Se puede combatir los efectos del dólar paralelo

Domingo, 03/11/2024 05:10 AM

Como cualquier problema en el ámbito económico de un país, las distorsiones que genera la publicación paralela del valor del dólar en el mercado de divisas venezolano, tienen solución. Pero la efectividad de la solución va a depender de la correcta caracterización del problema.

Los analistas económicos de la oposición venezolana, siempre han enmarcado el precio publicado por las páginas del dólar paralelo dentro de un desequilibrio entre la oferta y la demanda de dólares; también éste ha sido el discurso de algunos economistas que se autoperciben de izquierda.

Sobran las investigaciones y análisis que develan que el precio publicado por las páginas del dólar paralelo es absolutamente arbitrario y que no tiene ningún elemento técnico medible o verificable (precisamente porque es arbitrario). No nos desgastemos más en ese análisis. Veamos la razón por la cual no tiene sentido que el sistema de precios en Venezuela se distorsione por lo que publican esas páginas.

Lo que más le preocupa a los venezolanos, cuando sube el precio del dólar paralelo, es que termina arrastrando al precio del dólar oficial y eso se traduce en una inflación casi inmediata, con la consecuente pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.

¿Por qué el precio del dólar paralelo no debería afectar el sistema de precios y menos arrastrar al dólar oficial?

Todos debemos saber que la economía venezolana está oligopolizada, y en determinados rubros está monopolizada. En términos generales, eso significa que son pocos los que dominan la oferta en nuestro mercado nacional. Esos que dominan la oferta en el mercado nacional, son los mismos que reciben la mayor cantidad de dólares en las mesas de cambio al precio publicado por el Banco Central de Venezuela (BCV). Si el precio del dólar paralelo se eleva lo que sea, a esos grandes productores, importadores y distribuidores no los afecta en nada porque ellos adquieren los dólares en las mesas de cambio, en consecuencia, la subida del precio del dólar paralelo no afecta su estructura de costos, razón por la cual no deberían incrementar el precio de los rubros que ofertan. Al ser ellos los que dominan el mercado y al no verse afectados por las publicaciones del dólar paralelo, no debería distorsionarse el sistema de precios en nuestro mercado nacional; vale decir, no debería generarse inflación.

¿Qué está pasando entonces?

Son varias las cosas que pueden estar pasando:

  1. Los oligopolios que reciben la mayor cantidad de divisas de las mesas de cambio, aprovechan las publicaciones del dólar paralelo para ganar más por varias vías: venden más caro sus productos, alegando que subió el precio del dólar y como el BCV no publica la lista de quienes reciben dólares, los clientes de los oligopolios no saben que el dólar paralelo no afecta a su proveedor y eso provoca un efecto cascada y genera inflación. Otra es que sean los mismos oligopolios quienes están detrás de las páginas del dólar paralelo y no sólo suben los precios de sus productos, sino que además revenden parte de los dólares recibidos, calculando ellos mismos el margen de ganancia para subir el precio del dólar paralelo y así ganan más también, con poco esfuerzo. Además de calentar el clima político, porque saben que el gobierno está reacio a subir los salarios.

  2. El BCV, tiene varios años con una política de contracción de la liquidez en bolívares, para reducir, de esa forma, la demanda y controlar así la inflación. En ese sentido, seguramente aprovecha el impulso del dólar paralelo para subir el precio de los dólares ofertados por el Estado y de esa forma recoger más bolívares en cada venta de dólares; bolívares que no vuelven a circular en el mercado; como se puede evidenciar al contrastar la cantidad de dólares vendidos en las mesas de cambio cada año, con la liquidez (M2) que publica el BCV al cierre de cada año. Ahí nos damos cuenta que aparecen menos bolívares de los que debería haber.

El punto es que, más allá de los motivos que tengan unos y otros para subir o aprovecharse del precio del dólar paralelo, lo cierto es que los más perjudicados somos, el llamado pueblo de a pie.

¿Cómo resolver ese problema?

La respuesta está en una acción que, lamentablemente, ha ido perdiendo vigencia en Venezuela, inexplicablemente, me refiero al CONTROL.

Cómo es posible que la gran mayoría de los dólares que oferta el BCV, lo reciban las empresas que dominan la oferta de bienes y servicios en Venezuela y que ellos suban los precios de sus productos cuando sube el dólar paralelo; siendo que ellos SIEMPRE adquieren dólares al precio BCV; pero pareciera que nadie los controla.

Si bien el BCV no publica la lista (por las razones que sea) de quienes reciben los dólares del Estado, para que el pueblo tenga posibilidad de ser él mismo quien controle a los especuladores, al menos deberían darle esa lista a la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE), para que ellos le hagan seguimiento y control a toda la cadena de comercialización y llegar al especulador.

No podemos seguir permitiendo que la virtualidad se imponga sobre la realidad. Si la mayoría de los dólares que se ofertan en el mercado de divisas, son ofertados por el BCV a un determinado precio, quienes adquieren esos dólares no deben revenderlos más caro (porque además se supone que los adquirió para producir y no para revender) y tampoco el precio del dólar paralelo podría ser la excusa para subir el precio de lo que ofertan.

El CONTROL caracteriza a toda sociedad civilizada, a toda economía sana y a todo Estado fuerte. El descontrol conduce al sálvese quien pueda, a la barbarie, al salvajismo; porque donde no existe CONTROL, impera la anarquía, y donde hay anarquía desaparece el Estado.

Nosotros hemos propuesto la indexación como un mecanismo para neutralizar los efectos de la especulación generada por la utilización del dólar paralelo como referente. Pero es hora de atacar el problema de raíz. Controlando la especulación de quienes dominan el mercado nacional y reciben dólares del estado, resolvemos la diatriba entre lo virtual y lo real.

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