Por qué Venezuela es la salvación de Occidente

Martes, 16/01/2024 07:08 AM

Aunque resulte increíble, esa "odiada" y "fea" Venezuela, puede terminar siendo la salvación de Occidente. Veamos. La semana pasada, la inflación en Estados Unidos volvió a subir. El dato anualizado alcanzó 3,4 %. Todavía la Reserva Federal (FED) está lejos de alcanzar su meta de 2 % anual. Este es uno de los principales factores que obligó a Washington a buscar una distensión con Caracas en los últimos años, en un sorprendente giro que dejó atónitos a muchos, con la sorpresiva flexibilización de sanciones petroleras y financieras en octubre de 2023.

Como se explicó en entregas anteriores, la política agresiva de aumento de tasas de interés tenía límites. También tenía doble propósito. Uno tenía que ver con desacelerar la inflación y el otro, evitar que el precio del petróleo se disparara en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania. Washington logró buena parte de su intención.

La recesión

En las últimas tres reuniones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC por sus siglas en inglés), se decidió pausar el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos. Estas quedaron en 5,50 %. En los mercados de fondos monetarios comenzó la especulación de que vienen ahora los recortes de tipos. Pero así como la FED tuvo que pausar la política agresiva, hay todavía dificultades para que las tasas de interés comiencen a ser reducidas. Esto sugiere que se mantendrán altas por más tiempo.

Lo anterior tiene su traducción. Si la FED comienza a reducir las tasas, esto debilita al dólar, lo que implica que los activos de riesgo aumenten. En el caso específico de Venezuela, el petróleo. Pero si las tasas se siguen aumentando, entonces no solamente se fortalece al dólar y el petróleo podría caer más, sino que con este se arrastra a otros sectores económicos porque se estimula una recesión. Para muchos especuladores, la recesión está en desarrollo, en lo que todavía no están totalmente de acuerdo es si será suave o fuerte.

Los banqueros y la pedofilia

Para marzo de este año, la FED comienza a agotar varios de sus fondos de liquidez. El saldo del Programa de Recompra Inversa (RRP) sigue en declive. El Programa de Financiamiento Bancario a Plazo (BTFP), concluye el 12 de marzo. Esto indica una caída de liquidez, lo que, junto con altas tasas, apuntan a una aceleración de la recesión a partir del segundo semestre de 2024.

Aún queda por determinar qué hará la administración Biden con el sector financiero. Ya se vio a Barack Obama emitiendo dinero para rescates en 2008, a cambio de reducir los privilegios del secreto bancario, con nuevas normas Basilea. En aquella ocasión, el petróleo llegó a $140. Así que, debido a las circunstancias actuales, más flexibilización cuantitativa para los banqueros, está descartada.

Esta vez es distinto y hay nuevos componentes. La semana pasada también se pudo ver cómo sobre el sector financiero ahora pende una espada de Damocles. La publicación de la lista Epstein, fue una seria amenaza. Vale señalar que Epstein construyó su isla para la pedofilia, apoyado por fondos de varios bancos norteamericanos, cuyos principales líderes estarían también incursos en la penosa situación. Así que la Casa Blanca podría decidir quiénes serían rescatados y quiénes no, en caso de una debacle.

La bendita Venezuela es la salvación

Pero todo lo anterior, ¿Qué tiene que ver con Venezuela? Mucho.

Se explicó que el mundo está sufriendo una nueva reconfiguración. Destruido el nexo energético entre Alemania y Rusia, por la guerra en Ucrania, tras los daños al gasoducto Nord Stream, ahora se pasó a un grave conflicto en el Medio Oriente. Todo ello tiene un aspecto en común: el petróleo y con este, el petrodólar. Venezuela está sentada sobre enormes reservas petroleras.

La crisis entre Hamás e Israel, obliga a Arabia Saudita a permanecer en la esfera del petrodólar. Esa crisis ahora está escalando y una de las rutas marítimas por la que alrededor 12 % del petróleo del mundo transita, está bajo fuego por los hutíes, aliados de Irán. Esto último está aumentando los costos de fletes y seguros.

Si se une toda esa crisis, junto a la situación financiera en Estados Unidos, se está en una especie de laberinto, cuya única solución para Occidente conduce a Venezuela y Guyana.

Ante la amenaza de una recesión fuerte en Estados Unidos, Washington tendría que girar en su política de tasas de interés, reducirlas y estimular la economía. Pero con la crisis en el Medio Oriente y las sanciones petroleras a Rusia, el precio del petróleo volvería a dispararse, al debilitar el dólar. ¿Cómo estimular la economía sin afectar mucho al alza el crudo? La respuesta es aumentar la producción de petróleo, para compensar con volumen. ¿Dónde? En Venezuela, país que posee reservas para satisfacer a EE. UU. y Europa al mismo tiempo. Además, el tránsito petrolero marítimo hasta EE.UU. es de apenas una semana y sin piratas en el mar atacando barcos. Esto hace que los fletes sean menos costosos y los seguros también.

No es lo que viene, ya está en desarrollo. En Venezuela se comienzan a ver los primeros efectos de la flexibilización de las sanciones. En el año 2023, el dólar en Venezuela aumentó 106 %. Pero llama la atención que, en el último trimestre, el aumento fue apenas de 4,75 %, lo que coincide con la distensión de las sanciones petroleras y financieras desde el pasado 18 de octubre, en el marco de las negociaciones entre Miraflores y la Casa Blanca. Esto deja claro que para Washington es prioritario contribuir a estabilizar la economía venezolana. En la crisis de los 70, Venezuela surtió de petróleo y gasolina al mundo, también en la Segunda Guerra Mundial, y no sería distinto ahora.

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