INTRODUCCIÓN
Todo iba bien hasta septiembre de 2022. Ya había confianza entre los actores de la sociedad económica del país. Veíamos a Fedecámaras, Consecomercio, Venanchamp, a diputados de oposición y Gobierno, a críticos y radicales, a la CEPAL y hasta el Fondo Monetario Internacional, hablando bien de la economía venezolana. Del repunte económico para el 2022 y con buenos pronósticos para el 2023.
La mayoría decía que el PIB iba a crecer entre el 6% y 8%. Los más optimistas decían que crecería hasta un 12%. Que la inflación estaría por el orden del 150% y que el tipo de cambio se ubicaría en un tope máximo de 9 bolívares por dólar. Los más pesimista lo ubicaban en 10 a finales de año.
No solo eso, el país goza de una estabilidad política de las más envidiable de América Latina. Varios actores del sistema político venezolano sentados con el Presidente de la República. Incluso, algo inimaginable meses atrás: el Gobierno revolucionario sentado con la gente de Juan Guaido (ultra derecha) en una Mesa de Negociación con apoyo Internacional, que fueron los que pidieron sanciones e impulsaron los peores actos de conspiración contra Venezuela, convictos y confesos. Conversaciones que logro la firma de la liberación de US$3.000 millones de los más o menos US$ 25.000 millones retenidos por el imperio estadounidense y sus aliados en Europa.
Hemos visto al Banco Central de Venezuela inyectando dólares a la economía y la gran noticia del mes de noviembre: que Chevron firmó un acuerdo con PDVSA para vender petróleo al mercado de Estados Unidos por el orden de 200 mil barriles diarios.
Como vemos, los venezolanos estábamos disfrutando de una aparente recuperación económica que generaba cierta confianza en el sistema político nacional. Los únicos que se quejaban sin mucha incidencia política eran los trabajadores, militares, pensionados y jubilados por la continua perdida del poder adquisitivo acumulada de años atrás.
Pero de repente, en los últimos meses, el dólar paralelo comenzó a subir lentamente en la medida que el Gobierno de Nicolás Maduro se sentaba con todos los enemigos de la revolución para acordar la paz, sellar un camino de diálogo sincero, participativo y protagónico, que creara un clima de confianza para las venideras elecciones presidenciales del 2024. Incluso, con Juan Guaido en las calles haciendo campaña sin nada que temer.
Eso ocurría en un contexto donde el Banco Central de Venezuela ya había inyectado alrededor de 5.000 millones de dólares por medio de la banca pública y privada para alimentar la insaciable demanda de dólares de nuestra sociedad de los últimos meses.
Cabe señalar, que en el marco de ese clima de estabilidad política, de manera sigilosa pero sin pausa, alertamos que los bancos privados seguían pidiendo más y más dólares, y ellos mismos estimaban (informaban al BCV) que supuestamente, la gente lo estaba demandando a un valor mayor. Que por eso la cotización del dólar aumentaba a diario, devaluándose el bolívar lento pero sin pausa cada vez más. Esa es la política cambiaria que tenemos, donde la banca privada es la que determina el tipo de cambio.
No obstante, lo que se aprecia desde afuera del sistema monetario y cambiario, desde la calle, desde el pueblo, el comerciante y los trabajadores, es que el dólar paralelo es la que determina el comportamiento del tipo de cambio en nuestro país. Que no aumenta solo porque venía el fin de año como ciclo de alta demanda de divisas, sino porque hay un grupo de personas, enemigas del Gobierno y de todos los venezolanos, que quieren que este país vuelva a la instabilidad política, cambiara y a la hiperinflación que padecimos hasta hace 3 años atrás.
HAY UNA CONSPIRACIÓN ECONÓMICA DETRÁS DE LA INESTABILIDAD CAMBIARIA
Evidentemente, lo ocurrido los primeros días del mes de diciembre con el dólar paralelo y sistema cambiario oficial avalado por el BCV, puede llamarse "guarimba económica" o conspiración económica, que ha afectado no solo a comerciantes sino a las principales víctimas de la guerra económica que son los trabajadores, militares, pensionados y jubilados.
Porque nuevamente, el dólar paralelo se disparó de una manera irracional, sin explicaciones políticas alguna, ni de mercado, con un BCV inyectando dólares sin cesar, con conversaciones en mesa de diálogo, con los gremios empresariales opositores hablando bien de la economía, con un gobierno amigo en Colombia, etc.
En el último mes, es decir, desde el 09 de noviembre hasta el cierre del viernes 9 de diciembre, el dólar paralelo dio un salto del 76,25%, pasando de Bs. 10,36 a Bs. 18,26 por dólar. Mientras que el dólar oficial se incrementó en 60%, saltando de Bs. 8,93 a Bs. 14,25 por dólar.
Como se aprecia, la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo al cierre del viernes 09 de diciembre es de 4,13 bolívares, ampliándose la brecha, que hace un mes era de apenas 1,43 bolívares.
Cabe la pregunta, ¿Qué intereses ocultos o conspirativos está detrás de todo eso? ¿Realmente la sociedad venezolana está demandando más dólares para viajar, comprar bienes importados en el país o el exterior? ¿Hay una mayor demanda de divisas para ahorrar, para invertir, para pagar deudas concebidas en dólares? O, ¿lo que hay es una demanda con fines especulativo, de usura o conspirativos? ¿Quién está detrás de todo esto, se promueve desde afuera del país, o la conspiración viene de adentro del sistema cambiario?
La sociedad necesita saber la verdad.
LA ASAMBLEA NACIONAL DEBE INSTALAR UNA COMISIÓN DE LA VERDAD CAMBIARIA EN VENEZUELA
Lo más recomendable es que el Ejecutivo Nacional, la Asamblea Nacional, los Cuerpos de Inteligencia del Estado e instituciones de legitimación de capitales, entre otros, instalen una Comisión Especial para investigar con profundidad quiénes están detrás de esta conspiración cambiaria, que de manera evidente, tiene intenciones políticas. ¡Porque esto no se puede quedar así!
En ese sentido, la Asociación Civil Victimas de la Guerra Económica introducirá una solicitud formal ante la Asamblea Nacional para que se instale una Comisión Especial de la verdad cambiaria en Venezuela, esto con la finalidad de que se sincere y se haga público el funcionamiento del sistema cambiario venezolano cuya inestabilidad en los últimos 8 años ha generado secuelas económicas y sociales irreversibles en el tiempo.
Porque los venezolanos requerimos saber la verdad de lo que está pasando con el sistema cambiario nacional, quiénes promueven la política de persecución del dólar paralelo y quiénes están detrás de la desestabilización de los últimos meses.
Es necesario que se interpelen a todos los actores del sistema cambiario nacional, se revisen los ingresos y emisión de divisas, los demandantes y beneficiados, el uso dado a las divisas, se cuantifique la cantidad real de divisas que requiere la "pequeña" economía venezolana.
Deben interpelarse desde el presidente del BCV, todos sus directivos, a Sudeban, los presidentes de bancos públicos y privados beneficiados del otorgamiento de divisas en el último año, a las principales empresas privadas que han recibido divisas, que presenten en qué las han gastado, en qué han invertido ese capital para hacer crecer la economía.
Porque cualquier desviación de las divisas otorgadas para la usura, especulación, conspirar contra el abastecimiento, el acaparamiento, etc. son delitos sancionables en el Código penal venezolano y los responsables deben pagar ante la justicia por el daño ocasionado a la Nación.
En ese sentido, hay que develar la conspiración cambiaria porque de nuevo se le ha hecho un daño colectivo a la mayoría de los venezolanos.