En el artículo "Metiendo casquillo...", José Manuel Rodríguez nos coloca en un diálogo imaginario entre el ministerio que ordenó las privatizaciones y el poder comunal. Como argumento principal el representante del ministerio maneja la idea de la incapacidad de los trabajadores para llevar adelante la producción de cualquier empresa, la corrupción, la flojera, todos los prejuicios burgueses para justificar la propiedad privada de los medios de producción. Nosotros creemos que está cerca de la verdad, sin embargo esas son las razones comunes, las de peso tienen que ver con la incapacidad del grupo gobernante de hacer posible cualquier política de Estado con eficiencia, que no sea la represión policial,... mucho menos una revolución socialista, por eso entrega la economía y todos sus procesos a manos privadas.
Fácil darles la espalda a los más pobres, dejarse comprar por un buen sueldo, un buen bono, un contrato y quitarles la oportunidad a las mayorías, de trabajar y construir, todos para el bienestar de todos.
Somos chavistas, no maduristas. Los maduristas traicionaron a Chávez, conscientes o inconscientemente, si es que cabe esa inconsciencia cuando hay mucha gente soportando necesidades, carencia de alimentos, salud y educación. En un segundo plano, lo que pasa en el país es responsabilidad de todos, sea lo que sea que creamos que pasa. Si es una conspiración de la derecha y el imperio, las sanciones y el bloqueo, es responsabilidad de los que abandonaron la lucha por el socialismo y se sienten víctimas; si es una traición madurista a Chávez y al socialismo, los que abandonan la lucha porque se sienten cansados o confundidos.
Ahora mismo una gran contradicción devela la hipocresía del madurismo; organizan un congreso del poder comunal y al mismo tiempo privatizan 350 empresas en Guayana, se descubre la farsa del poder comunal el cual solo sirve de mampara para entregar toda la economía a los privados y dejar el gobierno como fiscalizador de la rebatiña, como una alcabala burocrática, y como cuerpo policial represor.
¿Cómo es posible que nadie de esa publicitada "alianza histórica de las generaciones", no haya dicho nada de esta entrega descarada de empresas del Estado a privados, OBVIANDO al mentado "poder comunal"? ¿Dónde están los socialistas, jóvenes y viejos? ¿Acaso no sienten vergüenza? ¿Los políticos, los teóricos, académicos, los cantautores, cultores, escribidores de oficio, por qué no hablan de eso? Si las empresas públicas no funcionan el único responsable es el gobierno, son Maduro y sus ministros los únicos responsables (en ese orden), sus asesores y cómplices de la AN y demás poderes (más que inútiles para construir socialismo, o algo parecido). Los obreros no son genéticamente corruptos, flojos o ineficientes, son obreros, son trabajadores que reciben órdenes y toman ejemplos de sus jefes; cuando son malos y los denuncian o protestan, son terroristas conspiradores y van presos.
En el capitalismo la verdad es peligrosa, subversiva, por eso se la persigue, y se disimula detrás de la ambigüedad. No puede haber un Estado comunal socialista en medio de una economía privada, sin leyes y normas, liberada de todo tipo de control, a menos que sea solo en el papel, o no sea socialista… Pero parece que estos discursos, que vuelan con un soplo, en el mundo de la izquierda difusa, y "colocada" en el gobierno, nada importa, lo urgente es sostenerse y conservarse en un mundito de ventajas, y el resto que se joda.
La superficialidad y la inmediatez es lo que ha vencido a este pueblo, el desgano. Chávez nos enseñó que otro orden y que una revolución es posible, que el socialismo existe, no el real, sino el verdadero, el que se impone como una idea rectora para liberarnos del capitalismo, un compromiso personal que se hace social; falta sacudirnos la modorra, el miedo y CREER EN LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA. Necesitamos a Chávez, necesitamos ser Chávez. Conformarnos con lo peor es miserable.
¡HACE FALTA Chávez!