27.05.20 - Mientras muchos países buscan reducir el efecto que tendrá la pandemia por COVID-19 en la economía, las finanzas de Venezuela desde hace tres años hacen frente a algo peor: las sanciones de Estados Unidos y sus aliados, dijo a Sputnik el constituyente y exministro de Comercio Exterior, Jesús Faría.
"¿Son peores las sanciones o la pandemia para el desarrollo económico social del país?, no me cabe la menor duda de que las sanciones han impactado en una forma muy dramática, superando ampliamente los efectos que pueda haber ocasionado (o esté por ocasionar) la pandemia", indicó Farias, vicepresidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional Constituyente (integrada solo por oficialistas).
El especialista en economía internacional, egresado de la Universidad Central de Venezuela, señaló que en los últimos tres años su país ha dejado de percibir más de 115.000 millones de dólares, lo que incluye cuentas y activos congelados y expropiados, y la caída de la producción de crudo.
"Incluye la caída de la producción petrolera por toda la agresión que ha sufrido nuestra industria, por los obstáculos que se han puesto al comercio internacional al financiamiento externo y todo el resto de consecuencias que se desprenden del bloqueo (…) Eso es una dimensión colosal que supera amplísimamente al tema de la pandemia", agregó.
En las calles de la capital venezolana y de estados del interior del país se nota el deterioro en servicios básicos, transporte público e hiperfinflación, para Faria todo tiene "su raíz en el bloqueo impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos".
¿Por qué PDVSA?
Desde 2017 comenzaron las sanciones directas contra Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), pero ya antes, todos los presidentes o ministros de petróleo designados por el presidente Nicolás Maduro fueron colocados en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, lo que complicaba las operaciones de la industria.
A ello se suman escándalos de corrupción y que, a finales de 2014, el sector petrolero se vio afectado por una de las mayores caídas en 20 años, pasando de 100 dólares por barril a entre 18 y 25 dólares, lo que derrumbó los ingresos de Venezuela.
La sanciones de 2017, cuando el precio de crudo finalmente comenzó a estabilizarse fueron directo al corazón de la economía venezolana, que históricamente ha dependido casi en 99% de los ingresos que genera el petróleo, siendo la nación con las mayores reservas probadas del mundo de crudo extrapesado.
Venezuela depende del curdo para garantizar divisas para la importación y cumplir con pagos internacionales, además, sus ingresos fiscales provienen en gran porcentaje de lo que produce la industria petrolera.
Por ello, el deterioro en Venezuela de las condiciones de vida, explica Faría, obedece no a la pandemia, sino a las sanciones.
"En mejores condiciones hubiéramos podido reaccionar de una manera más sólida frente a la pandemia y en mejores condiciones hubiéramos podido proteger mucho mejor a nuestra población de los efectos económicos globales, aun así se hace un gigantesco esfuerzo para atender las necesidades de alimentación, de ingresos, de salud, de educación, de servicios públicos básicos a nuestro pueblo", sostuvo.
Sin el bloqueo
Faría opinó que si el bloqueo de Estados Unidos no se hubiese arreciado en 2017, su país tendría igual complejidades sanitarias y debería afrontar los impactos de la crisis global, pero no sería una de las naciones más vulnerable ante la pandemia como considera lo es en este momento.
"Venezuela recibe un impacto muy importante, será una de las economías más vulnerables frente a las consecuencias que ha generado del el punto de vista económico el COVID-19, pero porque ya estaba afectada en gran magnitud por las sanciones", indicó.
Sin embargo, la Casa Blanca, dijo el constituyente, sabe que "agudizando las sanciones pueden agudizar la precarización de nuestras condiciones para el combate de la pandemia y lo hace de la manera más desalmada, inhumana y miserable".
¿Qué hacer?
Las proyecciones del Fondo Monetario Internacional indican que el mundo afrontará la mayor recesión económica después de la pandemia, incluso superior a la de 1929.
Todo lo que ha provocado el nuevo coronavirus ha impactado en la demanda de petróleo, y su caída provoca inmediatamente una depresión de los precios, lo que hunde más la economía venezolana.
Vital en este momento será, agregó el constituyente, la administración planificada de todos los recursos para mejorar dentro de lo posible los servicios básicos para la población: agua, gas, electricidad, transporte público, comida, salud, alimentación.
Para la recuperación resultará esencial establecer una relación con el sector privado que domina entre el 65 y el 70% de la economía.
"Es complejo por los efectos del bloqueo económico, pero siempre habrá un espacio para captar recursos, tenemos que hacer un esfuerzo superior para construir un marco que permita aprovechar las ventajas comparativas de que dispone nuestro país para atraer inversiones", apuntó.
Aunque es consciente de que la economía mundial está en recesión, y de que hay un repliegue de todos los planes para la inversión, cree que en el capital privado hay una vía para en el mediano plazo "ir saliendo de la crisis muy grave en la que está Venezuela".
En cuando a los servicios básicos señaló que hay decisiones que se pueden adoptar en lo inmediato y otras que tendrán que esperar, pero opinó que ambas pasan por migrar a un modelo de gestión en el que las inversiones sean más eficientes en el menos plazo y con el mayor rendimiento posible, y sin cerrarse a la participación del sector privado.
A juicio del economista, Venezuela no solo no dispone de los recursos indispensables para la inversión en ese sector, no solo por los recursos sino por la negativa en mercados internacionales de contratar con el Gobierno para la venta de maquinarias, repuestos o servicios.