Por una política cafetalera en Venezuela

Sábado, 05/10/2024 07:04 AM

Quién esto escribe se considera un "hurgador de hemerotecas" en búsqueda de elementos bibliográficos que permitan interpretar el "desmadre" que ha significado la actividad cafetalera en Venezuela en los últimos cien años.

Esa búsqueda solo ha logrado ubicar un ejemplar bibliográfico que siendo editado por el Ministerio de Agricultura en el año 1964, en la autoría del colombo-venezolano y profesor ucevista Dr Jaime Henao Jaramillo titulado: "Política Cafetera Nacional"

Ha sido una regular norma escrita, única en el período 1930-2024, que al menos orientaba los grandes objetivos estratégicos de la caficultura venezolana.

Algo parecido se continúa anhelando por parte de los actuales caficultores de Venezuela.

El País, entiéndase el Estado, debe orientar esta actividad productiva no solo desde lo básico e indispensable como lo es la producción de semillas certificadas que garanticen la pureza sanitaria y la fidelidad genética.

Igual comentario puede hacerse en lo relativo a la certificación de los viveristas, un precio de venta que cubra los costos de producción, un Fondo de compensación para mitigar impactos negativos en épocas de bajos precios internacionales como siempre acontece en el café, además de los incentivos a la calidad diferenciada que producen algunos caficultores, una férrea aptitud del Estado frente a importaciones de café de mala calidad que afectan el sector cafetalero y una estratégica visión de mercadeo internacional de nuestro café que incluya el valor agregado del mismo.

No puede ser comprensible que tengamos más de doscientos años exportando café verde, materia prima, sin darle valor agregado. Eso se llama "miopía política" y pobre gerencia Estatal.

Ese mismo Estado venezolano debe abordar la amenaza potencial que en Venezuela significa el elevado costo de producción de un quintal de café, una vez que mejore nuestra economía, como se vislumbra lo hará ya eliminadas una buena parte de las sanciones económicas injustamente impuestas por los EEUU.

En el pasado (1990-2012, a exepción de los años 1997-1998) difícilmente pudo ser competitiva nuestra caficultura, pues el precio internacional no cubría nuestros costos de producción, e insisto, una de las variables que, además de otras, influye es una mano de obra costosa por nuestra condición de país petrolero.

Un Estado con petrodólares en abundancia presiona a lo interno para emplear en cuantía a una gran masa laboral con una buena remuneración, en consecuencia el sector agrícola venezolano debe acercarse a esos niveles para poder hacerse de esa mano de obra indispensable para el proceso agroproductivo.

Esta es una de las razones de una generalizada y pobre competitividad internacional de la gran mayoría de nuestros cultivos (incluido el café) que debe tener muy presente el Estado venezolano.

Aquella Política Cafetera Nacional con la que inicie éste escrito debe conocerse porque alguien pudiera interpretar que en Venezuela estamos "caminando a ciegas". Yo no conozco la Política Cafetera actual y soy Caficultor desde hace 26 años.

Quién esto escribe es Fitopatologo, y ya se rumora que nuestros únicos materiales biológicos nacionales tolerantes a la enfermedad "roya del café" (INIA 01, Monte Claro) ya quebraron su resistencia a la enfermedad.

No es posible que un País pretenda impulsar su caficultura con materiales foráneos procede ntes de otras naciones (Castillo, Cenicafe, Supremo, Tabi, Pacamara, Marsellesa, Catucai, etc). Eso no representa la seriedad de un Estado, ni de sus instituciones, ni de sus funcionarios.

Hay expertos que desde hace más de treinta años ya aseguraban que las mejores condiciones de latitud geográfica para la producción de un café de calidad en el mundo las podían ofrecer Venezuela y Colombia, obviamente esto lo entendió mejor Colombia que Venezuela. Y por parte del Estado venezolano se debería asumir el error, los acumulados por gestiones del pasado y por las correspondientes en los últimos 25 años por voluntad del mandato popular.

En el año 2008 asistí a un evento en Santa Bárbara de Monagas, allí nos correspondió colectivamente presentarle un resumen al Ministro de Economía Comunal, Pedro Morejon, sobre lo que era el deseo de una representación de caficultores venezolanos.

El talentoso Ing. portugueseño Rubén Ali Gozaine le hizo una brillante exposición a aquel Ministro en donde, tal vez emocionado, exaltó en demasía, a la caficultura costarricense que no fue del agrado de aquel Ministro que intespectivamente cortó aquella exposición para rechazarla porque según el aquellos costarricenses eran "esclavos" de la Starbucks "gringa".... Dijo, además, que la caficultura venezolana debíamos hacerla nosotros...

Aquello fue sorprendentemente trágico para mi pues lo decía un Ministro de un Gobierno que ya tenía diez años gobernando y no tenía una "directriz" para sus productores de café.

Increíble...

Respetuoso del profesionalismo de los representantes del Estado venezolano y del Ministerio de Agricultura, creo, aún no se sabe por dónde y para dónde va nuestra caficultura.

No existe nada escrito.

Lo único que conozco (y que aún reposa en mis manos) de estos 26 años es el Plan Especial Café "Vuelvan Caras N 1, y solo era un Plan a tres años, que pese a la inversión de 700 millones de dólares no pudo incrementar la productividad en un 50 por ciento.

Pudiera seguir escribiendo, ideas, argumentos, críticas, desilución y un inconmensurable sentimiento de incredulidad, y mis lecturas, son la mejor de mis herramientas para debatir en lo escrito, pero no les fastidiaré la paciencia a mis lectores.

Gracias por su tiempo.

Sigo, pese a todo, esperanzado en un cambio de aptitud y en la construcción colectiva de esa necesaria Política cafetera que tanto anhelan los productores de café y la Nacion en general.

Mientras tanto, sigo en mi parcela, llevando sol, llevando agua y produciendo café, sin rumbo y sin orientación alguna de mis representantes nacionales.

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