Y finalmente llega diciembre al país de la farsa y del disimulo que ya desde hace mucho el maestro Cabrujas magistralmente retrataba en sus crónicas.
Mientras unos tercamente insistían en que había que festejarlo antes del tiempo cronológico correspondiente, la polaridad opuesta parece que preparaba un Plan para que no se celebraran las navidades. Por otro lado, las grandes mayorías ahorcadas por la realidad económica de un dólar que mantiene una carrera que emula al Thoms Hanks de Forrest Gump, no tienen como disimular la tragedia cotidiana que viven.
Los empelados públicos, junto a los pensionados del país, este fin de año vuelven a comerse las verdes porque desde octubre, con la farsa de la celebración decembrina, recibieron a cuenta gotas los “pírricos” ingresos extraordinarios correspondientes a los aguinaldos.
Pero según el Presidente de Fedeindustria los trabajadores públicos y privados están equiparados en lo que a ingresos se refiere. Con supuestas ventajas para los servidores públicos porque solo estos reciben Claps. Y nadie recibe menos de $200 mensuales (así que dejen el disimulo).
En artículo anterior decía que quizás el Sr Camacho estaba aspirando hacerse Ministro, al enterarme que es un Diputado de la República, entiendo porque defiende con tanta firmeza y ahínco las políticas laborales del gobierno. Pero la verdad es que no cabe esperar nada distinto de algún vocero gubernamental.
Cierra este año 2024, que según los jerarcas del disimulo y la farsa, muestra uno de los índices de crecimiento económico envidiables para muchos, sin pena ni gloria para los trabajadores que perdieron el salario, las prestaciones sociales y beneficios contractuales derivados de Contrataciones Colectivas.
Nuestro país se ha modernizado y así como después de la COVID19 se impuso, en el mundo entero, un modelo económico y social que desfavorece a los trabajadores en general, en este país desde 2014 se comenzó a ensayar el modelo, contando con la presión que vía sanciones económicas impusieron los gringos. (Contando siempre con sus cómplices internos)
Pero a las adversidades que nos ha supuesto la dura realidad la respuesta magistral que hemos dado no es otra que la del disimulo.
Ante el casi colapso económico inducido y la hiperinflación devenida la respuesta fue comenzar a pagar bonos en lugar de salarios y mientras con estas políticas el gobierno simula que protege al pueblo y a los trabajadores, el pueblo simula que se siente protegido y amparado. En un país donde la cesta básica sobrepasa los $500 mensuales, la mayoría de los venezolanos no tienen otra alternativa que simular que es normal sobrevivir con $140 mensuales y pensiones que no superan los $60.
Mientras los históricos enemigos de la Patria simulan que les importa el país y su destino y no dejan de soñar con desempeñar mejor su papel de lacayos imperiales al servicio de intereses foráneos. Por otro lado, los herederos del Legado simulando que les importa el legado y el pueblo, aplican políticas como la de bonos y el reparto de migajas que simulan ser inclusivas, distributivas y favorables a las mayorías.
Así que ahora que diciembre ya llego invitamos a la clase trabajadora a seguir disimulando que al cierre del 2024 no pasa nada, ya anunciaran, con bombos y platillos, las rumbas del fin de año, con artistas internacionales y demás y a goza mi gente.