas deben estar acompañadas, obligatoriamente, por una reforma fiscal y tributaria progresivas, que paguen más impuestos, quienes ganan más; actualmente, no es así, sino lo contrario (como hasta Cantinflas reconocería) . Debemos poner el régimen fiscal venezolano al nivel de los más avanzados de la región (digo la región, no los países nórdicos, los que serían nuestro modelo en otras condiciones). El acuerdo social referido previamente, debe incluir un compromiso del sector empresarial en Venezuela a aumentar la inversión y revertir el ciclo negativo que han mantenido durante más de CUARENTA (40) años. Este acuerdo, debería igualmente incluir el compromiso del sector financiero a promover el crecimiento y ofrecer créditos, principalmente, al sector productivo.

La adopción de estas medidas, junto con un acuerdo general para reforzar la legitimidad y mejorar el desempeño de nuestras instituciones políticas y sociales complementaría el esquema de políticas, mejorando notablemente el ambiente y perspectiva de la economía venezolana. No tengo ninguna duda de ello, no importa los cuentos (una y otra vez fracasados) de la vocería neoliberal y sus huestes "vulgaris".

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