Lula después de haber disparado plomo a mansalva contra la revolución bolivariana y soltando a diestra y siniestra cualquier argumentación, luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio pasado; donde salió reelecto el presidente Nicolás Maduro; triunfo que fue avalado mediante una sentencia firme del Tribunal Supremo de Justicia. Lula en esos momentos llamó a desconocer el triunfo y posteriormente se convierte en una piedra de tranca para obstaculizar el ingreso de nuestro país a los BRICS en Kazan, lugar donde se llevo a cabo su XVl Cumbre de los BRICS. Con esta decisión, como dicen en criollo; le metieron una puñalada trapera a nuestro país, que prácticamente tenía asegurado su ingreso a este prestigioso organismo.
Con este engorroso paso, es nuestra apreciación, lo que buscaba el presidente brasilero, era coquetear con el gobierno gringo, buscando que lo absuelvan de los pecados del pasado, por sus cercanías con los gobiernos progresistas de América Latina; teniendo como punta de lanza a Venezuela. Aquí descargo toda su arrrechera como dijo el candidato aquel. En dos palabras; pretendía acercarse a Washington y limar las asperezas, que en momentos las relaciones se vieron perturbadas. Ahora Aparece otro Lula; tratando de enmendar la plana; con unas declaraciones que han sorprendido a muchos y que nos recuerda la expresión aquella del ex presidente Luis Herrera: "Tarde piaste pajarito". Señalando que: "He aprendido que hay que ser muy cuidadoso, cuando se trata de otros países y otros presidentes. Maduro es un problema de Venezuela, no un problema del Brasil". También hizo hincapié, que no tiene derecho a cuestionar decisiones de otras Cortes Supremas. Ni quiero discusiones con Nicaragua, Venezuela u otros países. Con este viraje del presidente Lula, nos pone sobre la marcha, que las presiones son muchas en ese gran país y no está en condiciones para estar montando frentes; además la geopolítica no se hace lanzando manotazos a lo loco.