¡Basta ya de hipocresía empresarial!

Viernes, 09/09/2022 08:00 AM

No podemos dejar de aplaudir la forma como el gabinete económico y el Banco Central de Venezuela lograron detener la implosión cambiaria que se veía venir por el tema de las deudas pendientes de los trabajadores del sector educativo, que intentó ser aprovechada por la ultraderecha y partidos opositores menguados de gente para captar atención de los votantes en una víspera de lanzamientos a destiempo de candidatos presidenciales.

Ya cumplida dos semanas de ese conato de desestabilizacion, el tipo de cambio oficial se viene deslizando hacia el alza lentamente, llegando a 8 Bs/US$. Podríamos decir que se encuentra relativamente estable. Eso siempre hay que aplaudirlo, porque en una estabilidad cambiaria todos los actores se benefician: los empresarios, el Gobierno y la clase trabajadora activa y jubilada.

Lo que queda latente es la fase expost de esos días, donde el poder adquisitivo del trabajador menguó significativamente. Porque la gente de a pie sabe que los precios subieron, que las Empresas Polar subió el precio de los bienes y servicios de primera necesidad que ellos aún producen y dominan en el mercado, como por ejemplo, la Harina Pan, que subió su precio en dólares, y como consecuencia, también en bolívares.

Porque toda la población del país vio como los comerciantes mayoristas y minoristas subieron los precios cuando venía subiendo el dólar paralelo, luego lo siguieron subiendo cuando llegó a su techo y se contrajo, y ahora lo siguen subiendo una vez estabilizado el dólar paralelo y cuando sube el oficial sigilosamente.

Es un comportamiento maléfico que aún persiste en los empresarios mayoristas y minoristas desde hace más de 8 años, que nunca hará que la inflación baje a dos dígitos como meta para impulsar el desarrollo económico, a pesar de las series de medidas de estímulo, protección, incentivo material e independencia económica y financiera que ha ejecutado el Gobierno de Nicolás Maduro en los últimos dos años en beneficio directo del sector empresarial sean de izquierda, de derecha o apolíticos, como deberían de ser.

Y eso lo saben los empresarios, pero también lo sabe el resto de la sociedad trabajadora: que los objetivos y métodos de la política económica del Gobierno han cambiado radicalmente en búsqueda de la estabilidad política y económica del país.

Pero queda claro que, aún persisten muchas contradicciones o temores, entre ellos: un mayor avance hacia una economía de mercado pero que sigue obstaculizada por factores políticos e ideológicos ocultos; el miedo social a regresar a la "autodestrucción" económica vivida hasta hace tres años que nos llevó a la hiperinflación de 138.000%; el miedo a los levantamientos o revueltas políticas preelectorales inducidas desde el exterior; y la vuelta a la emigración forzada por el empobrecimiento colectivo.

Todo esto debe llamar la atención del ciudadano, que es el futuro votante, de identificar quiénes son realmente los que hacen daño, quién es el enemigo del pueblo.

¡Claro que queremos que la economía se estabilice!, que los campesinos, comerciantes y empresarios prosperen y algunos se hagan rico, pero también queremos que los trabajadores prosperen y recuperen su poder adquisitivo como hace 10 años atrás.

Pero para eso, es necesario dejar la hipocresía, de que algunos gremios se sienten en la mesa con el Gobierno bolivariano, reciban contribuciones, apoyo, protección y hasta concesiones económicas, pero al mismo tiempo andan manipulando y aumentado los precios de los bienes y servicios de primera necesidad para afectar, con fines políticos, al pueblo trabajador, es decir, al futuro votante.

¡Nadie se chupa el dedo! ¡Ay de aquellos que se lo quieran creer! ¡Basta ya de hipocresía empresarial!, que por culpa de ellos pagamos todos por igual.

Nota leída aproximadamente 2355 veces.

Las noticias más leídas: